¿Eres de los que te cuesta llegar a fin de mes? Seguro que no logras ahorrar por mucho que lo intentes. Pues tenemos una solución. O, mejor dicho, la tienen los japoneses. Una asociación que admira la cultura asiática y que lleva años implantada en Asturias muestra un método ancestral con el que, según los expertos puedes llegar a ahorra hasta 1.000 euros al año. ¿El secreto? Saber administrarse. Ahí no hay nada nuevo. La novedad llega cuando nos preguntamos precisamente cómo administrarnos: apuntando hasta el mínimo gasto.

En Japón la cultura del ahorro y del sacrificio está más que extendida. Este método exhaustivo de control de gasto, denominado Kakebo, lo conocen en el país asiático los niños de primaria. Y es que ahorrar es fácil si se sabe cómo hacerlo. El manual que hoy os presentamos lleva más de un siglo ayudando a los ciudadanos del país del sol naciente. En realidad este método nació como un mero compendio de consejos pero se fue poco a poco desarrollando.

Lo primero que tienes que hacer para empezar a ahorrar es gastar. Sí, en una libreta en la que tienes que apuntar absolutamente todo lo que gastas en el día a día. Se trata de crear una especie de agenda en la que cada mes pongas tus gastos fijos y lo que te vas a proponer ahorrar. Descuentas el garaje, el alquiler, la luz y el gas, la tarjeta, una cantidad para el ahorro (100, 50 o 20 euros, depende de la capacidad económica) y lo que te quede es aquello con lo que vas a trabajar.

El secreto es ser disciplinado. Una vez que sepas con qué te quedas cada día al llegar a casa vas apuntando tus gastos divididos en epígrafes: ocio, supervivencia (el tabaco y el alcohol no los incluyas aquí), vicios, cultura y extras. Sólo llevando el apunte día a día y hora a hora a final de mes podrás comprobar cuánto has gastado en cada cosa. Sigue el consejo de los japoneses: sólo entonces te vas a dar cuenta de la gran cantidad de dinero que gastas en cosas que no necesitas.

Y es que a final de mes llega el momento de reflexionar qué necesitas y qué es superfluo. Aquello de lo que puedes prescindir. Puede que llegues a descubrir, por ejemplo, que tienes que llamar menos a ese restaurante de comida basura que está debajo de tu casa y que te está llevando una cantidad de dinero importante al mes. O que en vicios gastas un porcentaje del sueldo mayor del que tú te creías. En ocasiones nos engañamos a nosotros mismos.

Dividir los gastos

Otra de las claves importantes es dividir los gastos . Es decir, si la luz llega cada dos meses destina en un apartado 50 euros cada mes para ese concepto. Y aún más. Si te quieres ir de vacaciones en septiembre empieza en enero destinando 100 euros cada mes a ese objetivo y mete ese dinero en un sobre. Cuando llegue la temporada estival tendrás casi 700 euros para disfrutar de las vacaciones.

Si a los dos meses ves que empiezas a ahorrar más de lo previsto tampoco estaría de más que hicieras un nuevo sobre o apartado en el que guardaras todo una determinada cantidad (la que tú consideres oportuna) para imprevistos de obras o averías del coche que puedan surgir y para que si surgen no te fastidien el ahorro.