La economía española creció el año pasado el 5%, lejos del 6,5% previsto por el Gobierno y en sintonía con las estimaciones realizadas por diversos organismos y entidades a lo largo de la última parte del ejercicio, que recogen especialmente el impacto registrado por la escalada de la inflación. En el cuarto trimestre del año pasado registró un alza del 2% con respecto al tercero y alcanzó una tasa interanual del 5,2%, según los datos los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

A pesar de que el 5% se queda muy por debajo de las expectativas oficiales, se trata de un crecimiento medio que no se alcanzaba desde el año 2000, cuando el crecimiento fue del 5,2%, según se desprende de los datos del INE. En 2020 también se batieron récords, ya que el producto interior bruto (PIB) experimentó su mayor desplome desde la guerra civil, con el 10,8% cono consecuencia de la crisis provocada por el coronavirus.

Una de las incógnitas era a cuánta distancia se quedaría el crecimiento con respecto a la previsión el Gobierno. Desde la última mitad del ejercicio se han acumulado las revisiones a la baja como consecuencia de unas mayores restricciones por la variante ómicron del coronavirus y especialmente por la escalada experimentada por la inflación, situada en diciembre pasado en una tasa anual del 6,5%, al nivel de hace casi 30 años.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), que en octubre pasado empeoró sus pronósticos sobre España, los revisó en diciembre al situar el crecimiento de 2021 en el 4,6%, que ahora ha elevado hasta el 4,9% en un contexto global de una menor recuperación. Para 2022 mantiene su estimación de diciembre de un alza del producto interior bruto (PIB) español del 5,8%, la mayor de entre los países más avanzados, después de ser la que más cayó en 2020, con el 10,8%. El Gobierno estima un aumento del 7%.

En el tercer trimestre, el INE acabó aumentando en seis décimas el crecimiento que había estimado inicialmente, hasta el 2,6% en relación al periodo abril-junio y hasta el 3,4% respecto al mismo periodo de 2020, gracias al impulso del consumo de los hogares, a la actividad del turismo y el comercio y a las exportaciones. Eso hizo que el Banco de España, que había rebajado las previsiones de crecimiento para 2021 hasta el 4,5%, muy lejos del cálculo que había hecho en septiembre, anunciara que en marzo revisará alza los pronósticos.

En el cuarto trimestre, la inversión fue uno de los motores de crecimiento, con el 8,5%. La demanda interna penas creció el 1% como consecuencia del descenso del 1,2% experimentado por el consumo de los hogares, a pesar de coincidir con campañas como el Black Friday o las Navidades. También tiraron del conjunto las exportaciones, con un alza intertrimestral del 6,5%, y las importaciones, con el 3,5%, según los datos del INE.

También a nivel interanual destaca el impulso de la inversión, con una tasa del 9,6%, ya que el consumo de los hogares se limitó al 2%. Igualmente actuó como motor las exportaciones, con el 15,8% y las importaciones, con el 11,1%.

Del lado de la oferta, los sectores que más dinamismo registraron fueron a nivel interanual fueron el comercio, el transporte y la hostelería, con el 19,4%; y actividades artísticas, recreativas y otros servicios, con el 11,1%.

El número de horas efectivamente trabajadas aumentó un 0,2% respecto al tercer trimestre, una décima menos que en el trimestre anterior. En términos interanuales, el número de horas efectivamente trabajadas disminuyó cuatro décimas, hasta el 2,9%.

Los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, definidos como el número de horas trabajadas entre la jornada media realizada en puestos de trabajo a tiempo completo, aumentaron un 1,3% respecto al trimestre anterior. En términos interanuales, el empleo presentó un crecimiento del 6,4%, dos , lo que supone un incremento de 1,121 millones de empleos equivalentes a tiempo completo en un año.