Las empresas familiares empeoran su valoración sobre la situación económica con un 4,59 en una escala del 0 al 9, frente a 4,91 de un año atrás, aunque se mantiene por encima de los niveles de la pandemia. El 56% prevén que el año que viene mantendrán la plantilla actual, ligeramente por debajo del 58% de hace un año y el 35% esperan aumentarla, la misma proporción que hace un año.

El techo en cuanto a una buena sensación con respecto a la situación económica se alcanzó en 2017, con 6,22. En los siguientes ejercicios fue cayendo la nota en esta escala del 0 al 9, con 5,48 en 2018; 5,33 en 2019 y tocó fondo en 2020, el año de la pandemia y el confinamiento, con 4,1. El año pasado imperó el optimismo, al situarse en un nivel de 4,91, que en 2022 ha bajado a 4,59.

Son datos obtenidos de la encuesta interactiva que se realiza por parte del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) entre los empresarios asistentes al congreso, que este año celebra su edición 25 y concluye hoy en Cáceres. En todo caso, las cifras reflejan un empeoramiento del estado de ánimo, a pesar de que actualmente los negocios van viento en popa, pero las perspectivas de cara al futuro, debido a las distintas incertidumbres, como la inflación y las dificultades en los suministros, se han decantado del lado de un mayor pesimismo, según fuentes consultadas.

Cuando se les pregunta su previsión de crecimiento a corto y medio plazo de la economía española, el 58% estiman que el crecimiento será frágil sin creación neta de empleo (el año pasado era el 53%) y el 40% que habrá un moderado aumento de la actividad con una limitada creación de empleo neto. Solo el 2% esperan un alza rápida de la actividad.

En cuanto a las previsiones sobre ventas, el 48% estiman que se producirá un aumento; el 39%, que estas serán similares a las del año anterior, y el 13% prevén una reducción.