La dirección de ArcelorMittal y los sindicatos retomaron ayer las negociaciones del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que pretende acometer la compañía siderúrgica en el conjunto de sus sociedades en España salvo en la filial Condesa.

La sesión se desarrolló en términos técnicos en torno a la discusión sobre si está motivado o no el ERTE con la documentación aportada por la compañía para justificar la regulación. Los sindicatos mantienen su rechazo a esta medida.

El ERTE fue anunciado por la multinacional siderúrgica a resultas de que decidiera la parada del horno alto A de Gijón (será desactivado la próxima semana) y la prórroga indefinida de la inactividad de la acería compacta de Sestao. Ambas decisiones, en particular la de Veriña, tendrá efectos sobre otras instalaciones asturianas de la división de planos, así como sobre la producción de aquellas otras fábricas de otras regiones (Comunidad Valenciana, Navarra y País Vasco) que reciben semitransformados desde el Principado.

La parada del horno alto A (en principio, durante tres meses) se produce en el contexto de otras decisiones similares de la multinacional en Alemania, Francia y Polonia. ArcelorMittal aduce los elevados costes de la energía y los derechos de emisión de CO2 en Europa, la caída de la demanda y la penetración intensa de importaciones procedentes de terceros países que no incurren en los mismos costes.