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Hunosa estudia capturar y vender CO2 para que La Pereda sea más rentable

La comercialización del gas para su uso en biocombustibles podrá complementar la actividad de biomasa de la central mierense

Central energética de La Pereda, en Mieres. | Fernando Geijo

Hunosa consiguió el pasado 25 de octubre 50 megavatios de energías renovables en la subasta convocada por el Ministerio para la Transición Ecológica. Con esa adjudicación, la hullera pública transformará su central térmica de La Pereda (Mieres) en una planta de biomasa, sustituyendo la quema de carbón y estériles de escombrera por residuos forestales. Para aumentar la rentabilidad de la central, que se prevé esté lista en 2024, Hunosa estudia incorporar sistemas de captura de CO2, que luego podrá comercializar para la fabricación de biocombustibles como el bioetanol o el biodiésel.

Hace una década que Hunosa puso en marcha, con la colaboración de Endesa y del Instituto del Carbono (Incar, dependiente del CSIC), una planta piloto en La Pereda para la captura de dióxido de carbono, en la línea de otros proyectos europeos en búsqueda del llamado "carbón limpio". Actualmente, la planta cuenta con el respaldo de 15 millones de euros de la iniciativa europea "CaLby2030", cuyo objetivo es que en 2030 esté generalizado el uso comercial de estas instalaciones mediante la técnica del bucle de carbonato cálcico (CCL, por sus siglas en inglés).

Hasta la fecha, con el CO2 capturado no se ha podido hacer otra cosa que almacenarlo bajo tierra, pero los avances científicos de los últimos años permiten fabricar biocombustibles precisamente a partir de este gas, dentro del marco de la llamada economía circular. Se abre así un nicho de negocio que, según fuentes cercanas a Hunosa, serviría para aumentar la rentabilidad de La Pereda y que sus ingresos no dependan únicamente de la producción energética con biomasa.

En España existen más proyectos en esta línea, como la planta de biomasa que gestiona Enso (antigua Acek Renovables) en Garray (Soria), que cuenta con una capacidad de 17 megavatios. Según la empresa, la captura "evitará la emisión a la atmósfera de miles de toneladas de dióxido de carbono anuales, además de evitar los 100.000 kilómetros al año en el transporte por carretera de CO2" a sus clientes.

Asimismo, la ciencia investiga el aprovechamiento del CO2 para la generación de biocombustibles. Por ejemplo, el proyecto europeo "Bac-To-Fuel", coordinado por el químico Manuel Arturo López Quintela, de la Universidad de Santiago de Compostela. El trabajo consiste en el uso de bacterias genéticamente modificadas para convertir el dióxido de carbono, junto con hidrógeno verde, en un biocombustible renovable.

Por su parte, científicos de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) han inventado un sistema que replica la fotosíntesis de las plantas y utiliza el CO2 absorbido para fabricar metanol.

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