Asturias recuperó el año pasado el puesto que había perdido en competitividad en 2019 respecto al resto de comunidades autónomas y se ha situado en el décimo lugar en el ranking. Con esta mejora, el Principado ha abandonado el grupo de regiones situadas en el nivel bajo de competitividad relativa para integrarse en el nivel medio-bajo, según la última edición del estudio anual del Consejo General de Economistas, hecho público ayer.
Según este informe, que analiza 53 variables agrupadas en siete ejes, Asturias ha sido una de las dos regiones (con Castilla-La Mancha) que más avanzó en el año de la pandemia (ambas lo hicieron de modo moderado) mientras que sólo otras dos comunidades (Extremadura y Castilla y León) progresaron, aunque de modo leve. Con Asturias, sólo Cantabria ha mejorado su posición relativa subiendo también un puesto, aunque en su caso fue por deméritos ajenos, dado que su posición permaneció inalterable. En el conjunto del país el promedio de competitividad (capacidad de atracción de inversores, talento, mano de obra y capitales) cayó el 2,3% mientras que en Asturias su puntuación mejoró el 4%: pasó de 6,99 puntos en 2019 a 7,27 en 2020. Su valoración es casi el 50% inferior a la de la región líder (Madrid) y el 55% mejor que la de Extremadura, que se sitúa en la última posición.
El estudio atribuye el buen comportamiento relativo de Asturias en 2020 al aumento del ahorro durante la pandemia (un rasgo común en el conjunto de España), el mejor comportamiento del paro de larga duración, la formación de adultos, el menor abandono escolar temprano, el déficit público, el esfuerzo público en investigación, desarrollo e innovación, el esfuerzo privado en innovación, el aumento del comercio electrónico, la difusión entre los trabajadores del manejo de herramientas informáticas, la orientación empresarial hacia el medio social y la reducción de los delitos.
El estudio apunta a su vez que Asturias es la séptima región (de un total de ocho) que están en “mejor disposición para alcanzar una recuperación sólida, inclusiva, verde y digital”.
Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura fueron las regiones en las que un mayor número de factores analizados tuvieron evoluciones con mayores distancias positivas respecto al comportamiento del promedio.
Asturias tiene su mejor posición (la cuarta más alta del país) en infraestructuras básicas y es quinta en capital humano. Es la séptima en eficiencia empresarial, la undécima en mercado del trabajo, la decimosegunda en entorno institucional, la decimotercera en entorno económico y la decimocuarta en innovación.
Respecto a 2019, sufrió un fuerte descenso en entorno económico (fundamentalmente, a causa de la crisis) y un retroceso menos intenso en eficiencia empresarial. En mercado del trabajo se mantuvo estable. Y en el resto de los ejes mejoró, bien de modo leve (infraestructuras), moderado (capital humano e innovación) e intenso (entorno institucional).
Superan a Asturias en competitividad Madrid y los territorios forales de Navarra y País Vasco (las tres con niveles altos), seguidas por Cataluña y La Rioja, todas ellas por encima del promedio. Le siguen Aragón, Castilla y León, Cantabria, Galicia y Asturias.
El estudio destaca la alta formación de la población asturiana: es la cuarta región con mayor porcentaje de habitantes con estudios superiores. Sin embargo, obra en su contra que es la comunidad con mayor desigualdad, con una ratio (la denominada S80/S20) superior a la media en casi el 26% (1,5 puntos porcentuales por encima),
En competitividad fiscal, Asturias ocupa el cuarto puesto por la cola, solo mejor que Aragón, Comunidad Valencia y Cataluña. Esta última se sitúa en último lugar. En cabeza están Madrid y las provincias forales de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, así como Canarias. La primera mantiene una estrategia de rebajas impositivas criticadas por otras comunidades y los otros cuatro territorios disponen de regímenes tributarios especiales.
