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Asturias deberá devolver 80 millones del fondo estatal para rescatar a autónomos

Las asociaciones de autoempleados achacan el fracaso del reparto de las subvenciones a los elevados requisitios, pese a que se modificaron

Ambiente en una terraza de Oviedo.

El Gobierno nacional anunció en marzo del año pasado, cuando la tercera ola de la pandemia comenzaba a remitir, un plan de ayudas millonarias con el que compensar a los autónomos y pequeños negocios por el impacto que los cierres y confinamientos habían tenido sobre sus negocios, un auxilio que ha llegado a cuentagotas a los trabajadores por cuenta propia asturianos. Al Principado le correspondían 107 millones de aquellas subvenciones –de los 7.000 que se iban a repartir a nivel nacional– pero, según los cálculos de las asociaciones de autónomos no se han llegado a repartir ni 30. Calculadora en mano, la Unión Profesional de Trabajadores Autónomos (UPTA) asegura que Asturias tendrá que devolver 80 millones de este fondo de rescate porque los requisitos para acceder a la ayuda le cerraron la puerta en las narices a miles de negocios que necesitaban el dinero. Y eso que a mitad del reparto –el pasado septiembre– el Ejecutivo cambió los criterios del reparto para hacerlos más accesibles. Ni por esas.

Almudena Cueto, responsable de UPTA en Asturias, asegura que en la región se esperaba porque hubiera inicialmente unas 25.000 solicitudes, pero solo se recibieron poco más de 3.000. “Se cambiaron los requisitos porque, al principio, las ayudas eran solo para unos pocos negocios y se acabó abriendo la mano, pero ni siquiera así. Los requisitos que se pedían eran muy altos”, señala Cueto.

La Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) manejan unos datos muy similares. Calcados. La presidenta de esta agrupación en Asturias, Patricia Oreña, asegura que “se nota que las personas que redactaron los requisitos para acceder a las ayudas no habían tenido nunca un negocio”. Y lamenta que se va a quedar sin repartir un “porcentaje elevadísimo de las ayudas”. Unas subvenciones que les vendrían como anillo al dedo a muchos negocios que continúan arrastrando pérdidas y que no han conseguido levantar cabeza, sostiene.

Se cambiaron los requisitos porque, al principio, las ayudas eran solo para unos pocos negocios y se acabó abriendo la mano, pero ni siquiera así. Los requisitos que se pedían eran muy altos

Almudena Cueto - Responsable de UPTA en Asturias

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Primer problema. Solo podían acceder a estas ayudas aquellos negocios a los que la pandemia les hubiera provocado una caída en su facturación de, como mínimo, un 30%. Hasta ahí una condición que miles de negocios cumplían con creces. Aunque las asociaciones de autónomos juzgan el porcentaje de muy elevado. Sin embargo, la letra pequeña decía que para recibir el dinero el autónomo no podía haber cerrado con pérdidas en 2019, el año de antes de la pandemia. Las ayudas, además, tenían un carácter finalista. Es decir, debían destinarse –y así tenían que justificarse– a pagar deudas con proveedores y acreedores por facturas o impagos que hubiera tenido lugar entre el uno de marzo de 2020 y el 30 de septiembre de 2021.

Segundo. Inicialmente, las ayudas iban dirigidas a un colectivo de autónomos muy determinado. La mayoría de los beneficiarios diana estaban ligados principalmente a actividades como la hostelería o el comercio, aunque cada comunidad podía abrir el abanico como mejor le conviniera, dependiendo de las necesidades de su territorio. Este mismo año ese requisito se flexibilizó y se permitió que todos los negocios, sin distinción, pudieran reclamar las ayudas. Sin embargo, ya fue demasiado tarde, coinciden las asociaciones de autónomos.

El balance final que hacemos es que de cada cien euros de pérdidas que han tenido los autónomos durante esta pandemia, solo han recibido 17 en ayudas

Patricia Oreña - Presidenta de ATA

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Tercero. Y el más problemático. Las instrucciones del Gobierno establecían que el autónomo no podía tener deudas ni con Hacienda ni con la Seguridad Social. De hecho, tampoco podía destinar el dinero a tapar esos agujeros. Y, algo menos conflictivo, debían de mantener su actividad hasta, por lo menos, junio de 2022. De lo contrario tendrían que devolver el dinero.

Estos requisitos, critican UPTA y ATA, han supuesto una barrera para un importantísimo número de autónomos que necesitaba el dinero. Algunos de ellos con urgencia. “Solo hay dos comunidades en las que estas subvenciones han funcionado, Baleares y Canarias”, sostiene Almudena Cueto. Son los dos territorios que más dependen de la llegada de turistas. “El balance final que hacemos es que de cada cien euros de pérdidas que han tenido los autónomos durante esta pandemia, solo han recibido 17 en ayudas”, apunta Patricia Oreña. Una cantidad que juzga de insuficiente. “Y durante estos meses ni siquiera ha habido ni una rebaja en los impuestos que paga el colectivo, más bien todo lo contrario, ya se nos ha subido varias veces las cuotas”, agrega.

UPTA va un paso más allá y asegura que “la planificación de estas ayudas ha sido un auténtico despropósito desde su concepción por parte del ministerio de Asuntos Económicos, hasta las adaptaciones que se han realizado en los gobiernos autonómicos”. Protestan porque, aguas abajo, los ejecutivos regionales han sido incapaces de pactar con las asociaciones del sector la forma en la que se iba a repartir el dinero. La conclusión es que, a nivel nacional, han quedado sin gastar 2.500 millones de este fondo de rescate. “Es más sencillo de lo que parece, únicamente debe existir predisposición a dialogar para alcanzar acuerdos con los que de verdad conocen la realidad de los autónomos”, señaló Eduardo Abad, presidente nacional de UPTA.

Paradójicamente, en Asturias sí que han funcionado bien las ayudas que puso en marcha el Principado –las provenientes de fondos regionales– para el rescate de los autónomos y que tenían, aseguran las asociaciones del sector, unos requisitos menos encorsetados.

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