Crece la tensión laboral en ArcelorMittal. El comité de empresa de la siderúrgica dio ayer luz verde, por una amplia mayoría, a un calendario de paros y movilizaciones en sus plantas de Gijón y Avilés, propuesto por la mayoría sindical (UGT, USO y ACCIA), en protesta por el bloqueo de la jubilación anticipada –a través del sistema de contrato de relevo– de 124 siderúrgicos, los nacidos en 1960. Las movilizaciones tendrán lugar a lo largo de febrero, en siete días repartidos entre el 8 y 28 de ese mes. Comenzará de forma suave, con huelgas de cuatro horas, para finalizar con un paro de un día entero. CC OO y la CSI no apoyan la movilización porque tienen previsto llevar a cabo asambleas acompañadas de paros hoy mismo en Gijón y mañana en Avilés. De hecho, invitaron al resto del comité a sumarse a estas protestas sin éxito.
Los sindicatos mayoritarios habían avisado hace una semana de que, si la empresa no convocaba la llamada reunión de seguimiento del convenio colectivo –en la que tenía que delimitarse cuánto iban a subir los salarios e intentar desbloquear la salida de los empleados que debían de haberse prejubilado ya– se iban a convocar movilizaciones. “La empresa no ha cumplido, por lo que la mayoría ha votado hacer paros”, explicó José Manuel García, portavoz de UGT.
Parece que, aunque no haya tenido lugar la reunió, la cuestión salarial sí que está más o menos clara. La dirección de la compañía envió hace unos días un comunicado a la plantilla en el que prometía regularizar los atrasos del convenio en la nómina de febrero. Los sindicatos firmantes señalan que la subida tiene que ser del 6,5%, como cerró el año la inflación.
Sobre las movilizaciones, Andrés Arranz, de USO, señaló que “se había dado margen suficiente a la empresa para que convocara la reunión”. Paradójicamente, para lo que sí hay fecha es para comenzar a negociar el nuevo convenio colectivo de la multinacional en sus plantas asturianas para los próximos años. La cita es el próximo viernes.
Por su parte, CC OO y la CSI aseguran no entender la postura de la mayoría del comité. “Les dijimos que teníamos ya convocadas asambleas y paros para hoy y mañana en Gijón y Avilés, pero declinaron la invitación de unirse a ellas”, señaló José Manuel Castro, de CC OO. Más directo, Manuel Ángel Pulgar, de la CSI, apuntó que “lo único que buscan con estas movilizaciones es generar confusión e intentar tapar las nuestras”.
Unas horas después de que el comité acordara estas movilizaciones, el máximo directivo en Asturias de la multinacional, el francés Philippe Meyran, mantuvo una reunión con algunos de los representantes sindicales para hablar de la descarbonización de las plantas asturianas del grupo. En dicho encuentro, el directivo galo, según la versión de los sindicatos, señaló que el ajuste de empleo que traerá consigo ese proceso afectará también a la acería de Avilés y al tren de bandas en caliente (TBC). Son dos instalaciones que, en principio, no estaban afectadas de forma directa por la transición ¡energética hacia una producción de acero más limpia. Al menos, no tanto como lo están la acería o los hornos altos de Gijón. Meyran también incidió en la necesidad de que las plantas de la multinacional mejoren sus ratios de fiabilidad y en hacer un mayor esfuerzo comercial para abordar nuevos mercados.