España y Asturias se enfrentan a un “reto desafiante” para el aprovechamiento de los fondos europeos de reconstrucción que el país va a recibir –en el caso de cumplir los hitos y reformas comprometidos con Bruselas– por un monto de 70.000 millones entre 2021 y 2027. Asturias se juega en ello “su futuro” y el riesgo de quedar relegada “a la cola” de no aprovechar estos recursos, según los autores de un estudio sobre la absorción de los fondos estructurales en España en el periodo 2014-2020: Susana Solís, eurodiputada asturiana de Ciudadanos; Fernando Méndez-Navia, director de la consultora asturiana Dex, y los profesores de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo Manuel Muñiz, José Alba y David Matesanz. En el mismo sentido se expresó el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres, que actuó como anfitrión en la presentación del estudio. “No podemos permitirnos perder ni un euro”, expresó Solís.
Los autores del informe alertaron de que España ha sido muy eficaz en el pasado en la inversión de los fondos estructurales europeos cuando se dirigían fundamentalmente a infraestructuras y obra pública, pero mucho menos cuando, como ocurre ahora, los nuevos fondos que movilizará la UE para el conjunto de Europa por un importe total de 750.000 millones (de los que España podrá obtener 70.000 millones como recursos a fondo perdido y otros 70.000 millones como préstamos a muy bajo interés) ya no podrán destinarse a ese fin sino a proyectos transformadores, innovación, transición energética y digital, lo que exigirá el concurso de la capacidad de propuesta de la iniciativa privada y no sólo de la pública.
“Tenemos un déficit importante de esfuerzo innovador”, cuya mayor capacidad se concentra en las regiones más desarrolladas y con mayor renta per cápita, como País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña, “sobre todo por el esfuerzo privado”, señaló Méndez-Navia. El informe sitúa a Asturias en el puesto decimosegundo por gasto en innovación y desarrollo hasta 2019.
El estudio constata que “en la nueva prioridad de investigación y desarrollo” Asturias ha tenido “unos niveles muy bajos de ejecución” hasta 2020 en el plan Feader (0,6%) mientras que en el programa Feder alcanzó el 33%.
La eurodiputada Susana Solís consideró que a “Asturias le falta una estrategia a largo plazo”, que determine “dónde y en qué sectores estratégicos queremos posicionar a la región a veinte años vista”. En general, en España “falta una mirada larga, más allá del ciclo electoral”, dijo Matesanz, aunque hay regiones españolas que tienen proyectos a más largo plazo, señaló Alba. Para Muñiz, los recursos deben concentrarse en aquellos proyectos que “incrementen el potencial de Asturias”. Todos pusieron de manifiesto que ya no son necesarias más infraestructuras porque la dotación es alta en relación a otros países.
La ejecución de fondos estructurales europeos fue muy alta en España hasta en 2008, pero “se desplomó cuando cayó la inversión pública por la crisis financiera”, según Matesanz. Entre 2014 y 2020 sólo se gastó el 50% de los fondos europeos, “nos han dado tres años de gracia”, y ahora a esos recursos a gestionar se suman los fondos ordinarios del periodo 2021-2027 más los 70.000 millones del plan de recuperación, indicó Solís.
La eurodiputada señaló que debería reforzarse la Administración para que pueda canalizar un volumen tal de recursos. “El reto es mayúsculo”, expresó Méndez-Navia, “y hay que tomar conciencia de ello”. “Desde 1989 España recibió 140.000 millones de las políticas de cohesión europeas y ahora habrá que tramitar 70.000 millones en tres años de programación y en otros tres de ejecución”, argumentó.