El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, recibió con resignación la lentitud de la Unión Europea para diseñar una respuesta “contundente” que permita responder con ambición a la escalada de los precios de la luz. “Nos gustaría ir más rápido pero en Bruselas y en la Unión Europea los pasos se dan a un ritmo menos intenso del que desearíamos. El Gobierno continuará avanzando y trabajando para encontrar soluciones a nivel europeo además de las que hemos puesto a nivel nacional”, prometió Sánchez a su llegada a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que mantuvo ayer un “debate estratégico” sobre la evolución del mercado y los precios de la energía.

Tras cuatro horas de debate, y sin haberse alcanzado aún un acuerdo sobre cómo afrontar el encarecimiento de la energía en Europa, el presidente del Consejo, Charles Michel, suspendió esta discusión para abordar la crisis polaca, con el propósito de retornar posteriormente al debate sobre el precio del gas y la electricidad.

La delegación española también busca mantener el tema en la agenda europea durante las próximas semanas y meses, no sólo en la reunión extraordinaria de ministros de Energía de la próxima semana, sino también en la cumbre de líderes que tendrá lugar en diciembre, petición que ha sido incluida en el último borrador.

“El aumento del precio de la energía no es algo que ocurra solo en España, sino en toda Europa, y por tanto hemos solicitado al Consejo y a la Comisión Europea ver la manera de actuar en tres aspectos”, ha explicado Sánchez. En primer lugar, en todo lo relacionado con la formación del precio de la electricidad que, según el dirigente español, está distorsionado por los elevados precios del precio del gas. El segundo, la posibilidad de poner en marcha compras conjuntas de gas “para aumentar el poder de negociación” de los estados miembros y, por último, vigilar de cerca la evolución de la especulación en el mercado de derechos de emisiones de CO2.

El debate se ha introducido en la agenda de la cumbre europea a petición de España y permitió a los líderes europeos pronunciarse por primera vez sobre la “caja de herramientas” propuesta hace una semana por la Comisión Europea. Es un documento insuficiente a ojos de España y que esquiva sus principales peticiones, aunque Sánchez lo calificó ayer como “un buen primer paso” porque incluye el compromiso de presentar a mediados de noviembre un informe preliminar –el definitivo llegará en primavera de 2022– sobre el funcionamiento del mercado eléctrico que deberá evaluar la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía de la UE.

Sánchez alertó que el coste de la electricidad y el gas “puede minar la competitividad de la economía europea” y de su industria. El problema es que no todos los líderes europeos consideran que existe la urgencia de la que advierte Sánchez. Para muchos el problema es temporal y se reacomodará cuando pase el invierno. Es el caso de Berlín y La Haya, que apuestan por ir paso a paso y seguir la hoja de ruta marcada por Bruselas. “Creo que tenemos que reaccionar con prudencia”, recomendó la cancillera alemana Angela Merkel.