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La tormenta perfecta: los economistas resaltan la peligrosa confluencia de crisis en Asturias por la inflación

Los expertos están preocupados por el galopante crecimiento de los precios, pero discrepan sobre su capacidad para anular el efecto fin de pandemia

La periférica Asturias se ha convertido en un punto de confluencia, pero de crisis. A la de dificultades de aprovisionamiento de materias primas y de subida de precios por la guerra de Ucrania, que se ha traducido en una galopante inflación del 9,8% en España, se suman las crisis específicas de la región. Estas están derivadas de un mayor impacto en Asturias de la huelga del transporte, de un fuerte impacto del alza del precio de la energía sobre la industria (por la concentración de empresas intensivas en consumo, algunas de las cuales han parado producción) y por la acumulación de problemas en el campo y la pesca que han dinamitado los márgenes. Expertos de la Universidad de Oviedo consultados por LA NUEVA ESPAÑA discrepan sobre la intensidad de los efectos, pero coinciden en que esta confluencia es una barricada en el camino de la recuperación.

Juan Vázquez, catedrático de Economía Aplicada y ex rector de la Universidad de Oviedo; Manuel Hernández Muñiz, profesor de Economía Aplicada y miembro del grupo de investigación Hispalink-Asturias; César Rodríguez, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, y Esteban Fernández, profesor de Economía Aplicada e investigador del Laboratorio de Análisis Económico Regional (Regiolab) analizaron hasta que punto la confluencia de crisis en la región son amenazas para la recuperación en una comunidad que está entre las que aún no han vuelto a los niveles de producto interior bruto (PIB) anteriores a la pandemia del coronavirus.

–¿Corre riesgo Asturias de quedar descolgada en la recuperación con respecto a otras regiones españolas?

–ESTEBAN FERNÁNDEZ: Creo que no, o al menos eso me gustaría creer. Los economistas distinguimos entre shocks tipo impulso (se produce un efecto puntual más o menos pronunciado, pero muy rápidamente se vuelve a la situación inicial) y shocks tipo escalón (sus efectos modifican las trayectorias y actúan en el más largo plazo). Por ejemplo, y sobre el impacto que el covid ha tenido en nuestras economías, al principio creíamos que iba a ser un shock tipo impulso, pero lamentablemente con el paso del tiempo comprobamos que se ha tratado de una crisis con un recorrido mucho más amplio. No creo que este sea el caso de la situación que vivimos. Por supuesto, es todo muy incierto aún, pero las varias crisis con las que estamos conviviendo durante las últimas semanas tienen todos los indicios para ser consideradas como coyunturales.

–CÉSAR RODRÍGUEZ: En el momento actual están confluyendo varios factores que contribuyen a generar expectativas negativas sobre la evolución de la economía asturiana, pero también europea, de cara a los próximos meses. Los aumentos en el precio de las materias primas, en general, y de la energía en particular ya habían comenzado a manifestarse antes de la guerra de Ucrania, derivados de los problemas logísticos en la cadena de suministros, las consecuencias del parón de actividad generado por la pandemia y la elevación de la demanda de bienes finales a raíz del inicio de la recuperación tras culminar los procesos de vacunación. No obstante, en el caso español, los problemas del mercado eléctrico también se han agravado por la premura con que se ha llevado a cabo el proceso de descarbonización de nuestra economía. Aunque teníamos más años por delante para completarlo, el cierre temprano de las térmicas de carbón ha estimulado el papel del gas en la generación eléctrica. Por un lado, ha aumentado su demanda, pero, por otro, los dos principales países productores que abastecen a Europa, Rusia y Argelia, han ejercido de pleno su poder como duopolio, elevando los precios hasta límites insostenibles para el consumidor. El error ha sido tan manifiesto que térmicas de carbón cerradas han vuelto, meses después, a producir electricidad con carbón. Urge pues volver a plantearse la reordenación del sector de la generación de electricidad para que la transición hacia un modelo sostenible y no contaminante no se haga a expensas del consumidor y debilitando la posición competitiva de nuestra industria, en especial la asturiana, que es electrointensiva. Si no se contiene la subida de precios se va a resentir nuestra industria y con ello la recuperación económica. Todo va a depender de lo que dure este proceso y de la intensidad de las subidas, que también guardará relación con la duración y la escala del conflicto de Ucrania. En cuanto a si Asturias puede quedar descolgada de la recuperación con respecto a otras regiones españolas, pienso que el problema es general, no sólo español, sino europeo. En el caso de Asturias, parte de nuestra industria es intensiva en el uso de la electricidad, pero esa industria también es nuestra fuerza, y a medio plazo su aportación al PIB es lo que nos va a permitir que la recuperación sea más sólida y duradera.

–MANUEL HERNÁNDEZ: Si el sector transportes regresa a la actividad normal, gracias a una revisión de los acuerdos de precios entre empresas cargadoras y las empresas de transportes, podemos volver a un nivel de actividad “normal”, entendiendo por nueva normalidad no la que habíamos dibujado en diciembre del año pasado, sino la acorde con la situación actual de conflicto bélico en Ucrania: precios al alza de la energía, de algunas materias primas, paradas en los procesos de producción por el alto coste de la energía eléctrica, y posibles rupturas de las cadenas de suministro. Ahora mismo necesitamos información que no está publicada, de modo que vivimos de conjeturas o de predicciones de modelos que no contemplaban una guerra en el horizonte temporal. En cuanto al ranking regional, barrunto que las horquillas en el crecimiento regional se van a abrir, a sabiendas de que no conocemos el cierre oficial de 2021. Sin embargo, yo firmaría por el 4,8% que anuncia el equipo Hispalink-Asturias. Sería un estupendo logro alcanzar esa cifra al final de año.

–JUAN VÁZQUEZ: Hay riesgo de que Asturias quede, otra vez más, descolgada. Hay dos dimensiones para ver la incidencia de esta crisis en Asturias. Por un lado, lo más frecuente es centrarse en lo que tenemos de diferencial, casi siempre negativo, y que supone un mayor impacto en nuestra región. Eso es, desde luego, muy preocupante, porque supone ahondar en el declive tradicional de nuestra economía y porque pone en jaque a sectores decisivos de nuestra estructura, como las industrias electrointensivas, el transporte, la pesca, el conjunto del sector primario regional y de actividades tan estratégicas para Asturias como la industria agroalimentaria. La nueva estructura de costes inducida por los precios de la energía y la evolución de la inflación, supone una vuelta de tuerca más en la caída de rentabilidad que ya venían padeciendo empresas de esos sectores y que podría abocarlas a la desaparición. Por otro lado, la segunda dimensión para contemplar la incidencia de esta crisis, es que nosotros somos demasiado pequeños y los fenómenos de alcance tan nacional y global, que lo que ocurra en Asturias dependerá de lo que ocurra en general. Y mi preocupación es en esto aun mayor. El riesgo no es que Asturias quede descolgada de la recuperación, sino de que de la recuperación quedemos descolgados todos, el conjunto de la economía española y europea, y entremos en una etapa de estanflación (inflación sin crecimiento). Los costes energéticos, la situación fiscal, la progresión de la inflación, los problemas con las materias primas, los efectos de la reforma laboral, los potenciales incrementos de tipos de interés y del fin de una política monetaria expansiva... están creando un panorama muy complejo y peligroso.

–Los meses de marzo, abril y mayo suelen ser meses en los que crece la ocupación en Asturias. ¿Puede detenerse el habitual crecimiento del empleo?

–ESTEBAN FERNÁNDEZ: Si volvemos en un plazo razonable a una situación de estabilidad tanto en términos de la situación geopolítica en Ucrania, como en los mercados internacionales de productos energéticos, y finalmente a un normal funcionamiento del sector del transporte por carretera, no creo que haya motivos para pensar que vayamos a tener una primavera que se comporte en peores términos que los que hemos tenido en años anteriores. Durante los últimos ejercicios, ese crecimiento experimentado por el empleo ha venido sobre todo impulsado por el sector servicios, y éste no debería verse especialmente afectado por el cúmulo de situaciones anómalas que hemos estado viviendo durante los meses de febrero y marzo.

–CÉSAR RODRÍGUEZ: A corto plazo, para los próximos tres meses es posible que las inversiones se ralenticen así como la creación de empleo. Pero el horizonte no está claro. Imaginemos que se llega pronto a un acuerdo de paz en Ucrania. En ese caso, el panorama podría cambiar en muy poco tiempo.

–MANUEL HERNÁNDEZ: El perfil intranual seguirá con la estacionalidad habitual, con una Pascua que cae en abril. Las perspectivas de este mes pueden verse ensombrecidas por el alza de precios, pero también puede haber gente que desee adelantar gastos y evitar futuras alzas. Es una incógnita.

–¿Se corre el riesgo de que se diluya en Asturias el esperado efecto fin de pandemia?

–ESTEBAN FERNÁNDEZ: Nuevamente y a riesgo de pecar de excesivamente optimista, no creo que este sea el caso. Asturias se enfrenta a importantes riesgos para su economía, pero estos riesgos estaban ahí desde hace tiempo: básicamente tienen que ver con la transición desde un sistema industrial altamente intensivo en el consumo de energías fósiles y que va a evolucionar hacia otro modelo. Este desafío sí que va a estar condicionando nuestro futuro económico y es comparativamente mucho más importante para la región que la situación coyuntural que hemos estado atravesando durante las últimas semanas.

–CÉSAR RODRÍGUEZ: La recuperación tras la pandemia puede que se retrase, pero va a ser algo imparable en cuanto el horizonte se despeje. Se han sucedido tres crisis muy importantes, la financiera, la pandemia y ahora la guerra en una parte de Europa. Son tantos años de contención de gasto, de inversiones a medio gas, de proyectos parados y de bajo consumo, que de no producirse un desastre irremediable en el conflicto actual, la recuperación se acabará produciendo. No obstante, hemos de tener en cuenta que lo que más va a lastrar la recuperación es el problema de la inflación. Como el problema es de ámbito europeo, motivado entre otras cosas por la política monetaria expansiva que ha aplicado el Banco Central Europeo (BCE) en los últimos años para permitir la recuperación económica, la reacción del BCE será endurecer esa política monetaria, subiendo el tipo de interés y reduciendo su programa de compra de deuda pública de los países. Eso obligará a los gobiernos a aplicar políticas fiscales más restrictivas, lo que dificultará algo la recuperación. Pienso que la clave está en cuándo y con qué intensidad actúe el BCE, que no olvidemos, tiene como misión fundamental situar la tasa de inflación europea alrededor de 2%.

–MANUEL HERNÁNDEZ: La disolución del efecto ánimo viene de la mano del aumento de los precios, que diluye el poder de compra de los depósitos acumulados en el sector bancario por las familias, y que inevitablemente golpeará a las decisiones de consumo –gasto ligado al ocio, consumo social– y de gasto en bienes duraderos.

–JUAN VÁZQUEZ: Hay riesgo de que se diluya el efecto fin de la pandemia. Corre el riesgo de que a una pandemia la suceda otra, con el virus de una inflación que, al proceder de los costes energéticos, se infiltra y se propaga por el conjunto del cuerpo de la economía. Corre el peligro de que se detenga el crecimiento y entremos en una etapa de estanflación: hace unos meses los bienpensantes nos decían que la inflación era pasajera y ya vemos a donde ha llegado y a donde puede llegar si se abre una dinámica de indiciación salarial, de las pensiones... La inflación sube muy rápido, pero baja muy lenta y no deja de ser un impuesto que empobrece a amplios colectivos de población. Las políticas económicas parecen más para salir del paso que para recobrar el paso, están más centradas en proteger que en restaurar la competitividad, en subvencionar que en atacar el origen de las subidas de costes, en prohibir que en sanear, como si se pudiese prohibir por decreto la inflación (o algo así como si las cosas consistiesen en prohibir la enfermedad en vez de hacerla curar). Ahora podemos descubrir que la retórica no soluciona problemas, que hace falta consistencia y no palabrería, que en vez de procurar que nadie se quede atrás corremos el riesgo de que atrás nos quedemos todos, que vamos a despertar de las veleidades del sueño de país rico que parecía tener garantizada, para siempre y sin esfuerzo, la prosperidad como si se tratase de un derecho natural, que corremos el peligro de un empobrecimiento general y de una generalización de la tensión social.

Hispalink reduce el alza del PIB de Asturias al 4,8%

El equipo de modelización y predicción de economía Hispalink-Asturias, perteneciente a la red universitaria Hispalink, ha rebajado al 4,8% el crecimiento en el Principado en 2022. En su último flash, publicado al cierre de marzo, Hispalink-Asturias destacó el “contexto de gran incertidumbre” que se vive, en el que los organismos dedicados a la prospectiva están revisando a la baja las expectativas de crecimiento económico. “En el caso de la economía asturiana nuestras últimas previsiones anticipan un crecimiento de 4,8% para el PIB regional, correspondiendo las mejores perspectivas a la actividad constructora, cuya tasa en 2021 ha sido negativa”, señala el informe. El equipo de predicción apuntó que los indicadores coyunturales disponibles para 2022 son todavía escasos y muestran comportamientos dispares. “Así, los Índices de Producción Industrial elaborados por SADEI y el INE han iniciado el año con crecimientos que, previsiblemente, se atenuarán en los próximos meses, si bien nuestras perspectivas de cierre de año son positivas”, señaló el equipo de Hispalink-Asturias. En el caso de los indicadores de servicios (movimiento de pasajeros aéreos, viajeros y pernoctaciones en hoteles), el equipo destaca que las elevadas tasas de variación interanual registradas (de hasta el 37%) deben ser analizadas con cautela ya que la referencia de comparación son meses de 2021 afectados por las limitaciones de movilidad asociadas al covid. Los comportamientos más negativos corresponden a indicadores de demanda (consumo de electricidad, matriculación de turismos, ventas de alimentación) “que previsiblemente se seguirán viendo afectados por las importantes subidas de precios”.

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