La gran fusión de los archirrivales históricos de la aviación española cada vez se aleja más. Iberia y Air Europa anunciaron hace más de dos años un preacuerdo para su integración. Tras varias revisiones a la baja del precio pactado, tras romper el acuerdo y darse más tiempo para intentarlo de nuevo, y con varios obstáculos jugando en contra (el parón del negocio por la pandemia, las autoridades de Competencia de la UE...), la posibilidad de cerrar un acuerdo se enfría. Y ahora el Gobierno no parece dispuesto a meter presión a las partes para allanar el camino hacia una integración.

Iberia y su matriz IAG (el holding que también integra a British Airways y Vueling) insisten en que mantienen todo su interés por sellar una integración con su gran competidor tanto en las rutas domésticas como hacia Latinoamérica. Pero el presidente del grupo turístico Globalia y de Air Europa, Juan José Hidalgo, lleva varias semanas alejando la posibilidad de alcanzar un pacto con Iberia e insistiendo en que su aerolínea tiene capacidad de seguir adelante en solitario.

El Gobierno ha estado participando en esas negociaciones -a través de Moncloa, el Ministerio de Asuntos Económicos y el Transportes- y se había mostrado dispuesto incluso a entrar en el accionariado de Air Europa si eso servía para facilitar la operación. El Estado ya rescató Air Europa con dos préstamos por importe de 475 millones de euros del fondo para compañías estratégicas de la SEPI (un préstamo ordinario de 235 millones a devolver antes de 2026 y otro préstamo participativo por los 240 millones, que podía convertirse en una participación accionarial) y otros 140 millones de créditos avalados por el ICO.

Para el Gobierno la unión de Iberia y Air Europa siempre ha sido su opción preferida. Lo sigue siendo. La integración de ambas compañías crearía un gigante nacional que impulsaría el aeropuerto de Madrid-Barajas como uno de los grandes centros aéreos europeos y reforzaría su papel como puente entre Europa y Latinoamérica. Sin embargo, el Ejecutivo no tiene intención de presionar a las aerolíneas para impulsar la operación ni pretende mediar de manera proactiva entre los dos grupos, según varias fuentes próximas a las conversaciones ahora en suspenso.

La propia vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, indicó este lunes abiertamente que el “primer interés” del Gobierno es garantizar la viabilidad de Air Europa y la continuidad de sus operaciones y del empleo, y asegurar que la compañía devuelve los créditos públicos recibidos. Para la vicepresidenta, que se ha venido implicando directamente para facilitar la operación, el objetivo fundamental es proteger el interés general y eso pasa por conseguir que Air Europa cumpla con sus compromisos y garantice la devolución del rescate.

El consejero delegado de IAG, Luis Gallego, desveló la pasada semana que Globalia mantiene contactos con otra compañía europea de cara a una alianza o un acuerdo de integración. Desde el sector aéreo se da por hecho que se trata del grupo francoholandés Air France-KLM, aunque se apunta también a la alemana Lufthansa y la norteamericana Delta como potenciales interesados en la aerolínea española. “Sería un acuerdo catastrófico para los intereses de España”, subrayó Para Gallego. “Nosotros seguimos apostando por esta operación, no somos nosotros los que estamos buscando otras alternativas”.

Iberia y Air Europa decidieron a mediados de diciembre romper el acuerdo de fusión que alcanzaron dos años antes (que inicialmente implicaba la absorción por 1.000 millones de euros, pero el importe se rebajó a 500 millones por el golpe de la pandemia). Las aerolíneas rompieron ese acuerdo que hacía tanto arrastraban, pero se dieron más tiempo para encontrar un plan B que les permita otro tipo de alianza o integración que no implicara la absorción total de Air Europa.

La crisis del sector aéreo provocada por la pandemia, la situación financiera extrema que ahoga a Air Europa y el más que previsible veto de la Comisión Europea a la operación por razones de competencia dieron al traste con la fusión para crear un gigante nacional. Ahora el principal accionista de Air Europa insiste en que la aerolínea tiene capacidad para crecer en solitario y, en todo caso, busca otras opciones alternativas a Iberia, al que se culpa desde diferentes ámbitos de no haber presentado nuevas propuestas en las últimas semanas para impulsar la operación.

El presidente de iberia, Javier Sánchez-Prieto, subrayó la semana pasada que la opción de Air Europa sigue siendo la “preferida” para la compañía, pero avisando que se estudiarán “otras alternativas” si no hay acuerdo. "Seguimos con la puerta abierta, ya que es la mejor operación para desarrollar el hub de Madrid y su valor estratégico, muy importante para el turismo y para España", sentenció Sánchez-Prieto. "El Gobierno es el regulador y mayor acreedor de la compañía, lo que puede hacer o no, lo desconocemos", indicó entonces el presidente de Iberia.