Las criptomonedas y los tokens no fungibles (NFT, en inglés) son dos de los fenómenos que más expectación levantan en el mundo tecnológico. Tras un 2021 en el que esas tendencias se han disparado, pasando de ser conceptos de nicho a popularizarse en todo el mundo, ambas han estado más presentes que nunca en el Mobile World Congress (MWC) que se celebra estos días en Barcelona y l’Hospitalet de Llobregat.

Una creciente rama del sector tecnológico lleva meses evangelizando sobre la web3, concepto con el que se refieren a la evolución hacia un internet descentralizado donde los usuarios puedan relacionarse y comercializar sin intermediarios. Eso es lo que permite la tecnología Blockchain, que a su vez se ha convertido en la espina dorsal que sustenta las criptomonedas y los NFT.

Criptomonedas

El Bitcoin, la primera divisa virtual, nació en 2008 como respuesta a la crisis financiera. Entonces, la caída de Lehman Brothers arrastró la economía mundial, pero también se llevó por delante la confianza de los ciudadanos en las instituciones financieras. Fruto de ese recelo con el modelo centralizado, las criptomonedas se han popularizado entre inversores, empresas e incluso se ha legalizado su uso en El Salvador. “Están democratizando el acceso a los servicios financieros para quienes no tienen acceso a cuentas bancarias”, ha explicado estos días Julia Carbajal, Directora Global de Asociaciones Estratégicas en la plataforma de finanzas descentralizadas Celo.

Aunque ha estado poco presente en el Mobile, también hay mucho escepticismo en torno a las criptomonedas. La capitalización de las más de 7.000 divisas virtuales que existen se disparó un 187% el año pasado hasta superar los 2.000 millones de dólares, pero esa adopción generalizada también ha traído consigo cada vez más estafas. Múltiples países han alertado de sus riesgos especulativos, de su alta volatilidad (la capitalización se ha desplomado en los últimos dos meses) y de la falta de un marco normativo que proteja a los inversores. “Los reguladores deben asegurar que la competencia en el sector financiero es justa”, ha señalado José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, pidiendo las mismas reglas para el ecosistema cripto.

NFT

Otro de los pilares de esa creciente economía digital son los NFT, el proceso que permite certificar la propiedad sobre activos digitales —ya sean imágenes, vídeos o parcelas de terreno virtual—, algo imposible hasta ahora. Eso convierte esos activos en algo único y exclusivo, lo que relanza su valor. “El arte digital está siendo uno de los primeros campos de uso del Blockchain y las criptomonedas”, ha explicado Charles Stewart, director ejecutivo de la histórica casa de subastas británica Sotheby’s. Y es que el coleccionismo de NFT movió el año pasado hasta 41.000 millones de dólares, un valor similar al del arte tradicional.

Más allá del arte, los NFT son cada vez más usados por empresas como vías para atraer y fidelizar sus seguidores. “No solo estás comprando una imagen, sino que con ella adquieres un token que te da ventajas exclusivas como acceso a eventos o a ciertos productos”, ha explicado la tecnóloga e inversora Becks Perfect. Marcas como Pizza Hut y artistas como Shawn Mendes han lanzado sus NFT, un camino que también seguirá el Barça. Su presidente, Joan Laporta, ha explicado en el Mobile que apostarán por esta tecnología para conectar con sus 300 millones de fans, pero también para “ayudar a las finanzas” del club.

A pesar de la expectativa transformadora levantada por los más entusiastas, la llamada criptoeconomía encara aún múltiples retos para posicionarse como un entorno fiable, seguro, sostenible, igualitario y útil.