A pesar del clamor para llevar a cabo la transición energética, la burocracia y las adaptaciones técnicas que exigen las nuevas tecnologías hacen que esa transformación esté siendo más lenta de lo deseable. Un ejemplo es la instalación de placas solares fotovoltaicas en los edificios residenciales. En Asturias, el proceso desde que los paneles se instalan en los tejados hasta que el sistema está conectado a la red eléctrica se está demorando varios meses, en algunos casos incluso hasta un año, según empresas del sector, administradores de fincas y propietarios de viviendas.
Así sucede en decenas de edificios de Oviedo, el municipio asturiano que lidera la transformación fotovoltaica residencial gracias a que el Ayuntamiento la bonifica al 50% en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) durante cinco años. Se trata del mayor incentivo local de la región para este tipo de obras. De ese modo, desde hace más de un año cada vez más comunidades de vecinos instalan placas solares en sus tejados para transformar la luz del sol en electricidad y, además de reducir el consumo de combustibles fósiles, rebajar el coste de una factura desorbitada.
Pero una cosa es que se hayan instalado los paneles y otra que estén funcionando. Porque el proceso para incorporar energía solar en el edificio –tanto en las zonas comunes como en las viviendas de los vecinos que así lo deseen– es técnicamente complejo y consta de varios pasos. En primer lugar, aquellas instalaciones de más de 10 kilovatios necesitan una licencia de obra del Ayuntamiento. "Depende del volumen de trabajo de los técnicos municipales, esa fase puede ser muy rápida o demorarse durante semanas", señalan fuentes del sector renovable.
Una vez obtenida la licencia, un Organismo de Control Acreditado (OCA) debe certificar que el edificio cumple la normativa industrial y de seguridad. Si todo está en orden, el siguiente trámite es la autorización de la Consejería de Industria, que a su vez lo comunica a la empresa distribuidora de electricidad. Este tramo de la cadena, señalan fuentes empresariales, "también puede tardar varias semanas". Por último, la distribuidora comunica la instalación a la comercializadora. A partir de entonces, si no hay ningún problema, el edificio puede empezar a producir electricidad con la luz del día. Y toda aquella energía no utilizada se vierte a la red eléctrica.
"En Oviedo hay más de un centenar de edificios con placas, pero en muchos de ellos el sistema aún no está conectado a la red eléctrica porque está pendiente de permisos", sostienen fuentes del sector. El responsable de una empresa de ingeniería energética bien implantada en la ciudad lo resume así: "Tenemos paneles en 51 edificios y, de los que se han instalado este año, sólo diez están funcionado y otros diez están pendientes de activación". En su opinión, "si hubiera un procedimiento no tan burocratizado, todo iría más rápido".
Otra razón, apuntan otras fuentes empresariales, es la "enorme" demanda de los inversores, los aparatos que convierten la energía almacenada por las placas en energía disponible para la red eléctrica. El atasco de suministros que sufre parte del comercio global ha afectado a algunos componentes de estos aparatos, y el furor por los paneles solares ha provocado que "muchas empresas adquieran todos los lotes según van llegando, causando periodos de desabastecimiento".
Los principales implicados en el proceso administrativo no se dan por aludidos. Fuentes de la Consejería de Industria recuerdan que desde que la instalación fotovoltaica está inscrita en su registro, disponen de diez días para comunicarlo a la distribuidora. "Esto se está haciendo en plazo y todas las semanas se envían a las distribuidoras información sobre nuevas instalaciones", aseguran desde el departamento del Principado.
Por parte de E-Redes, distribuidora de electricidad del Grupo EdP, también señalan que "no está habiendo atascos y todo se está tramitando con normalidad".
