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Garbiñe Espejo Secretaria general de CC OO de Industria

“La descarbonización se está abordando de una forma caótica”

“Nadie duda de la necesidad de la inversión de ArcelorMittal en Asturias, pero nos jugamos mucho y queremos saberlo todo”

Garbiñe Espejo, secretaria general de la Federación Estatal de CC OO. | LNE

Garbiñe Espejo Jairo, secretaria general de la Federación Estatal de CC OO de Industria, sostiene que “no hay suficiente apuesta por la industria”, un sector que juzga como “una de las bases esenciales para el desarrollo económico, social y laboral”. Espejo opina que “la descarbonización se está haciendo de modo caótico” y que Europa se ha equivocado “al querer competir, en un mercado desregulado, con países que no están dispuestos a jugar con las mismas reglas”: “No dejemos”, reclama, “que los tramposos tengan ventajas”. La dirigente, que este lunes participa en Avilés en una asamblea de delegados en pro de un Pacto por la Industria, previa a la manifestación convocada en Madrid el 21 de junio, defiende la inversión que ArcelorMittal pretende acometer para la descarbonización de su cabecera siderúrgica en Asturias, pero reclama más información a la multinacional.

–¿Cuál es el propósito del Pacto por la Industria que defienden los sindicatos y en qué términos lo plantean ?

–Desde CC OO planteamos la necesidad de un Pacto de Estado por la Industria que siente las bases de dos cuestiones fundamentales y de las que ha carecido históricamente el estado Español: un consenso construido a nivel político y con los agentes sociales que pase a considerar a la industria como una de las bases esenciales para el desarrollo económico, pero también social y laboral, de un país de las características de España y que no esté al socaire de los cambios de color u orientación política de los gobiernos de turno y como segundo pilar, que se dote de un contenido claro, mediante medidas concretas que provean a la industria en España de las herramientas necesarias para poder competir de igual a igual tanto en el marco comunitario como fuera de él. Por eso en CC OO decimos que es necesario un Pacto por la Industria que acompañe a la actual Ley de Industria en proceso de tramitación y exigir que esto sea antes de finalizar la legislatura actual.

–¿No hay una suficiente apuesta por la industrialización?

–No, no la hay y no la ha habido de forma constante y concreta, si no sujeta a vaivenes, que son todavía más contraproducentes y generan incertidumbre. Esto de forma clara responde a lo que mencionaba con anterioridad: la falta de unas políticas industriales claras con una visión de Estado hacia la Industria. Eso es lo que ahora exigimos y reivindicamos.

–¿El objetivo de la UE de que la industria alcanzase el 20% del PIB en 2020 sigue siendo alcanzable?

–Si se ponen las medidas necesarias para ellos es alcanzable y sin duda es perfectamente exigible. Es un compromiso adquirido, y no menor, por el conjunto de países que forman parte de la Unión. Cada día la experiencia nos demuestra mucho más la necesidad de cumplirlo: tensiones geopolíticas, necesidad de independencia tecnológica, incluso la propia pandemia nos lo sigue demostrando. Es un objetivo irrenunciable en el que España debe de avanzar.

–¿Qué requisitos se precisan para lograrlo?

–Son diversos pero en nuestro caso muy claros y a la vez compartidos con el resto de países que integran la Unión Europea. Pueden mencionarse varios: necesidad de costes energéticos predecibles y competitivos, mejores mecanismos de formación y cualificación profesional, una apuesta clara por la digitalización en el ámbito industrial y una inversión mayor y sostenida en el tiempo en cuanto a investigación y desarrollo… En España estas tres cuestiones han sido literalmente abandonadas.

–¿Hay modelos europeos en los que inspirarse?

–La UE tiene la gran virtud de poder adoptar las fórmulas que dan los mejores resultados en los diferentes países para poder aplicarlas en el conjunto de los mismos. Es decir: lo que funciona en un país se puede permitir y adoptar por otro. Eso es una gran ventaja. Le pondré dos ejemplos: el modelo francés, en el que la legislación permite que determinadas empresas tengan serios problemas si tratan de deslocalizarse por meras cuestiones económicas o la iniciativa de Alemania que opta por entrar, como Estado, a participar de determinados sectores muy ligados al conocimiento y desarrollo de tecnología propia para evitar otro fenómeno que siempre acompaña a la desaparición de la actividad industrial y que no es otro que la pérdida de capacidades y conocimiento.

–Las economías avanzadas pierden peso industrial por la evolución natural de los servicios. ¿Qué parte de la merma del peso fabril es atribuible a este proceso inevitable de terciarización y qué parte cabe achacar a la globalización y la deslocalización?

–Europa ha querido competir con países que no están dispuestos a jugar con las mismas reglas. Y eso, en un mercado desregulado tiene sus consecuencias. Se llaman deslocalizaciones. Nadie pensó en poner normas a los tramposos. Por eso hay grandes corporaciones que toman decisiones aprovechándose de esas ventajas. Se compite con los precios de la energía o con productos que no respetan las mismas normas en materia medio ambiental, pero también con países que ni siquiera respetan, literalmente, los derechos humanos de sus trabajadores y trabajadoras, por no mencionar sus condiciones laborales y salariales.

Europa ha querido competir con países que no están dispuestos a jugar con las mismas reglas.

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–¿Confían en que se revise la globalización y haya retornos de actividades industriales?

–La potestad que a España, como al resto de países miembros de la UE, le corresponde ejercer para garantizar a sus ciudadanos y ciudadanas que no son rehenes ni de terceros países ni de grandes corporaciones. Y se basan en un principio básico: exigencia de iguales estándares, en todos los aspectos, incluidos los sociales, laborales y medioambientales si se quiere competir con productos externos dentro de la UE. Algo que no es proteccionismo, si no racionalización e incluso democratización de la economía. ¿Si exigimos determinados estándares de calidad técnica a ciertos productos por qué no exigimos que también estén fabricados en similares condiciones laborales o medioambientales en su país de origen para acceder a la Unión Europea?

–¿La descarbonización es un error, dado el coste de la energía? ¿Será suficiente limitar el precio del gas?

–La descarbonización, y más al calor de los últimos acontecimientos, se está abordando en España de forma caótica y sin un criterio cierto. Es un error recorrer un camino sin haberse preparado mínimamente para lo que podamos encontrarnos en él. Y estamos padeciendo y podemos padecer las consecuencias todavía mucho más en el futuro si lo que llevamos diciendo hace años desde CC OO no empieza a aplicarse. La dependencia del gas ya era un hecho antes de la actual crisis provocada por la invasión de Ucrania, y ahora nos echamos las manos a la cabeza. El sistema de fijación de precios marginalista ya era un error cuando ya era perfectamente conocido el lucro salvaje de las eléctricas por ese mismo sistema. Estas cuestiones deben abordarse con previsión y valentía, y en España es algo que con el sector eléctrico jamás ha sucedido. La Ministra pide empatía a las eléctricas y uno de sus directivos llama tontos a los consumidores. Creo que con eso está todo dicho. Incapacidad política y soberbia empresarial.

–¿Defienden el mecanismo de ajuste en frontera para evitar la llamada “fuga de carbono”?

–Puede ser un mecanismo más entre los que se apliquen para competir en igualdad de condiciones, como los otros que le mencionaba anteriormente. Insisto: no dejemos que los tramposos tengan ventajas para favorecer sus intereses.

–¿Qué posición mantendrán ante el plan de ArcelorMittal de descarbonización?

–Somos pragmáticos y lo primero es conocer los entresijos, el detalle y las características de dicho plan. Nadie duda de la necesidad de una inversión de ese calibre, y menos CC OO en ArcelorMittal. Sabemos que nos jugamos mucho y por eso queremos saberlo todo: plan industrial concreto, desarrollo temporal del mismo, instalaciones, productos y capacidades, futuro de las mismas y que sean las idóneas para que la siderurgia asturiana siga adelante mucho más años. Y por cierto, recordar dos cuestiones: de los cerca de 1.000 millones de euros de dicha inversión la UE pone casi la mitad y precisamente por eso hay que ser todavía más exigentes para que sean bien invertidos garantizando ese futuro.

–Danone prescindirá de la fábrica en Salas para llevar la producción a Francia. ¿Podrían correr riesgo fábricas como la de Saint-Gobain en Avilés?

–Las decisiones que toman las compañías desde luego en algunos casos está demostrado que son, simple y llanamente, porque se les allana más el camino de entrada que el de salida. No se trata sólo de incentivar con dinero, se trata también de crear un entorno favorable para la industria, para su desarrollo sostenible en todos los aspectos, y uno de ellos, y no menor, es el empleo. Si se hacen los deberes, la fábrica de Saint-Gobain en Asturias no debería correr más o menos peligro que cualquier otra planta del grupo. Los trabajadores hacen sus deberes, es exigible que también los hagan los estados y la compañía.

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