La cadena asturiana de supermercados Alimerka redujo el 3% sus ingresos en 2021, hasta los 684,2 millones de euros. Esta disminución se explica porque partía de una cifra récord en el ejercicio de 2020, que fue un año extraordinario de ventas en el sector de la distribución alimentaria por los confinamientos impuestos durante los meses más duros de la pandemia. Como consecuencia de esta excepcionalidad, la facturación de la compañía había alcanzado los 706 millones en 2020, frente a 641,5 millones en 2019. Pese al ajuste, la cifra de negocio obtenida en 2021 fue el 6,2% superior al de la de 2019, el último ejercicio previo al covid.
El resultado bruto de explotación (“ebitda”) mejoró el 3,57% respecto a 2020 y alcanzó los 29 millones. Por el contrario, el beneficio neto siguió la tendencia de la facturación y cedió el 3,7%, situándose al cierre del año pasado en 7,1 millones.
La compañía, propiedad de la familia Fernández, está acometiendo una nueva inversión logística para frío en el polígono de Bobes (Siero) sobre una superficie de 14.000 metros cuadrados. El año pasado invirtió 100 millones en la ampliación y robotización de su centro logístico de Pruvia (Llanera), que le ha permitido aumentar el número de referencias de su surtido el 50%.
La cadena cuenta con 173 puntos de venta en Asturias, Castilla y León y en la Mariña lucense. En lo que va de año ha inaugurado tres nuevas tiendas (Oviedo, Valladolid y Zamora) y prevé abrir al menos otras tres en los próximos meses. Alimerka ha reducido en el 53% sus emisiones de CO2 generadas. Con su instalación fotovoltaica (la mayor del norte de España) ha reducido su huella de carbono en más de 1.000 toneladas al año. También tiene paneles solares en 21 establecimientos y en su cebadero de terneros de Villaviciosa. Su flota de camiones utiliza gas natural licuado, tiene tres eléctricos y ampliará estos últimos.
