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La industria alerta de una oleada de paros de producción por la “pesadilla” de la luz

Las electrointensivas avisan que los costes no bajarán hasta mediados de 2022 y estiman que la subasta estabilizaría la mitad de su factura

Un detalle de la planta de Olabarría en la que Arcelor planea hacer recortes de producción por los altos precios de la luz. | E. P.

Sin medidas inmediatas “la pesadilla” de los altos precios de la luz durará hasta, por lo menos, mediados del año que viene. La voz de alerta la da Fernando Soto, secretario general de Asociación de Empresas de Gran Consumo (AEGE), que defiende que el Gobierno, con voluntad, puede acabar con el problema del sobrecoste energético, en cuestión de horas. ¿Cómo? Fomentando los contratos bilaterales que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, pretende facilitar entre las eléctricas y las grandes industrias para garantizar una mayor estabilidad en la factura. De no tomarse medidas ya, de forma inmediata, Soto ve inevitable que más industrias comiencen a anunciar paradas y cortes de producción. Las previsiones de la gran industria de que el precio de la luz no bajará a corto plazo está basada en los mercados de futuro que siguen apuntando hacia arriba, señala Soto. A una escalada que parece imparable. Contundente, el portavoz de la patronal asegura: “Con estos precios no se puede trabajar”.

Por eso, las empresas electrointensivas (los grandes consumidores de energía) –entre las que se encuentran ArcelorMittal y Asturiana de Zinc (Azsa)– quieren poner en marcha su propia subasta de energías renovables. Ayudaría a solucionar en parte el problema, señala Soto. Tanto que “podría darle estabilidad a entre un 40 o 50% de la factura de estas empresas”. Y explica: “A cambio, mediante ese acuerdo, nosotros ayudamos a financiar proyectos de energías renovables”. Las dos partes ganan. Ya están hablando el asunto con las grandes asociaciones de energías limpias. La estimación es que esa primera subasta pueda realizarse a lo largo de 2022. “Esperamos que de esta forma podamos conseguir un precio competitivo”, asegura Soto. El representante de las grandes empresas señala que para el año 2022 solo tienen firmada el 9,5% de la electricidad a través de contratos fijos, por lo que las subastas servirán para subir ese porcentaje “poco a poco” en función de las necesidades de cada empresa.

Esa es la bala que guarda en la recámara esta organización para intentar meterle un tajo a la factura de la luz, porque el presente, aseguran, “es desolador”. La cascada de parones de producción para sortear el aumento de los costes será inevitable, augura la patronal. “Ya nos están llamando algunas compañías para comunicárnoslo”, recalca Soto. Hasta ahora han anunciado paradas productivas a causa de la carestía de la electricidad la siderúrgica Sidenor, Fertiberia en Huelva y Ferroatlántica en Galicia y Cantabria, y Asturiana de Zinc ha comenzado a desplazar producción de las horas pico (más caras) a las horas valle (más baratas). A ellas se une ahora ArcelorMittal, que tiene en estudio recortar la producción de su planta de Olabarría (en Guipuzcua).

Mientras las posibles soluciones llegan, las compañías comienzan a “pasarlo mal”. Soto afirma que “con estos precios no se puede trabajar”, e insiste en que ya se comienza a notar un bajón de la actividad para hacer frente a la fuerte subida de los costes energéticos. Por eso asegura que es urgente que el gobierno tome medidas de “forma urgente”. La última propuesta presentada por la ministra Ribera para potenciar contratos bilaterales entre eléctricas y grandes empresas le suena bien al sector. Tanto que lo ven como una posible solución a sus problemas. “El de potenciar ese tipo de contratos es una de las demandas del sector y si hay voluntad puede hacerse de forma inmediata, solo hace falta un acuerdo con las eléctricas”, asegura. Y explica, además, que sería una oportunidad para acercarse a otros mercados energéticos europeos en los que las grandes compañías están acostumbradas a firmar contratos bilaterales que les dan una mayor estabilidad en su factura de la electricidad. “Esa es la gran diferencia que tenemos con el resto de competidores”, asegura.

Las industrias españolas pagan unos precios por la luz que están muy por encima de los que se abonan en Francia o Alemania, los dos competidores directos de España. Según las cuentas que maneja la asociación, el sobrecoste que llevan pagado ya las electrointensivas por su factura de la luz alcanza los 1.500 millones. Esto, de acuerdo con sus cálculos, supone que en España se paga un 150% más que en Francia y un 46% más que en Alemania. En 2019, ese diferencial estaba entre 20 y 25 euros por megavatio hora, por lo que para AEGE la situación “ha empeorado notablemente” y lo sigue haciendo “cada día”.

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