El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán aseguró ayer en Oviedo que su compañía “ha mantenido sus precios fijos” y que va a seguir haciéndolo. Y recalcó varias veces que la variación está en el conocido como “pool” en el que se marca el coste energético “solo para el 10% de los clientes”, según Galán. El abrumador porcentaje restante está cubierto por “acuerdos bilaterales”. Galán también dio por zanjada cualquier tipo de discusión con el Gobierno. “Tanto nosotros como el Ejecutivo lo que queremos es que la industria española pueda tener unos precios competitivos”.

Galán señaló que las medidas para frenar el alza de la luz dependen del Gobierno, no de las empresas. Sobre estos últimos, más o menos, señaló el camino. Puso las miras en Francia e Italia. “Esos países tienen medidas para intentar resolver el problema de esa pequeña parte de energía para aquellos que están en tarifa regulada, que ha sido dar un cheque, porque no parece razonable que un consumidor que gasta poco tenga que estar pendiente de cuánto vale cada hora el precio de la energía”, señaló. Lo que no aclaró Galán fue el futuro de la central térmica de Lada, en Langreo. “Es una planta que ha terminado su vida útil y está en un proceso de desmantelamiento”, añadió, “estamos haciendo inversiones muy importantes para Asturias. Solo Windar, con los pedidos que tiene nuestros, tiene trabajo asegurado para cuatro o cinco años”.

Mientras que Javier Sáenz de Jubera, máximo directivo de Total en España, considera que “estamos en una situación complicada que seguramente se va a alargar al primer semestre del año que viene cuando ya bajarán los precios. El Gobierno está intentando tomar medidas a corto plazo que, en algunos casos, alteran el mercado y que le hacen ir dos pasos adelante y dos hacia atrás. Sería partidario de hacer más medidas más concretas para usuarios domésticos e industrias concretas”.