La última convocatoria de ayudas a la innovación y el desarrollo (I+D) empresarial, cuya resolución se publicará en unos días en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA), confirma el creciente apetito de las empresas asturianas por la innovación, especialmente entre las pymes. En concreto, la consejería de Ciencia e Innovación financiará con 6,8 millones –a través del Instituto de Desarrollo Económico del Principado (IDEPA)–, 110 proyectos para mejorar la competitividad empresarial mediante el desarrollo de nuevas tecnologías y productos. Estas actuaciones movilizarán una inversión total de 28 millones durante los próximos dos años.
Las iniciativas son de lo más diversas y se centran sobre todo en el desarrollo de plataformas tecnológicas, inteligencia artificial, análisis de datos (big data), impresión aditiva y nuevas tecnologías aplicadas a la medicina, la salud y el envejecimiento. Algunos de los proyectos aprobados pertenecen al sector de la agroalimentación, como por ejemplo un para fomentar el uso de tecnología 4.0 para medir el rendimiento de una plantación de kiwis, el estudio de nuevos procesos para el tratamiento de productos sensibles a la oxidación en el ámbito de la industria láctea, la investigación en plagas en cultivos regionales o el envasado inteligente en el sector del café.
Por otro lado, en el campo de las nuevas tecnologías son muchos los proyectos que incluyen plataformas tecnológicas para el sector inmobiliario, el transporte o la gestión de plantas eléctricas y también inteligencia artificial e impresión aditiva. Destaca un proyecto para la detección automática de cambios en el territorio a partir de series temporales de imágenes aéreas o una propuesta de inteligencia artificial aplicada a la bioimpresión de cultivos oncológicos.
También hay iniciativas ligadas con la sostenibilidad para el uso de microalgas para la eliminación de sales en las aguas residuales; en el campo de la salud con el desarrollo de nuevos alimentos que favorezcan el envejecimiento saludable; o en la industria para hacer –mediante impresión aditiva– mascarillas personalizadas a partir de rostros digitalizados, proyectos vinculados con el hidrógeno verde, sistemas de detección de averías en ascensores, o el empleo de inteligencia artificial en el desarrollo de maquinaria.
