David Rodríguez Suárez y Jaime Beltrán García Suárez son dos estudiantes de primer curso de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Oviedo que sienten devoción por el mundo de la empresa, por el de las inversiones en Bolsa y por las monedas electrónicas (las criptomonedas). La primera de esas pasiones le viene de casta a Jaime Beltrán García, ya que sus padres tienen una compañía de embutidos, y para David Rodríguez es un asunto que siempre le atrajo: aspira a emprender. En relación a la Bolsa, los dos aprovecharon la crisis económica para comprar acciones en sectores de lo más diversos –especialmente en el turismo–, que ya están dándoles rendimiento. Y la tercera de sus aficiones les ha servido para ganar la tercera edición del concurso de discursos de la Facultad de Economía y Empresa.

Sus alegatos a favor del bitcoin y sus derivados los reprodujeron ayer en la quinta y última sesión de las VIII Jornadas “La Asturias que funciona”, organizadas por LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, con el patrocinio de Unicaja Banco, la colaboración de Asturex y que tiene a los ayuntamientos de Oviedo y Siero como embajadores.

El colofón a las jornadas lo puso la decana de la Facultad, Carmen Benavides, quien aseguró: “La Universidad no es solamente ir a clase y hacer exámenes, también es esto que hemos vivido esta semana, que los estudiantes escuchen directamente los testimonios de los empresarios”. El broche final a las jornadas lo puso una visita a la exposición “Camino Primitivo. Oviedo”, que organiza LA NUEVA ESPAÑA y que recibió las alabanzas y parabienes de profesores y estudiantes.

Antes de eso, los dos estudiantes leyeron sus discursos sobre el futuro de las monedas virtuales. ¿Qué valoró el jurado para darles el premio, considerando además que se impusieron incluso a alumnos de cuarto curso? “El impacto del discurso, su coherencia interna, el dominio del tema y la seguridad, el uso correcto del lenguaje, la naturalidad, el tono y la proyección de la voz”, respondió Benavides.

El mejor orador –primer premio del concurso– fue elegido David Rodríguez Suárez. El reto era responde a otra pregunta: “¿El futuro será en bitcoins?”. “Podríamos estar horas hablando de las posibilidades que nos abren las criptomonedas”, comenzó el joven estudiante avilesino. Así que lo mejor, dijo, es empezar por una definición: “Son activos digitales descentralizados que usan la criptografía para hacer transacciones de un lugar a otro del mundo sin necesidad de ningún intermediario, es decir, de bancos”. No hay nada de magia. Más bien todo lo contrario, todo está bien fundamentado. “Esas transacciones son posibles gracias a la tecnología ‘blockchain’ (algo así como cadena de bloques), que actúa como un libro contable, pero en la red; esto nos permite que seamos los dueños y señores de nuestro dinero”, resaltó.

Para respaldar sus afirmaciones, Rodríguez sacó un billete de diez euros del bolsillo, lo aireó y añadió: “Desde su salida, el euro ha perdido un 30% de su poder adquisitivo; el dólar, la moneda dominante en el mundo ha perdido un 96% de su valor desde la creación de la Reserva Federal en 1913”. Como podían quedar dudas tiró de un ejemplo mucho más gráfico y universal, el de la cerveza. “En 1933, con un dólar te podías comprar diez botellas de cerveza; hoy en día esas mismas botellas te costarían veinte dólares”, señaló.

Entrando más en harina, David Rodríguez aseguró que el bitcoin surge con la esperanza de “crear un nuevo sistema financiero, donde moneda y Estado estén separados y donde la tecnología ‘blockchain’ permite que las transacciones sean transparentes, seguras e incorruptibles”. La ventaja frente al dinero limitado es que “solo existen 21 millones de bitcoins, ni uno solo más”, dijo. Esa limitación permite que los gobiernos o bancos centrales no puedan echarles el lazo.

Pero las criptomonedas tienen otras ventajas, como que han permitido el desarrollo de lo que se conoce como contratos inteligentes. “Son aquellos que se ejecutan por sí mismos, sin necesidad de un tercero, agregó Rodríguez. Esta es otra de las explicaciones que se entienden mejor poniendo un ejemplo. En este caso no fueron cervezas, sino un testamento. “Pongamos el caso de una herencia: a través de un proceso automatizado y conectado con el registro civil el contrato inteligente entra en vigor tras verificar la inscripción del fallecimiento y de forma automática la herencia se reparte entre los herederos. Así, las familias se ahorran un gran coste y tiempo”, expuso.

Las jornadas “La Asturias que funciona” finalizaron con una visita a la exposición “Camino Primitivo. Oviedo” –organizada por LA NUEVA ESPAÑA–, donde tanto estudiantes como profesores de la Facultad de Economía y Empresa conocieron los detalles sobre el papel de la capital asturiana en la ruta jacobea. En la foto, varios de los docentes, ante la maqueta del Oviedo medieval. | Luisma Murias

Una de las críticas que se hacen a este tipo de monedas es que son una burbuja, que puede explotar en cualquier momento. “Con el paso del tiempo muchas desaparecerán o se fusionarán. Pervivirán las que el mercado perciba como las mejores”, reflexionó el orador.

El guante lo recogió Jaime Beltrán García Suárez, segundo premio en el concurso de discursos de la Facultad. Comenzó su intervención con otra pregunta: “¿Son las criptomonedas mejores que el dinero convencional?”. Él mismo respondió: “A mi pesar yo respondería que no. Bitcoin no reúne las condiciones que se necesitan para ser denominado dinero. Es decir, que sea una unidad de cuenta, que sea un método generalizado de pago y ser reserva de valor”. Es así a día de hoy, puntualizó. Pero, ¿y mañana? Es decir, en un futuro cada vez más cercano. “Las criptomonedas tienen elementos muy interesantes porque son descentralizadas, no requieren el uso de instituciones como bancos. Además, te permiten hacer transacciones con seguridad y en el anonimato”, resaltó. Y explicó: “Cuando pagas en bitcoins no lo haces con tu nombre, lo haces con la identificación de tu billetera”. Ya hay un país, El Salvador, que ha autorizado el uso de estas monedas en el día a día de sus ciudadanos. Para estos dos estudiantes, es un ejemplo de por dónde pueden ir los tiros en los próximos años.

Y hablan de las criptomonedas con conocimiento de causa. Tanto David Rodríguez, que reconoce que le atrae mucho la idea de montar su propia empresa –esa fue una de las razones por las que se decantó por estudiar ADE–, como Jaime Beltrán García tienen una cartera de inversiones bien diversificada en varias de estas monedas virtuales. Más preguntas por resolver.

¿En un futuro podrá pagarse el pan en bitcoins? “Eso será una cuestión de que los países vayan adoptando estas monedas. En el Salvador ya es posible, puedes pagar con bitcoins en cualquier tienda”. Quien respondió es Jaime Beltrán García. Ante las acusaciones de que este sistema es una burbuja, el mismo estudiante replicó: “Yo lo compararía con la crisis de las “puntocom” del año 2000: mucha gente invirtió en las compañías tecnológicas, había muchas empresas, y cuando reventó la burbuja se quedaron solo unas pocas, pero sí que había un valor y algunas de ellas llegaron a triunfar en el futuro. Pasará lo mismo con las criptomonedas, muchas son pura especulación y desaparecerán y quedarán solo las importantes”.

Agregó David Rodríguez que “cuando inviertes en una moneda virtual lo haces en un proyecto de futuro, solo puedes saber si es una burbuja con el paso del tiempo”.

¿Qué le dirían a alguien que está dudando sobre si invertir en monedas virtuales? “Ahora mismo que no lo haga. Todo el mundo quiere entrar, nadie se lo quiere perder, y lo que está pasando es que se inflan las burbujas. Mucha gente no comprende esta tecnología y ven que empieza a bajar, venden y eso es lo que hace que el precio caiga tan abruptamente”, contestó Jaime Beltrán García. Y añadió David Rodríguez: “Al que entiende de criptomonedas no se le ocurre venderlas ni ahora ni dentro de cinco años”.

No solo de bitcoins viven los inversores. “Tengo una acción favorita por sector”, afirmó Beltrán García. Mientras que Rodríguez agrega que aprovechó la pandemia para crearse una bolsa de renta variable ligada al turismo. “Compré en lo más gordo de la pandemia y los rendimientos que están dando ahora las acciones son brutales”, aseguró.

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