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Perspectivas

La vuelta al curso económico: Bajo el yugo de los precios

La crisis energética y la subida del IPC dominan todos los desafíos que debe encarar la economía en los próximos meses

La vuelta al curso económico: Bajo el yugo de los precios.

Casi todo lo que importa en el reinicio del curso económico está bajo el influjo de la crisis energética y de su derivada más inmediata: la inflación. Todos los principales retos de los próximos meses y trimestres que aguardan a la economía española (también a la europea y a la mundial) están aprisionados bajo el yugo de la inflación y solo si se evita que esta sea más intensa y duradera será posible escapar con el menor aplastamiento posible.

"Los desafíos más inmediatos a los que se enfrenta la economía española en los próximos meses se derivan del recrudecimiento de la crisis energética y de su impacto principalmente en cinco factores: la disponibilidad y el precio del gas, la inflación y la capacidad de gasto real de familias y empresas, el crecimiento del resto de economías europeas, la senda de endurecimiento de la política monetaria y la respuesta de los agentes al aumento de la incertidumbre". El diagnóstico que realiza Nuria Bustamante, ‘lead economist’ de Caixabank Research, aglutina buena parte de las 10 caras del poliedro en el que se pueden resumir los grandes retos que aguardan en el reinicio del curso económico.

1. Energía más cara

Agosto se despide como el mes más caro de la historia para el recibo de la luz. El precio medio en el mercado mayorista se situó en 307,80 euros el megavatio hora, casi el triple que en igual mes de 2021 (105,99) y casi siete veces más que en el de 2019 (44,96 euros). El tope al precio del gas que se usa en la generación eléctrica (la llamada ‘excepción ibérica’) está sirviendo, en todo caso, para evitar un encarecimiento aún mayor. Con todo, la OCU calcula que en agosto la factura media de la luz de los hogares ha escalado hasta los 130,99 euros, frente a los 68,45 del año pasado. Mientras dure la guerra en Ucrania y el encarecimiento del gas por los recortes del suministro ruso es difícil poner techo al precio de la luz. Lo mismo, para el gas con el que deberán nutrirse las calefacciones este invierno, si bien, en España, al menos de momento, no se habla de racionamiento sino de medidas de ahorro. Algo menos de presión muestran los carburantes. Durante el verano han acumulado un descenso medio del 16,61%, si bien el precio medio de la gasolina es un 26% más caro que el año pasado y el gasóleo se ha encarecido un 44%; ello, sin tener en cuenta la bonificación de 20 céntimos por litro que el Gobierno mantendrá, como mínimo, hasta final de año. 

2. Restricciones en el consumo energético

Toda Europa se ha comprometido a reducir el consumo de gas en un 15% (el 7% en el caso de España) y el Gobierno prepara un plan de contingencia para hacer frente al invierno. De momento, en España las medidas de ahorro afectan a la iluminación de escaparates y edificios públicos, al límite de grados en aire acondicionado (27º) y calefacción (19º) y al cierre de puertas en comercios. El Gobierno negocia el nuevo plan de contingencia que debe presentar a Bruselas a final de septiembre y, aunque en sus declaraciones descarta el racionamiento del consumo esa es una bala que no se descarta si los efectos de la guerra de Putin sobre Europa llegan a extremos que ahora no forman parte del escenario central. Sin necesidad de restricciones forzosas, muchas familias en riesgo de pobreza energética y muchas empresas ya están limitando su consumo y previsiblemente aún lo harán mucho más.

3. Un 10% más pobres

El encarecimiento de la energía es el principal motor que está azuzando la inflación por encima del 10%. En agosto, la tasa de inflación cedió cuatro décimas, hasta el 10,4% y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, confía en que la senda descendente siga en los próximos meses, aunque reconoce que la incertidumbre es muy grande, por el conflicto bélico en Ucrania. El problema es que no es solo la energía lo que se está encareciendo. Hay alimentos, como los huevos, que han subido el 22% en un año; o el pollo, el 16,3%. Y más grave aún: si se eliminan los precios más volátiles de la energía y de los alimentos no elaborados, la llamada inflación subyacente alcanzó en agosto el 6,4% y esto es un pésimo indicador del riesgo de que una subida de precios que empezó por la energía y los alimentos acabe inundando toda la economía. 

4. Tipos de interés al alza

Para combatir la inflación, los bancos centrales se han adentrado en una senda de subidas de los tipos de interés en todo el mundo. El BCE subió los tipos en julio por primera vez en 11 años (0,50 puntos) y la duda entre los analistas es si en su reunión del 8 de septiembre los volverá a subir 0,50 puntos o incluso más (0,75 puntos). Los bancos centrales quieren transmitir un mensaje de firmeza que lleve a los agentes económicos tal convicción de que la inflación no será duradera que éstos puedan asumir como temporales los sacrificios de pérdidas de rentas (salarios y beneficios) y evitar efectos de segunda ronda de la inflación. De momento, la subida de tipos está siendo anticipada con creces por el Euríbor hipotecario, el principal indicador para las hipotecas a tipo variable. Agosto cerró con un Euríbor medio del 1,249%, el más alto desde mayo de 2012, después de haber anotado una subida de 1,747 puntos en un año. Es difícil ponerle techo a la subida del Euríbor. La asociación de usuarios de banca Asufin prevé una media del 2,2% en diciembre y calcula que las revisiones de entonces encarecerán los préstamos de las familias en 130 euros al mes y en más de 1.500 euros al año. 

5. El fantasma de la recesión

La inflación está recortando el poder adquisitivo de las familias. Con el mismo sueldo se puede comprar menos y los indicadores de consumo empiezan a dar cuenta de ello. Las ventas del comercio minorista cayeron el 11,7% en julio (el 3,3% sin contar la inflación). Por su parte, las empresas que no pueden trasladar las subidas de costes a sus precios de venta también se están empobreciendo. La incertidumbre es muy grande, porque nadie sabe dónde está el final de este túnel y las decisiones de gasto e inversión se someten a cuarentena y se frenan. Si el frenazo de la actividad es muy grande, se puede caer en una recesión. De momento este riesgo no se percibe como cercano en España, aunque cada vez hay mayor coincidencia entre quienes entrevén una recesión técnica en la zona euro, con dos trimestres de caída en el crecimiento. En todo caso, el parón de la actividad española cada vez es más evidente y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) anticipa una caída del PIB del 0,2% en el tercer trimestre del año respecto al segundo, lo que se correspondería con una tasa interanual en el periodo del 3,4%.

6. Un ‘otoño caliente’

La negociación colectiva en lo que va de 2022 apenas conlleva una subida salarial media del 2,5% y, en el otro lado, hay muchas empresas que no están pudiendo trasladar a sus precios la subida de los costes energéticos y de materias primas a sus precios, con el consiguiente estrechamiento de márgenes. Los sindicatos ya han advertido de un "otoño caliente" de movilizaciones si las empresas no asumen salidas salariales que compensen la inflación y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha avalado explícitamente estas convocatorias. El presidente del Consejo General de Economistas, Valentí Pich, advierte del riesgo de confrontación: "Lo importante es que no nos pongamos nerviosos y que no entremos en una espiral de subidas de precios", afirma. "Todos hemos de arrimar el hombro. También las administraciones. Debemos ser conscientes de que hay gente que lo va a pasar muy mal y las administraciones deben ser muy eficientes en ayudar, y dejarse de espectáculos".

7. El ansiado pacto de rentas, que no cuaja

En el fondo, Valentí Pich apunta a la necesidad de un pacto de rentas a tres bandas -trabajadores, empresarios y administración- al que todos apelan pero que no acaba de cuajar. "Si el Gobierno no se pone las pilas impulsando un pacto de rentas que también implique a funcionarios y pensionistas se puede desatar la temida inflación de segunda ronda", prolongando en el tiempo una espiral de subidas de precios, advierte José Emilio Boscá, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador de Fedea. "Nos estamos empobreciendo todos y cuando hablamos de un pacto de rentas, hablamos de cómo repartir ese empobrecimiento", añade. Según este investigador, "de momento no han aparecido estos efectos de segunda ronda. Tampoco en Europa. Pero con posturas de alentar movilizaciones sindicales no se ayuda a buscar el clima de entendimiento", advierte, sin llegar a mencionar explícitamente a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. La conformidad de un Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC) a tres años entre patronal y sindicatos se señala como la piedra angular de ese pacto de rentas. En mayo fue imposible llegar a un acuerdo. Ambas partes quedaron en volverse a sentar a principios de este mes de septiembre, pero aún no hay fecha para ello. La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) debiera ser otro de los pilares de ese pretendido pacto de rentas.

8. Presupuestos: los últimos de la legislatura

En medio de todo este magma de inflación, empobrecimiento y desaceleración económica, el Gobierno encara el reto de tener que negociar el proyecto de Presupuestos del Estado para 2023. "Será muy complicado, pues son los últimos Presupuestos de la legislatura, que se tendrán que aplicar en periodo preelectoral. Por eso mismo puede que sean unos Presupuestos que no lleguen a cumplirse, pero definirán el cariz de la política económica del Gobierno", reflexiona José Emilio Boscá. La subida de los sueldos públicos y de las pensiones para 2023 son dos aspectos claves de esas cuentas. También la incorporación de los efectos de los dos nuevos impuestos sobre los beneficios extraordinarios de la banca y de las energéticas que debe tramitar en los próximos meses el Congreso de los Diputados. El Gobierno ya ha dicho que aparca para una futura legislatura una reforma fiscal mayor y un nuevo modelo de financiación autonómica que sustituya al caducado desde hace ocho años.

9. Reforma impopular de las pensiones

También para la recta final de 2022 ha dejado el Gobierno el reto de negociar y aprobar la tercera ronda de la reforma de las pensiones. Después de haber aprobado la revalorización del subsidio con el IPC y el nuevo esquema de prejubilaciones (dentro de la primera ronda) así como los cambios en el régimen de autónomos (segunda ronda), deben llegar los cambios que ayuden a financiar el gasto creciente del sistema. Alargar el actual periodo de cómputo de 25 años para calcular la cuantía de la pensión o empezar a elevar la base máxima de cotización son dos cuestiones polémicas que forman parte de la tercera ronda de reformas, posiblemente las más impopular. "La primera fase fue fácil. La que viene es de dónde vamos a sacar el dinero para pagar la primera", resume Boscá

10. Un nuevo ‘miniplan’ de recuperación

Los nuevos retos impuestos al dictado de la crisis energética y de la inflación parecen haber situado en un segundo plano el que se señalaba como principal desafío en 2021 y 2022: el de una gestión eficaz de los fondos europeos ‘Next Generation EU’ asignados a España (140.000 millones en subvenciones y créditos) para garantizar la recuperación tras la pandemia y promover las reformas estructurales que deben conducir a la economía española hacia la triple transición verde, digital y social. El Gobierno presentó a Bruselas en 2021 su Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia con 212 compromisos de reformas e inversiones a cambio de acceder a los 70.000 millones de subvenciones asignados a España. Ahora el Gobierno va a presentar otro ‘miniplan’ de inversiones y reformas (una adenda al primer plan) como condición para acceder al tramo de 70.000 millones en préstamos blandos para financiar proyectos entre 2023 y 2026.

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