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Adaptarse al cambio como un oso de agua, la estrategia de las pymes asturianas que más crecen

Compañías distinguidas por Cepyme por su actual dinamismo estuvieron al borde de la extinción y emergieron cogiendo las olas de las energías verdes y la digitalación, e internacionalizándonse

Planta fotovoltaica Cherry Lake, contruida en Japón por Maitel y para la que se utilizaron estructuras suministradas por Asturmadi.

“Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”, escribió Charles Darwin en el capítulo quinto de «El origen de las especies». Y si hay un campeón en adaptación y resistencia, ese es el tardígrado, también conocido como oso de agua por su aspecto. Es un ser microscópico capaz de sobrevivir a la congelación, al agua hirviendo, a un balazo o incluso a la inanición durante décadas. Dicen que podría heredar la Tierra en caso de una extinción masiva.

La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa ha distinguido a las 500 pymes españolas líderes en crecimiento y con capacidad para generar valor añadido, empleo, innovación y proyección internacional. Entre las “Cepyme 500” hay trece empresas asturianas, algunas con tasas de crecimiento de tres cifras. No son las más fuertes, pero sí las que mejor se han adaptado a los abruptos cambios que se han producido en los últimos años. Son como osos de agua. Algunas de ellas sufrieron la extinción de sus mercados tradicionales durante la anterior gran crisis y tuvieron suficiente capacidad de resistencia y adaptación para, no solo sobrevivir, sino registrar un fuerte crecimiento en los últimos años al subirse a las olas de las energías verdes y la digitalización y explorar nuevos mercados geográficos.

“Éramos una fábrica de puertas. Pasamos de la madera al metal. Del mercado nacional al internacional. Y ahora nuestro principal negocio son las renovables”, resume Alfredo Suárez, director general del grupo avilesino Asturmadi. Su filial Asturmadi Reneergy, fabricante de soportes metálicos de paneles solares, registró un aumento anual de ventas del 203%.

Asturmadi nació hace 30 años como fabricante de puertas de madera acorazadas. Hace 20 años dio el salto de la producción artesanal a la industrial y de la madera pasó al metal para fabricar puertas cortafuegos para el mercado nacional. Les iba bien hasta que en 2008 estalló la crisis y la construcción se derrumbó. “Cayeron nuestras ventas un 90% y estuvimos a punto de cerrar tras registrar pérdidas durante cuatro años”, destaca Alfredo Suárez. Lograron sobrevivir cruzando por primera vez la frontera. Con apoyo de la sociedad regional Asturex entraron en mercados de Europa del Este y después en América, con la creación de una planta en México. “Luego fuimos abriendo delegaciones en países como Perú, Portugal y Marruecos y para reducir nuestra exposición al sector de la construcción comenzamos a fabricar, además de puertas, estructuras metálicas para paneles solares fotovoltaicos”, explica el director general del grupo Asturmadi. Con la ola de descarbonización, el negocio complementario se convirtió en principal y la filial Asturmadi Reneergy fabrica ahora soportes para grandes proyectos fotovoltaicos de compañías como Iberdrola o Maetel, división de energía solar del grupo ACS. Para esta compañía acaba de entregar un pedido para un megaparque fotovoltaico de 100 megavatios en Japón. “Para mediados del próximo año esperamos tener lista nuestra nueva planta en el antiguo matadero de Avilés y dar el salto de las estructuras fijas a los seguidores solares”, anticipa Alfredo Suárez, que apunta que las pymes, frente a las grandes empresas, “son más rápidas en la toma de decisiones y esa agilidad es clave para adaptarse a las oportunidades que surgen”. El grupo Asturmadi tiene ahora 120 trabajadores. Es una de las 189 compañías asturianas que superan la barrera de los cien empleados.

La empresa langreana Sazepi Ingeniería Eléctrica está a punto de superar ese listón. Como Asturmadi Reneergy, tiene la “medalla” de “Cepyme 500” y ha experimentado una profunda transformación en los últimos años. También estuvo al borde del precipicio y resistió como un oso de agua.

Sazepi era la filial de ingeniería de Ipezsa, empresa familiar de instalaciones eléctricas fundada en 1987 por los hermanos Aquilino y Jesús María Zapico para dar continuidad a la actividad que había emprendido su padre Constantino. Entre 1987 y 2003, Ipezsa se encargó de las instalaciones eléctricas de grandes equipamientos de la región, pero los impagos de los promotores del palacio de congresos de Oviedo, el conjunto diseñado por Santiago Calatrava, hirió de muerte a Ipezsa. “Tuvimos que liquidar la empresa, pero nos quedaba Sazepi, que se había creado para darle soporte técnico”, señala Aquilino Zapico, director general de Sazepi. Potenciaron una de las líneas de negocio que habían explorado esa filial, la de los centros de control y transformación portátiles (integrados en un contenedor que permite el transporte y la instalación sin obras) y se anticiparon al “boom” de las renovables. Esos centros de control empaquetados en contenedores están ahora en parques solares fotovoltaicos de Chile, Guatemala, Puerto Rico, Honduras, Rumanía... “Entramos en el mercado de las renovables y nos internacionalizamos. Y en paralelo abrimos una sede en Madrid, que se suma a la del polígono de Riaño, para estar cerca de las oportunidades que surgen en la capital”, apunta Aquilino Zapico. Fue así como entraron en el negocio de la instalación de los data center, los grandes almacenes de datos, al tiempo que seguían con el negocio tradicional de las instalaciones eléctricas. “En estos momentos, en Madrid estamos trabajando en tres data center y en las instalaciones eléctricas del estadio Santiago Bernabeu y del Centro Canalejas, complejo comercial, residencial y hotelero de lujo situado en el corazón del ciudad. Y en Asturias tenemos centralizado el negocio de los contenedores y estamos haciendo obras importantes como las instalaciones del centro logístico de Amazon”, destaca Aquilino Zapico. “Mi hermano y yo tenemos 62 y 63 años. Somos ingenieros de lápiz y goma. Pero los sobrinos ya están tomando responsabilidades en la empresa para afrontar esta nueva etapa digital”, añade Zapico.

Por la tercera generación también va la empresa familiar ovetense Gómez Oviedo, que debe su nombre a los apellidos de su fundador, José. A punto de cumplir 75 años de vida, esta compañía de alquiler de maquinaria y vehículos que da trabajo a 88 personas ha sido distinguida por segundo año consecutivo por Cepyme. “No hay varitas mágicas. El crecimiento es fruto del esfuerzo y la pasión y, sobre todo, de adaptarse a los cambios del mercado y en eso las pymes tienen ventaja por su agilidad”, apunta Luis Mayo, director financiero de Gómez Oviedo. La compañía no sufrió en el pasado caídas tan fuertes como Asturmadi o Ipezsa-Sazepi, pero tuvo que hacer frente al mismo parón de la construcción, su principal cliente. “Lo salvamos diversificando. Entrado con más fuerza en sectores como la industria y abriendo mercado fuera, con una implantación desde 2012 en Panamá, en el que tenemos tres centros que cubren el país”, destaca Mayo.

Compañías como Asturfeito, Idesa e Isotrón también repiten en “Cepyme 500” y sus crecimientos están muy vinculados a procesos de reinvención subiéndose a la ola de las energías verdes e intensificando su internacionalización. En una recientes jornadas, el director de operaciones de Idesa, Víctor J. Martínez, destacaba que la compañía, especializada en la fabricación de grandes equipos para los sectores del gas y el petróleo, tenía ahora su mayor nivel de contratación en una década pese a la descarbonización que impacta directamente en sus tradicionales clientes. Ahora los encargos son para biorefinerías y plantas de hidrógeno verde.

Estas compañías ganan tamaño pese a las “trabas y costes asociados” que suponen superar la barrera de los 50 empleados en España. A ello se refirió Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme, en el acto de entrega de las distinciones. “Mayor tamaño supone mejor captación de talento, más formación, mayores salarios y mayor estabilidad”, destacó Cuerva.

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