BlackRock, el gigante de la inversión estadounidense, negocia la compra de activos eólicos de Iberdrola. Según han confirmado fuentes financieras a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece a este mismo grupo, Prensa Ibérica, el fondo se encuentra en conversaciones avanzadas con la energética para comprarle el parque eólico de Puylobo, ubicado en Aragón, que cuenta con una potencia de 49 MW y entró en operación a finales del año 2020. Es más, según indican las mismas fuentes, ambas compañías están planteándose también la posibilidad de ampliar su alianza en diferentes activos que Iberdrola tiene repartidos por el territorio español. Si todo va según lo previsto, la operación podría firmarse en las próximas semanas.

El parque de Puylobo, en la provincia de Zaragoza, evita anualmente la emisión de 19.000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera y parte de su producción se destina a los 13.500 puntos de suministro de la red de Vodafone en España tras el acuerdo de compraventa de energía limpia a largo plazo (PPA, por sus siglas en inglés) suscrito entre ambas compañías. Aragón es una de las provincias en las que la compañía presidida por Ignacio S. Galán más quiere crecer en renovables, planeando desarrollar más de 700 MW eólicos y fotovoltaicos en los próximos años.

En la actualidad, BlackRock es el segundo accionista de la energética española con el 5,2% del capital, solo por detrás del fondo soberano de Catar (Qatar Investment Authority, QIA) que ostenta el 8,6%, y por delante del fondo soberano de Noruega (3,1%), según los registros oficiales de la CNMV. En función de los precios de cotización de la energética actuales, la participación del fondo estadounidense está valorada en más de 3.400 millones de euros. En cualquier caso, su relación con Iberdrola se remonta a más de una década atrás, pues los primeros registros que aparecen en el regulador bursátil son del año 2010 y los inversores solo tienen obligación de desvelar su posición cuando asciende por encima del 3%.

La dueña del Ibex

En este contexto, el gran asalto al capital de la energética se remonta a principios del año 2018, cuando escaló del 3 al 5%, participación que aumentó en 2020 de forma progresiva en plena crisis del coronavirus. Cabe recordar que durante la pandemia, el presidente de BlackRock, Larry Fink, confirmó su estrategia de mantener inversiones a largo plazo y reforzar aquellas centradas en criterios de sostenibilidad. La energética española, en ese sentido, ha mostrado en numerosas ocasiones su fuerte apuesta por las renovables, negocio en el que lleva inmersa desde hace más de 20 años y al que ha destinado importantes cantidades de dinero.

En el mundo de las energías verdes, la mayor gestora de fondos del mundo también participa en la española Forestalia y fue uno de los accionistas de Renovalia hasta su venta a Ardian en 2019 por más de 550 millones. Además, es uno de los principales inversores del Ibex contando con participaciones valoradas conjuntamente en más de 18.000 millones en 21 compañías del principal índice bursátil español como Santander (5,4%), BBVA (5,9%), Cellnex (5,21%), Amadeus (6,15%) o Telefónica (4,98%), entre otras.

Esta transacción se produce en un momento de máximo interés por el negocio de las energías verdes, en el que tanto las compañías tradicionales como fondos o aseguradoras quieren aumentar su exposición al calor de unos retornos estables y unas políticas que favorecen este tipo de inversiones. Así, hay numerosos procesos de venta en marcha, como el paquete de activos renovables en desarrollo de 3,5GW de Siemens Gamesa (Proyecto Galileo), la fotovoltaica Reden Solar o la búsqueda de socios de Repsol para sus proyectos renovables, entre otros.

También esta avalancha de oportunidades ha hecho que muchas compañías analicen alternativas de financiación como las salidas a bolsa, que el año pasado se materializaron con Acciona Energía y Ecoener, sonando este 2022 nombres como Repsol Renovables u Opdenergy, entre otras. Además, todos los expertos consultados consideran que esta fiebre por la energía limpia todavía tiene mucho recorrido en el país “donde las condiciones meteorológicas y la geografía nos hacen aptos para cierto tipo de instalaciones, por lo que este interés seguirá” y alertan de que “las renovables se pueden convertir en lo que fue el sector inmobiliario antes del estallido de la burbuja en la anterior crisis financiera”.  

Estados Unidos se ha convertido en uno de los mercados prioritarios para Iberdrola, muestra de ello es su intención de participar en la megasubasta para el desarrollo de energía eólica marina que se celebrará el próximo mes de febrero, según anunció la Oficina de Administración de Energía Oceánica (Boem, por sus siglas en inglés), a través de su filial Avangrid. Este proceso subastará entre 5,5 y 7GW offshore en aguas de la costa de Nueva York y Nueva Este.

El anuncio se produce también después de que Iberdrola, a través de la filial de renovables de Avangrid, comunicara el pasado martes que había cerrado formalmente el acuerdo alcanzado con el fondo Copenhagen Infrastructure Partners (CIP) para asumir el control de más de 2.000 megavatios (MW) de energía eólica marina en Estados Unidos. La cartera eólica marina de Iberdrola en Estados Unidos, que alcanza 4.900 MW de proyectos, podría alcanzar una inversión superior a 15.000 millones de dólares (unos 13.250 millones de euros) en los próximos años.