La crisis energética está provocando continuas sacudidas en el ranking de proveedores y destinatarios en el comercio exterior de gas de España. Con toda Europa intentando desengancharse del gas ruso en plena guerra, España está consiguiendo sacar partido de su amplia red de plantas regasificadoras -las que reciben y envían el gas por barco- y está disparando las reexportaciones de gas a otros países.

Entre enero y agosto, las exportaciones de gas españolas han crecido casi un 63%, según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores). Durante el último año España ha aumentado con fuerza las ventas de gas a Francia, aunque ha frenado en los últimos meses y el flujo se ha invertido, y ahora es Italia -un país tradicionalmente muy dependiente del gas ruso- la que está tomando renovado protagonismo en las exportaciones gasistas.

El Gobierno italiano ha impulsado una suerte 'puente marítimo' para elevar las compras de gas desde España utilizando pequeños barcos metaneros que de manera continua cargan gas natural licuado (GNL) en las plantas regasificadoras españolas, singularmente la de planta de Barcelona. Ambos países hablan ya que están unidos por un 'gasoducto virtual', utilizando barcos y no tubería, y el Gobierno español ha impulsado obras en el puerto de Barcelona para conseguir aumentar la capacidad del flujo exportador hacia Italia.

La recién estrenada intensidad comercial de ese gasoducto virtual ha hecho que las exportaciones de gas a Italia se multiplicaran por catorce en agosto, hasta los 2.549 gigavatios hora (GWh), alcanzando máximos históricos. El fuerte incremento colocó al país transalpino como principal receptor de ventas gasistas del mercado español, con el 36,4% del total, según el último informe de Cores. Sólo en agosto se ha concentrado el 60% de la exportación total hacia Italia en lo que va de año.

¿De virtual a gasoducto real?

Europa se ha embarcado en una carrera para acabar con su dependencia de los hidrocarburos de Rusia. El continente tiembla ante la posibilidad de graves problemas de suministro si el Kremlin decide cortar definitivamente el grifo del gas, y se ha empezado a dibujar un nuevo mapa energético que incluye potenciar las interconexiones entre países miembros y en el que España tener un papel protagonista.

El Gobierno español trata de impulsar, con Alemania como principal aliado, la construcción de un nuevo gasoducto entre España y Francia para poder transportar gas que acabaría en el centro y el norte de Europa y utilizaron en el futuro para enviar hidrógeno verde. En la práctica, supone resucitar el antiguo proyecto del MidCat, que se zanjó hace tres años por considerarse demasiado caro para las necesidades de reexportación de gas desde España que había entonces. El proyecto, no obstante, se está topando con las reticencias de Francia, y el Gobierno de Pedro Sánchez reconoce que tiene un plan B: construir un gasoducto submarino entre España y el norte de Italia, y desde allí suministrarlo al resto de Europa.

El proyecto de unir por gasoducto las plantas gasistas de Barcelona y de Livorno ya figuraba como una de las alternativas en el RePowerEU, la estrategia impulsada por la Comisión Europea para blindarse frente a la amenaza de corte de suministro de Rusia, y también en el nuevo plan estratégico de Enagás, que el gestor del sistema gasista español y de la red de gasoductos presentó hace poco más de un mes. Aunque el Gobierno español prefiere dar prioridad al tubo por Francia, por ser la opción más sencilla y más barata, la apuesta por unir España e Italia va tomando forma.

Enagás y su homóloga italiana Snam ultiman el estudio de viabilidad técnica del proyecto, cuyos trabajos iniciaron el pasado mayo. A falta de conocerse los detalles definitivos del informe, las estimaciones iniciales contemplan inversiones conjuntas por unos 3.000 millones de euros para construir un tubo submarino de cerca de 800 kilómetros, que podría estar operativo en 2028 y que pasaría a utilizarse para transportar hidrógeno verde en 2039. El tubo tendría una capacidad para transportar 10.000 millones de metros cúbicos de gas (10 bcm) al año, con posibilidad de elevarlo hasta 15.000, con lo que España duplicaría o incluso triplicaría su capacidad de exportación actual por tubo.

Más exportación

España tiene capacidad para elevar aún más la reexportación de gas a Europa en caso de ser necesario. Según los datos que maneja Enagás, el sistema gasista español puede exportar al continente 8.500 millones de metros cúbicos de gas (8,5 bcm) al año a través de los dos gasoductos con Francia tras la última ampliación y actualmente también tiene capacidad para mandar otros 4 bcm por barco desde las plantas de regasificación.

Pero si se ponen las regasificadoras a máximo rendimiento, se pueden sumar casi otros 10 bcm adicionales y elevar la cantidad redigirida a otros países europeos hasta los 20 bcm cada año (aproximadamente un 13% del volumen de gas que compra Europa a Rusia). Además, en los próximos meses se activará la planta asturiana de El Musel, hasta ahora inactiva, para utilizarla como almacén logístico de reexportación, lo que podría elevar en otros 8 bcm la capacidad española de envío de gas a Europa.