ArcelorMittal pretende transformar la producción de acero en Gijón con una inversión de mil millones de euros para construir una planta de reducción directa de mineral de hierro con hidrógeno y una acería de arco eléctrico alimentada con renovables. No obstante, no renuncia a seguir produciendo acero en horno alto convencional y para rebajar emisiones la multinacional explora nuevas tecnologías. En esa línea, ArcelorMittal ya ha iniciado en su factoría de Gijón las obras de las tuberías y compresores que alimentarán de gases siderúrgicos a una planta piloto que está desarrollando el Instituto del Carbón (Incar) y en la que se ensayará la captura de CO2 y el aprovechamiento del hidrógeno.
La iniciativa forma parte de un proyecto de 14 millones de euros coordinado por la University College de Londres y financiado por la UE. “Hace unas semanas finalizamos el diseño 3 D de la planta piloto que servirá de base para el montaje mecánico, que se llevará a acabo en abril o mayo del próximo año”, señaló José Ramón Fernández, investigador del Incar-CSIC. La tecnología que se utilizará para la captura del CO2 es el proceso calcio-cobre. La planta piloto estará anexa al edificio de experimentación GasLab de la factoría de Gijón, que cuenta con acceso directo a los gases de acería. La nueva planta tendrá un reactor de seis metros de altura y 0,5 metros de diámetro.
José Ramón Fernández señaló que las tecnologías de captura de CO2 en horno alto y horno básico de oxígeno permitirán rebajar las emisiones de dióxido de carbono incrementado el coste de producción del acero en algo menos del 50%, frente al 90% que supone la producción usando hidrógeno verde “que exige materias primas de alta pureza y no permite producir todos los tipos de acero”.