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La escasez de chatarra, clave en la elección de la ruta para reducir las emisiones de Arcelor

La alternativa elegida eleva la inversión a casi 1.000 millones, pero supone mayor recorte de CO2 con menor dependencia del residuo férrico

La factoría de ArcelorMittal en Gijón. | Julián Rus

ArcelorMittal descarbonizará la cabecera siderúrgica asturiana con la innovadora ruta que combina una planta de reducción directa de mineral de hierro (tecnología DRI) con hidrógeno verde y un horno de arco eléctrico alimentado con energías renovables. Es la opción más cara entre las que se barajaban para sustituir al horno alto “A” de Gijón, pero también la que garantiza un mayor recorte de emisiones de CO2 para la siderurgia asturiana. Además, tiene otra ventaja sobre la otra vía que se exploró, que era la de instalar únicamente un horno eléctrico alimentado exclusivamente con chatarra, y es que la disponibilidad de ese residuo es limitada y se espera que la actual escasez se prolongue.

El presidente ejecutivo y el consejero delegado de ArcelorMittal, Lakshmi y Aditya Mittal, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, firmaron el pasado martes en Gijón una manifestación de interés que contempla una inversión de 1.000 millones en tecnologías para la descarbonización de la cabecera siderúrgica de Asturias. Se prescindirá de uno de los dos hornos altos, el “A”, y de un sinter de preparación del mineral de hierro, el “b”, y en la acería de Gijón se instalará un nuevo horno de arco eléctrico híbrido que consumirá energía renovable y que utilizará como materia prima chatarra y, sobre todo, prereducidos de mineral de hierro que se fabricarán en una nueva planta que se construirá junto a la acería de Veriña. Esa planta aplicará la tecnología de reducción directa del mineral de hierro (DRI), ya madura en el sector, pero como novedad utilizará como combustible hidrógeno verde –el obtenido a partir de energías renovables–, con lo que no habrá emisiones de CO2.

La demanda

Con los prereducidos la necesidad de chatarra será muchísimo menor que si se hubiera optado por la solución del horno de arco eléctrico alimentado solo por el residuo. En la presentación de la ruta que ArcelorMittal ha elegido para descarbonizar la siderurgia asturiana se destacó que “no existe suficiente chatarra en el mundo para producir el volumen de acero que la sociedad demanda”. Hay que tener en cuenta que para cumplir los objetivos de descarbonización que se ha fijado la UE y que han asumido empresas como ArcelorMittal será necesario ir cerrando líneas de producción de acero que siguen la ruta del horno alto alimentado con mineral de hierro y carbón, y de los convertidores para solidificar el arrabio. Eso producirá un trasvase de producción desde la siderurgia integral, como la que aún hay en Asturias, a la basada en hornos eléctricos y eso incrementará la demanda de chatarra.

Actualmente ya hay escasez de chatarra, aunque está relacionada con motivos coyunturales. Se debe al descenso de actividad industrial durante la pandemia y a la reducción del achatarramiento de vehículos por la reducción de matriculaciones.

Debido a la pandemia, el consumo de chatarra también se redujo en las plantas siderúrgicas españolas durante 2020. Según datos de la patronal Unesid, la industria siderúrgica recicló 9,1 millones de toneladas de chatarra para introducirlas en el circuito económico como productos siderúrgicos tras su transformación. En 2019 habían sido más de 10,6 millones de toneladas de chatarra férrica. En ese año, el 69% de la producción total de acero en España se realizó en los hornos de arco eléctrico (ruta eléctrica), lo que supuso un aumento de su peso en más de 3 puntos porcentuales en relación con el del año anterior. La chatarra es la materia prima más utilizada en la veintena de acerías españolas. Se utiliza en la ruta eléctrica, pero también en mucha menor media en la ruta integral (hornos altos). El 10% del consumo corresponde a la siderurgia integral asturiana, que la utiliza como material refrigerante.

Con el nuevo horno de arco eléctrico híbrido que se construirá en Gijón habrá un aumento de consumo de chatarra (mucho menor del que habría si no se apostara por construir la planta de DRI) que también tendrá influencia en los tráficos de mercancías, principalmente en el puerto de Gijón. Esos nuevos tráficos pueden compensar en parte los que se perderán con la rebaja de producción de acero debido al cierre de horno alto “A”, que tendrá afectos en la acería de Avilés al reducirse su disponibilidad de arrabio.

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