El avance de la guerra en Ucrania y el progresivo aumento de las sanciones a Rusia están cercando día tras día la actividad normal de las empresas valencianas. Una situación que en el sector del metal, el más importante de la industria autonómica, se vive con absoluta "impotencia", según aseguró ayer a este diario el presidente de la patronal sectorial Femeval, Vicente Lafuente. "No podemos hacer nada", o casi nada, ante la tormenta que se les ha venido encima con los costes energéticos - gas, petróleo y electricidad- cada día en valores más elevados, con los crecientes problemas para el acceso a unas materias primas que, además, se encarecen sin tasa y con una inflación desbocada que obliga a elevar los gastos laborales.
A diferencia de lo que empieza a suceder en otros puntos de España, como Arcelor Mittal en Guipúzcoa, Lafuente asegura que a Femeval no ha llegado ninguna comunicación de que alguna empresa haya tenido que parar la producción por esta tesitura, pero la preocupación es máxima. Desde la patronal "pedimos a nuestros asociados que hagan un ejercicio de cálculo de costes para trasladarlos a los clientes". Otra indicación es la renegociación de contratos de larga duración, a lo mejor de un año, que están totalmente alejados de los precios actuales respecto de los pactados antes del conflicto.
A este respecto, Lafuente pide a las administraciones públicas "que sean sensibles al aumento de costes y abran la mano a negociar" en contratos de limpieza o mantenimiento. "No puede ser que te digan que subas los salarios, pero no te dejen repercutir ese incremento en los contratos", afirma.
La situación de las materias primas también es fuente de preocupación para el sector del metal. En relación con esto, el presidente de Femeval explicó que este mismo martes se suspendió en Londres la cotización del níquel, lo que ha provocado la paralización de las compras de este metal esencial para fabricar acero inoxidable.
Por su parte, el automóvil y toda su industria auxiliar también observan con preocupación el estallido de un conflicto que solo viene a agravar la coyuntura de un sector muy tocado por los efectos de la pandemia y por la disrupción que está provocando la electrificación. Los sindicatos de la factoría de Ford en Almussafes aseguran que no están sufriendo de forma directa la guerra pese a que la firma ha suspendido sus trabajos en Rusia, donde operaba a través de una joint venture.
Sin embargo, desde Avia sí que alertaron ya la pasada semana de que la invasión de Ucrania estaba vaciando las fábricas del sector auxiliar en el este de Europa (Hungría, Rumanía y República Checa) porque sus trabajadores ucranianos abandonaban sus puestos para combatir contra el Ejército ruso. Una problemática que sigue produciéndose, aseguraron ayer.
Además, desde el clúster valenciano señalan que "la previsión es un encarecimiento generalizado" de los costes de materias primas que vienen de estos países, especialmente el paladio y el níquel, y de la energía, que castigará especialmente "a pymes de 300 trabajadores que no llegan al tamaño mínimo para ser consideradas electrointensivas", por lo que pierden bonificaciones.
Las fuentes del clúster señalan que están «en contacto permanente» con las empresas asociadas para conocer cualquier cambio que el conflicto pueda producir, así como con otras firmas de la industria. En ese sentido, confirman que la guerra ha empeorado las previsiones de producción en la UE, rebajándolas de 86 millones de vehículos a 78 millones.
El azulejo avisa de paradas de producción y ERTE por el gas
El sector cerámico avisa de paradas de producción y nuevos ERTE por el elevado coste del gas. El combustible cayó ayer a 210 euros el megavatio hora (MW/h) frente a los 345 euros que llegó a costar el lunes, pero sigue siendo un precio estratosférico. El secretario general de la patronal cerámica (Ascer), Alberto Echevarría, expuso en un mensaje en Twitter la preocupación del sector. "Ninguna actividad industrial puede soportar este precio", indicó y alertó de que se tiene que estar preparado "para ver una parada masiva de producción, la pérdida de puestos de trabajo y la recesión". Fuentes sindicales aseguraron que en los últimos días se aceleran las presentaciones de expedientes de regulación de empleo. Algunos de ellos se prepararon en diciembre y ya están aprobados a la espera de su aplicación, destacaron. La mayoría de los casos son de ERTE al 50% de 4 a 6 meses.
