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La crisis desencadenada por la guerra | Los efectos en el sector fabril

La fuerte subida del precio de la energía por las noches penaliza aún más a la industria electrointensiva asturiana

Las fábricas que producen las 24 horas no pueden esquivar las franjas nocturnas en las que operan a pleno rendimiento las centrales de gas

Actividad nocturna en la factoría de ArcelorMittal en Gijón. Marcos León

El precio de la energía se ha disparado este verano y lo ha hecho, sobre todo, por las noches. El gran perjudicado de este cambio en la curva de precios ha sido, de nuevo, la gran industria electrointensiva, con fuerte peso en Asturias. Sus fábricas producen las 24 horas del día y no pueden esquivar los picos.

El pasado agosto, el precio diario de la electricidad en el mercado mayorista español se situó en una media de 154,89 euros el megavatio hora, pero sumando el sobrescoste que supone para los consumidores el ajuste por la compensación al gas (el mecanismo de la denominada excepción ibérica) el precio se situó en 307,92 euros el megavatio, lo que supuso un máximo histórico. Según destaca un informe elaborado por el Grupo Ase de asesoría energética, el coste de ajuste de compensación tuvo mucho más impacto por las noches, cuando la industria es el único gran consumidor.

El importe del ajuste está vinculado al volumen de producción de los ciclos combinados de gas y al precio diario del propio gas, y ambos se dispararon. El precio del gas se ha multiplicado más que por cuatro y la aportación de los ciclos combinados ha crecido más de un 130%. Según datos de Red Eléctrica de España, en lo que va de año han generado más 42 teravatios hora de electricidad, más de lo producido por las centrales nucleares, que solían duplicar en producción a los ciclos combinados.

Las centrales de gas están a pleno rendimiento en España (en Asturias ocurre con las de Soto de Ribera) por el frenazo de la energía hidráulica debido a la sequía. También por el aumento de las exportaciones de electricidad tanto a Portugal, afectada por la sequía, como a Francia, que se ha visto obligada a comprar mucha electricidad a sus vecinos debido al parón técnico de buena parte de su parque nuclear, lo que ha saturado la interconexión pirenaica. Y también están los ciclos a pleno rendimiento por el parón de la cogeneración, el sistema de producción de electricidad y calor de uso industrial que utilizaban muchas fábricas (varias de ellas de Asturias como Capsa, Industrias Lácteas Asturianas o Minersa) y que en muchos casos ha dejado de ser viable por los precios del gas y su exclusión de los beneficiarios de la excepción ibérica.

El coste de ajuste de compensación de esa excepción ibérica tiene mucho más impacto en las horas en las que los ciclos combinados de gas producen más y esas horas suelen coincidir con los momentos de baja o nula radiación solar y escasa generación eólica. "El impacto del ajuste ha invertido por completo la curva de precio y se están dando importantes diferencias entre el día y la noche, de más de 120 euros el megavatio", destacaron los analistas del Grupo Ase, que añadieron que "esto perjudica más a la industria, por su perfil de consumo, que a los hogares y los comercios".

Los contratos

La gran industria podría haber esquivado estas escaladas de precios si hubiera cerrado con las compañías eléctricas contratos bilaterales a plazo que nos les hicieran depender de los resultados diarios del mercado mayorista. "A toro pasado es muy fácil decirlo", señaló la semana pasada durante unas jornadas en Oviedo Carlos Ortega, director de Energía y Cambio Climático de ArcelorMittal España, que añadió que los datos de la series históricas no aconsejaban esa opción. Ortega defendió la necesidad de que establezcan cupos para las industrias electrointensivas en las subastas de renovables y que se restablezca el sistema de interrumpibilidad por el cual las grandes fábricas recibían un retribución por estas dispuestas a desconectarse de la red en el caso de necesidad del sistema.

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