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La cuarta parada en Asturias de una instalación productora de arrabio desde el inicio de la gran crisis internacional de 2008

Los hornos altos son plantas cruciales en el proceso integral del acero

Los dos hornos altos de Arcelor en Asturias.

La parada de un horno alto es una decisión de gran calado económico, de gran complejidad técnica para no dañar el crisol u otras partes críticas de la instalación y, sobre todo, de enorme valor simbólico. Los hornos altos son plantas cruciales en el proceso integral del acero y que encarnan de modo muy gráfico y representativo el gran poderío fabril de un sector que ha sido líder en la revolución industrial. 

Los hornos son equipamientos que solo se paralizan para los trabajos de restauración que se precisan acometer cíclicamente para garantizar su continuidad o cuando se producen graves desplomes de la demanda que hagan inviable económicamente mantenerlos activos. El apagado se hace de modo tal que evite daños irreparables y que garantice la reanudación de su actividad cuando el contexto de mercado mejore.

Los cierres por el hundimiento de la demanda u otras dificultades del mercado se producen en contadas ocasiones y esto agrega gravedad y trascendencia a este tipo de decisiones. 

La parada desde el día 28 del horno alto A de Gijón será la cuarta medida de este tipo que se produzca desde la gran crisis financiera de 2008. En mayo de 2009, y ante la fuerte caída de la demanda de acero a causa de la recesión, ArcelorMittal paró el horno alto B, que reanudó su producción en septiembre de ese año a medida que los sectores consumidores de acero redujeron sus propios «stocks», lo que permitió recuperar la llegada de nuevos pedidos y mejorar las expectativas comerciales.

La decisión se repitió en 2012, el segundo peor ejercicio de la gran crisis de 2008-2014. El horno alto B, que paró por remodelación entre julio y septiembre, no volvió a la actividad al término de las obras por la inexistencia de demanda suficiente y prolongó su inactividad hasta enero de 2013. En marzo de 2020, y coincidiendo con la gran paralización económica causada por los confinamientos para combatir la pandemia del covid, se paró el horno alto A. Reanudó su actividad en septiembre de ese año para compensar el cierre por remodelación de un horno alto de ArcelorMittal en Gante (Bélgica). Fue una reapertura «temporal» que se prolongó hasta ahora. En tiempo de paz hay que remontarse a la Gran Depresión para encontrar otro antecedente. Las tres siderúrgicas entonces existentes en Mieres, Langreo y Gijón pararon hornos en los primeros años 30.

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