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La de Danone será la sexta factoría láctea que se cierre en Asturias en los últimos 30 años

La venta de fábricas para evitar su clausura, como se intenta ahora, concluyó con la supervivencia de las plantas en algún caso y su clausura tiempo después en otros

Planta de Lagisa, en Gijón, clausurada en 2000.

El cese de actividad que plantea el grupo agroalimentario francés Danone para su fábrica de Salas será el sexto cierre fabril significativo que vivirá el sector lácteo de la región desde que en 1981 la multinacional gala instaló su factoría en Asturias.

En los últimos 30 años desaparecieron la fábrica de de la multinacional francesa Fromageries Bel en Brieves (Valdés), la de Lagisa en Gijón, la de Valdés SAT en Canero (Valdés), la de Villaviciosa –que fue propiedad sucesiva de El Molinero, Nestlé y Capsa–, y el pasado mes de marzo Industrias Lácteas Asturias (Ilas-Reny Picot) clausuró la planta de Granja La Polesa en Siero. En estas tres décadas se produjeron otros cierres de menor relevancia y hubo también algún caso, como el de Granja La Luz, cuya desaparición se vio compensada con la creación un año antes de otra factoría (Lactavisa, en Avilés) por iniciativa de la misma dinastía.

De estas clausuras de centros de producción láctea en Asturias en las últimas cuatro décadas, la más similar al caso de Danone fue la de la compañía francesa Bel en la medida en que supuso el cese de actividad de la multinacional en Asturias y el traslado de su producción (los quesitos Mini Babybel) fuera de la región.

El resto de los supuestos obedecieron a procesos de racionalización de centros productivos y concentración en otros del mismo grupo de mayor capacidad dentro de la propia región como acaba de ocurrir con Granja La Polesa, que ha traslado su actividad a la factoría del grupo en Anleo (Navia) para atenuar costes prescindiendo de la planta de menor tamaño. En estos casos, el efecto de la medida tiene impacto en el ámbito local pero la resultante regional puede ser neutra si las compañías mantienen plantilla, procesamiento de materia prima y volumen de producción tras haber simplificado su estructura fabril.

Por esta misma estrategia, el grupo Ilas ya había renunciado a fines de 2018 a su fábrica de El Escorial (Madrid) por su escaso tamaño y altos costes para aglutinar su actividad en la de Zamora.

Ahora, trabajadores de Danone en Salas, autoridades locales, regionales y ministeriales, y corporaciones camerales propugnan la búsqueda de un grupo solvente que pueda adquirir la instalación que la compañía francesa pretende paralizar de modo que el nuevo propietario garantice su continuidad industrial bien como planta láctea o en todo caso agroalimentaria. El comité laboral obtuvo el jueves de Danone el compromiso –dijo la representación laboral– de colaborar en el proceso de captación de un posible comprador y de facilitar el traspaso de las instalaciones para darles una segunda oportunidad.

La experiencia en el sector lácteo asturiano arroja luces y sombras en este tipo de ventas para consolidar implantaciones fabriles. Tanto los antecedentes que ha habido en Asturias como los que han protagonizado grupo lácteos asturianos en otras regiones deparan historias fructíferas pero también frustraciones.

Antigua factoría de Valdés SAT

Venta de fábricas

El cierre de la planta de Brieves, en la parroquia de Trevías, fue uno de los casos en los que este tipo de operaciones terminaron abocando al cese de actividad pese al cambio de propietario.

La planta de Brieves era uno de los cuatro centros productivos con que a comienzos de los años 80 contaba la multinacional suiza Nestlé en Asturias. Hoy Nestlé es titular de una factoría láctea en Sevares (Piloña) y otra de platos cocinados en Gijón. En 1984 Nestlé vendió sus instalaciones valdesanas a Fromageries Bel.

La actividad industrial en Brieves se prolongó, bajo la nueva propiedad, durante nueve años. En 1993 Bel cesó en la producción y la concentró en su factoría de Ulzama (Navarra). Aunque aún persistió en Brieves un centro de recogida de leche, algún tiempo después también lo abandonó.

Otro caso fue el de la fábrica de Canero (Valdés). Esta planta era a comienzos de los años 80 una de las tres factorías de Mantequerías Arias. La compañía, que ya había cerrado en el decenio anterior la planta fundacional de Corias de Pravia, había cambiado de dueño en dos ocasiones y el nuevo propietario sopesaba la clausura de la factoría de Canero. Su venta en 1986 a la sociedad agraria de transformación Valdés SAT auguró un nuevo futuro para la planta, que inició varias líneas de fabricación de lácteos y en particular quesos. El proyecto perduró hasta su venta en 2000 a Capsa, la filial industrial de Central Lechera Asturiana. La fábrica de Valdés quedó en desuso y cesó en su actividad productiva, que pasó a concentrarse en Granda (Siero).

Centro fabril de Villaviciosa, que fue de El Molinero, Nestlé y Capsa.

La caída de las ventas en España de los quesos fundidos llevó a Nestlé a anunciar en 1998 el cese de la producción en su factoría de Villaviciosa. El problema de mercado era similar al que ahora cuestiona la pervivencia de Danone en Salas por el declive del mercado de queso fresco para el público infantil. Nestlé se comprometió a vender la fábrica a un grupo lácteo que garantizara su continuidad productiva.

La planta fue comprada por Capsa para desarrollar quesos fundidos y otros derivados lácteos pero terminó por trasladar su producción en 2012 a su factoría de Granda (Siero), la mayor del grupo en España, para dar viabilidad a este negocio. La factoría de Villaviciosa fue demolida.En el caso de la Central Lechera de Gijón (Lagisa), su venta a Celbasa Ato y la compra de este grupo por la cooperativa normanda ULN –que entró en crisis– no garantizó su futuro. Bongrain (ahora Savencia) acudió al rescate de ULN por sugerencia del Gobierno francés y creó CLN con Lagisa, Ato y Larsa. La integración de CLN en Capsa en 1997 supuso la continuidad fabril en Cataluña y Galicia pero la fábrica gijonesa, sin posibilidades de expandirse y crecer, fue cerrada y su actividad trasvasada a Granda,

Fuera de Asturias, el cese de la venta de yogures en otras regiones (salvo en el Noroeste) supuso la renuncia por Capsa a su fábrica de Sevilla. Para evitar su cierre, fue cedida en 2008 en alquiler con derecho a compra a Nueva Rumasa. Este grupo renunció a ella en 2011 y la reintegró a Capsa, que procedió a su cierre.

Planta de Granja La Polesa, de Siero, cerrada en marzo por ILAS-Reny Picot.

Otras transacciones han garantizado la continuidad de las plantas a largo plazo, que a es lo que aspiran estos días los empleados de Danone, la sociedad civil de Salas y las autoridades.

En 2009 Mantequerías Arias, filial del grupo lácteo francés Savencia, y que tiene en Vegalencia (Ribera de Arriba) su mayor factoría en España, optó por la venta de su fábrica de Arriondas (Parres) para garantizar su continuidad, una vez que la caída de ventas por la crisis financiera –agudizada por la pérdida de un contrato de suministro a Mercadona– comprometía su futuro. La planta fue adquirida por el grupo cántabro Quesería Lafuente con el compromiso recíproco de que siguiera produciendo para Arias algunos productos específicos de la planta parraguesa.

En 2017 Capsa hizo una operación para ceder la mayoría de control de su factoría de Vidreres (Girona), en la que envasa la leche Ato, a la cooperativa Covap, proveedora de leche Hacendado para Mercadona. Con ello, Capsa garantizaba un alto rendimiento de la planta al saturar su capacidad de producción con la actividad envasadora de los dos grupos.

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