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Cambiarlo todo para que nada cambie

Inditex afronta el relevo generacional con una cascada de nombramientos en la cúpula y el reto de mantenerse

Marta Ortega, ayer, entrando a la exposición sobre Peter Lindbergh en La Coruña, seguida de Roberto Cibeira (Pontegadea) y Óscar Ortega (Fundación Amancio Ortega). | Carlos Pardellas

Tenía que pasar. Inditex, como toda empresa familiar de primera generación, había de dar paso a la segunda en algún momento. El fundador y dueño de la mayor compañía de España, Amancio Ortega, tiene 85 años y la hija elegida para continuar su legado, Marta Ortega Pérez, cumple 38 en enero. Este es el “momento óptimo” para el cambio, según el todavía presidente, Pablo Isla, que a sus 57 da por cumplido su ciclo en Arteixo, un periodo largo y “fructífero” de 17 años. Se abre la transición, que culminará en abril, cuando la heredera tome posesión como presidenta. Y una palabra resuena como un mantra: continuidad. Porque el plan del gigante textil es hacer todos los cambios precisos para conseguir que nada cambie.

Inditex se encomienda a la paradoja de Lampedusa para mantener el liderazgo mundial de su sector y su posición de primera compañía del país, con un valor actual de 90.725 millones. El actual baile de sillones es el más intenso de la historia de la matriz de Zara, con permiso del momento en el que Amancio Ortega cedió su puesto a Isla en enero de 2011. Comenzaba a fraguarse entonces un relevo generacional que la compañía define como calculado y discreto. Aun así, queda en el aire cierta sensación de urgencia por cómo se han precipitado las decisiones en los últimos días, hasta cristalizar el martes con el anuncio del nombramiento de Marta Ortega como presidenta no ejecutiva y consejera dominical a partir de abril.

De la gestión de la nueva cúpula que liderarán Marta Ortega y el también coruñés Óscar García Maceiras, nuevo consejero delegado, depende no solo el futuro de los 144.000 empleados directos del grupo, sino muchos miles de empleos indirectos y millones de euros de ingresos de empresas que se nutren de la actividad de Inditex. Por eso el Gobierno de la Xunta insistió ayer en su deseo de que haya una transición conservadora en el grupo textil.

El vicepresidente económico gallego, Francisco Conde, ensalzó ante los periodistas la “cultura de empresa” del emporio creado por Amancio Ortega y confió en que tenga “continuidad” con la futura presidenta del grupo. El responsable autonómico del área de Economía expresó el “reconocimiento” a la “labor” de Inditex como empresa tractora del tejido empresarial gallego, con Pablo Isla en la presidencia. “Convirtió Galicia en un referente desde el punto de vista del sector textil, con una cultura de empresa que es lo que diferencia a Inditex”, ensalzó el consejero.

La hija de Amancio Ortega y su segunda esposa, Flora Pérez, empezó a trabajar en Zara a los 23 años, en 2006, un año después de que su padre fichara a Isla para encomendarle la tarea de pilotar la empresa hasta que el relevo generacional estuviese maduro. Ahora el directivo considera su misión cumplida y su compromiso con el patrón “culminado”.

Inditex afronta su primer relevo generacional en un momento que la empresa destaca por la solidez y estabilidad de su modelo de negocio, pero no exento de dificultades. La compañía aguantó el tipo en los peores momentos de la pandemia exprimiendo las ventas por internet y los primeros números rojos de su historia –un agujero de 409 millones de euros desde febrero hasta abril de 2020– pronto dieron paso a los beneficios.

El modelo integrado de negocio online y tiendas físicas –con un único “stock” optimizado– seguirá siendo fundamental para mantener la posición de liderazgo en el mercado mundial de la moda, que afronta la incertidumbre sobre los posibles efectos de las nuevas variantes del covid y la crisis de suministros por el colapso de las fábricas asiáticas.

Integración digital y sostenibilidad son las dos primeras asignaturas sobre la mesa de la nueva presidenta. No estará sola. Su mano derecha será García Maceiras, que este martes relevó a Carlos Crespo como consejero delegado. Mano a mano con la presidente y el CEO habrá un equipo de nueve altos directivos. Son ejecutivos con larga trayectoria en el grupo. Todos trabajaron con él. Como el propio Crespo, que ha vuelto a su antiguo puesto de responsable de Operaciones.

El todavía presidente del grupo afirmó este martes que “Inditex respira Amancio Ortega por todas partes” . La nueva configuración de la cúpula se afanará en que a la compañía no le falte ese aire en los próximos tiempos.

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