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Los últimos días de Room Mate

Entra en concurso de acreedores la cadena hotelera de Kike Sarasola, que debe 15 millones a su propia empresa

Kike Sarasola. | Guillem Bosch

"Hola. Tengo que contaros que esta mañana hemos presentado un concurso de acreedores (...). Estamos en esta situación por dos motivos: el primero es el covid. El segundo, el más importante y que más nos ha lastrado, han sido los litigios que tiene mi socia Sandra Ortega con los bancos financiadores. Hemos llegado a esta situación pero los hoteles están abiertos y los puestos de trabajo y las reservas, garantizadas. Yo soy optimista por naturaleza y esto no es un punto y final: es un punto y seguido".

Sentado sobre un sofá gris y vistiendo una camisa blanca con el cuello desabotonado, el empresario Kike Sarasola –hijo del también empresario Enrique Sarasola Lerchundi, quien fuera amigo íntimo del expresidente Felipe González– mira serio a cámara y comienza a recitar la noticia. Room Mate, la hotelera que fundó en el año 2000, ha solicitado el concurso de acreedores. La compañía no puede hacer frente a sus deudas y se adelanta por pocos días al fin de la moratoria concursal del Gobierno, concedida durante el estado de alarma a las empresas con problemas de insolvencia.

Sarasola se graba un vídeo de un minuto, lo subtitula en inglés y lo cuelga en su Linkedin al tiempo que la empresa envía un comunicado a los medios con la misma información. Ambos destacan que la compañía tiene una oferta de un inversor que plantea la continuidad de la firma –el fondo buitre Angelo Gordon, según informaron fuentes financieras– y que los causantes de haber llegado a este punto son dos: la pandemia, letal para el turismo, y la inversora Sandra Ortega, primogénita de Amancio Ortega y segunda fortuna de España, que hasta hace pocos meses sostenía su negocio.

Sarasola no menciona, sin embargo, que Room Mate nunca fue una empresa rentable. Ni en los mejores años del turismo en España, donde concentra la mayor parte del negocio, consiguió el empresario dar un resultado positivo, de acuerdo al histórico de las cuentas presentadas en el Registro Mercantil. La compañía llevaba años en quiebra técnica, con un patrimonio neto negativo. Llegó a facturar cerca de 100 millones de euros entre todos sus hoteles –algunos, como el de Ámsterdam, sí dan buenos resultados–, pero el conjunto nunca salió de los números rojos. Durante la pandemia pidió un rescate público a la SEPI (Sociedad Española de Participaciones Industriales) que le fue denegado.

Los préstamos

Sarasola tampoco cuenta que durante años ha estado tomando dinero prestado de la empresa y que a principios de 2022 su deuda con Room Mate ascendía a 15,2 millones. El empresario, que antes fue jinete olímpico, recibió dos préstamos: uno de 6,7 millones y una línea de crédito de 7,5 millones, 8,5 millones con intereses. Los cobra a través de su patrimonial, Tafay 2000, con la que controla a su vez el 63% de Room Mate. Así consta en un reconocimiento de deuda –un documento oficial– fechado en diciembre de 2021. Ni Room Mate ni su nuevo inversor, Angelo Gordon, han querido hacer comentarios.

Parte de este dinero (los 6,7 millones) empezó prestándoselo Sandra Ortega –a través de su family office, ROSP Corunna– para que Sarasola no se diluyera y pudiera acudir a las ampliaciones de capital de su propia compañía, de la que sigue siendo presidente. Más tarde se subrogó la deuda y la asumió Room Mate.

Se trata, pues, de una compañía en concurso, que ya hace un año tuvo problemas para pagar las nóminas de sus trabajadores, que tiró gracias a un préstamo del yerno del dueño de Mercadona y a la que su fundador debe 15 millones de euros, aproximadamente la misma cantidad que emplea en pagar los salarios de todos sus trabajadores en España durante un año.

Sandra Ortega, contra quien Sarasola fue muy duro en Linkedin, retiró su apoyo a Room Mate hace año y medio. Puso a la venta su porcentaje en la empresa y se querelló contra José Leyte, la persona que le gestionaba el dinero en el family office, por falsificar su firma para favorecer a la hotelera a cambio de entrar en BeMate, la filial de apartamentos turísticos de Room Mate llamada a competir con Airbnb.

Aunque las querellas fueron archivadas por el juez, al retirarse Ortega desapareció también el apoyo de los grandes bancos (Abanca, Citi Bank, Sociéte Generale y Deutsche Bank, entre otros) que dejaban dinero a Room Mate a sabiendas de que la heredera estaba detrás. Los bancos tienen ahora su propia guerra con ROSP Corunna para que se haga cargo de los préstamos, que difícilmente la hotelera podrá devolver.

Expertos del sector han achacado los malos resultados financieros de Room Mate a la expansión agresiva y el elevado coste de los alquileres, porque no tiene edificios propios y gasta 31,5 millones de euros al año en esta partida en todo el mundo. En 2019, el último año con cuentas presentadas, Room Mate contaba con 26 hoteles operativos. Salvando Ámsterdam y algunos en Italia, la mayoría perdían dinero.

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