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Miles de trabajadores asturianos con empleos temporales pasarán a ser fijos discontinuos

La reforma laboral provocará un auge de un tipo de contrato indefinido de actividad intermitente que apenas se usa ahora, pronostica la FADE

Los asturianos firmaron en 2021 un total de 302.643 contratos laborales, la inmensa mayoría en tres modalidades temporales: eventual por circunstancias de la producción (161.851, el 70% con duración inferior a un mes), obra o servicio (71.737) e interinidad (34.548). Y hubo 14.426 contratos indefinidos, 1.108 de ellos en la categoría denominada fija discontinua, residual en Asturias (0,36% del volumen total de contratación), pero que en los próximos meses cobrará gran protagonismo: la reforma laboral empujará a las empresas a convertir en fijos discontinuos a miles de trabajadores que hasta ahora incorporaban como temporales. Esos asturianos tendrán formalmente contratos de carácter indefinido, aunque su actividad será intermitente.

“El contrato fijo discontinuo está llamado a incrementarse notablemente; se convertirá en el contrato indefinido para realizar trabajos de naturaleza estacional o vinculados a actividades de temporada o que sean intermitentes, pero con períodos de ejecución ciertos”, han pronosticado los servicios jurídicos de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). La nueva regulación de ese tipo de empleo, combinada con el endurecimiento de las restricciones a las variantes temporales –desaparece el contrato por obra y servicio, que para la construcción se sustituye por una nueva versión indefinida, y el eventual por circunstancias de la producción solo será posible en casos de aumento “imprevisible” de la actividad–, conllevará “una revolución” en la forma de contratar, según una expresión de la FADE. Ocurrirá con particular intensidad en actividades como el comercio, la hostelería o en las empresas que prestan servicios para otras o para la Administración.

Comercio. La definición hasta ahora vigente del contrato eventual (“el que se concierta para atender exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la actividad normal de la empresa”) hacía posible que el sector comercial lo utilizase de manera cotidiana para reforzar plantillas en períodos de alta actividad previsibles (campañas de rebajas, Navidad, verano...). La reforma, cuyos efectos serán plenos a partir del 31 de marzo, obliga a prescindir de esa modalidad y a sustituirla por el empleo fijo discontinuo.

Hostelería. Fuentes del sector ponen un ejemplo para ilustrar el “cambio” de gestión de recursos humanos que afronta los negocios hosteleros: “El empresario de Llanes que hasta ahora usaba contratos temporales para ampliar la plantilla de la cocina y los camareros deberá hacerlos fijos discontinuos”. Y otro tanto ocurrirá, por ejemplo, con la incorporación de personal “extra” por días o fines de semana para, por ejemplo, servir banquetes. La práctica más común en este caso era hacer contratos de muy corta duración que ahora no serán viables, si la necesidad de personal es considerada “previsible”, o que tendrán una penalización de costes (26 euros más de cotización por cada baja) que disuadirá a las empresas. Las fuentes consultadas remarcaron que la expansión de la modalidad fija discontinua presenta incertidumbres, como la gestión de “los llamamientos” (las obligaciones que asume el empresario de citar e incorporar al trabajador en momentos que deben estar prefijados con algún grado de certidumbre) o la forma de gestionar situaciones singulares que el sector ya vislumbra: por ejemplo, la de aquellos camareros que tengan contratos fijos discontinuos con varios hosteleros.

Contratas. La fórmula de los fijos discontinuos se perfila también como sustituta del contrato por obra y servicio en empresas que presten servicios a través de acuerdos mercantiles con otras o por encargo de la Administración. Salvo en el sector de la construcción, para el que se crea una modalidad específica, el contrato por obra desaparece.

El contrato fijo discontinuo aporta, en opinión de FADE, estabilidad al trabajador y favorece “la reposición” de personal en las empresas en las épocas del año en que periódicamente necesita reforzarse. “No todo son ventajas”, cree la patronal: “Las obligaciones en materia de llamamientos" pueden convertirse en un escollo para las empresas.

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