Semestre decisivo para la cúpula de Unicaja Banco: así está la situación

La entidad afronta, tras meses de tensiones, la renovación de parte del consejo y la continuidad de Manuel Menéndez como primer ejecutivo

Unicaja

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Unicaja Banco, el quinto mayor grupo bancario español, afronta un semestre casi tan decisivo como el de hace dos años, cuando culminó la fusión de la entidad malagueña y la asturiana Liberbank.

El 30 de julio a más tardar, el grupo, que ha vivido tensiones desde su origen por la siempre difícil integración de equipos directivos, accionistas y culturas corporativas diferentes en las fusiones bancarias, debe acometer la fase final del proceso: la presidencia –cargo que ocupa el malagueño Manuel Azuaga– perderá sus facultades ejecutivas, que ahora comparte con el consejero delegado –el asturiano Manuel Menéndez–, y éste será "revaluado" por el consejo de administración y su comisión de nombramientos. De ello dependerá su continuidad como único consejero ejecutivo o su relevo.

La pérdida de las facultades ejecutivas del presidente a los dos años de la fusión fue una exigencia del supervisor, el Banco Central Europeo (BCE), para adecuar la estructura orgánica del banco resultante al modelo habitual en el mundo anglosajón y que Liberbank, a diferencia del grupo andaluz, ya había adoptado desde su origen a resultas de la integración de los negocios de las antiguas cajas de ahorros de Asturias, Extremadura y Cantabria más el de CCM, aportado por Cajastur.

La revaluación de Menéndez fue un pacto que se hizo a propuesta del propio financiero asturiano en diciembre de 2020 para salvar una fusión que estuvo a punto de naufragar entonces por la resistencia del grupo malagueño (mayoritario en operación, con un peso del 60%, frente al 40% de Liberbank) a que el liderazgo futuro lo asumiera a partir del verano de 2023 un ejecutivo procedente del grupo absorbido.

Las tensiones se reprodujeron poco después de que se materializara la integración, en julio de 2021, al socaire de algunos nombramientos, reasignación de funciones y votaciones en el consejo, y que, según el sector malagueño, reforzaron el poder asturiano.

La fractura se produjo fundamentalmente en la fracción andaluza, que se quebró en dos corrientes, y que, como consecuencia de la pugna, apenas conserva indemnes a dos de los nueve representes que designó hace menos de dos años (julio de 2021) para integrar el consejo del banco: Manuel Azuaga (de quien se desconoce si optará a continuar como presidente sin poderes ejecutivos) y la independiente María Luisa Arjonilla.

Los otros tres independientes propuestos por la parte andaluza de la fusión dimitieron entre febrero y marzo de 2022 y tuvieron que ser sustituidos. Y a los cuatro representantes de la Fundación Bancaria Unicaja (mayor accionista del banco, del que posee el 30,23%) la institución malagueña les pidió en enero su renuncia por "pérdida de confianza" a consecuencia de la crisis que la fusión abrió en las filas andaluzas.

La petición se formalizó tras la convulsión vivida en sectores sociales malagueños y en el patronato de la Fundación, con acusaciones a sus cuatro representantes en el banco de ser afines al sector asturiano y a Menéndez.

La presión se focalizó contra Braulio Medel, que fue cofundador, presidente y dirigente incuestionado desde 1991 de la antigua caja de ahorros Unicaja, del banco al que traspasó su negocio y de la Fundación Bancaria que asumió su control. La marcha en junio de Medel, tachado de aliado de Menéndez, abrió una nueva etapa en la Fundación Unicaja con José Manuel Domínguez al frente. Domínguez, exdirectivo de la caja y del banco malagueños, fue colaborador y persona de confianza tanto de Medel como de Azuaga, los dos referentes identificados tras la fusión en posiciones antagónicas sobre el devenir futuro del grupo.

La Fundación ha comunicado al banco las cuatro personas con las que pretende relevar a sus actuales consejeros. Uno, el economista y financiero Miguel González Moreno, ya ha sido aceptado por el consejo del banco y su ratificación se someterá a la próxima junta ordinaria, para relevar a Juan Fraile, el único de los cuatro representantes de la Fundación Unicaja que ha puesto su cargo a disposición. Los otros tres (Manuel Muela, Teresa Sáez y Petra Mateos-Aparicio) no han aceptado por ahora la invitación a que dimitan. Tienen mandato en vigor hasta marzo de 2025.

El patronato de la Fundación podría instar a su relevo en la junta general ordinaria de accionistas, prevista para fines de marzo o comienzos de abril, sometiendo a votación tanto su cese como el nombramiento de los sustitutos. Pero de momento no se ha hecho la convocatoria y se desconoce si el patronato que preside Domínguez solicitará, como es previsible que ocurra, la inclusión de tales puntos en el orden del día.

Lo que sí parece descartado –o al menos no lo ha hecho hasta ahora– es que el mayor accionista del banco vaya a instar una junta extraordinaria con esa finalidad, una posibilidad que se conjeturó y analizó en enero para acelerar el proceso.

Los plazos son muy relevantes porque el propósito de los cambios en el consejo es modificar la correlación de fuerzas en este órgano antes de que tenga que pronunciarse sobre la "revaluación" de Menéndez. Y los nuevos consejeros, aun después de su ratificación por la junta general de accionistas, no podrán ejercer hasta tanto no dispongan del beneplácito del BCE, que suele demorarse cuatro meses, como ocurrió con los cuatro nuevos consejeros independientes y con el representante del accionista Mayoral incorporados en el último año. De modo que si los relevos se produjeran en la junta ordinaria a fines de marzo o comienzos de abril es posible que los nuevos consejeros llegaran casi sin tiempo –o muy justo– para participar en la decisión.

El patronato ha propuesto como nuevos consejeros a personas con perfiles muy profesionales, tanto económicos como académicos, para facilitar y en su caso abreviar la decisión del supervisor.

La estabilidad ha sido mucho mayor en el sector del consejo que fue designado a propuesta de Liberbank en el momento de la fusión. De sus seis integrantes, ha habido dos bajas. Una se produjo en noviembre por la renuncia del inversor mexicano y exconsejero de Liberbank Ernesto Tinajero. Pero su salida –aunque demandada desde ámbitos malagueños para restar apoyos a Menéndez– obedeció a la exigencia del BCE de que la entrada del accionista andaluz Mayoral –incorporado tras su solicitud en razón de su peso en el capital– no podía hacerse a costa de un independiente (criterio compartido por Manuel Conthe, Ana Bolado y Manuel González Cid, quienes dimitieron en protesta por ello como vocales independientes hace un año), sino con la salida del inversor presente en el consejo que tuviera menor porcentaje accionarial.

La otra dimisión se anunció en enero: la asturiana y exconsejera de Liberbank María Garaña, vocal independiente en Unicaja y presidenta de un puesto clave (encabeza la comisión de nombramientos), se irá una vez que se haya celebrado la próxima junta general y se haya elegido su relevo. Alegó razones de disponibilidad de tiempo.

La crispación que se vivió en la sociedad malagueña en el pasado semestre ha ido remitiendo y la beligerancia de algunos políticos locales también parece haberse atenuado hasta incluso disiparse, aunque los reproches y las heridas abiertas durante unos meses muy convulsos tardarán en cicatrizar y siempre podrían reabrirse.

El clima es menos tenso justo cuando se acerca lo que los más aguerridos podrían juzgar como la batalla final. Sin embargo, más que una lucha abierta, que es lo que se temió meses atrás, las formas se han ido templado en aras de la estabilidad del banco y de su cotización. De Domínguez siempre se había destacado su talante conciliador. Otra cosa es que desde que sustituyó a Medel en junio al frente de la Fundación, sus pasos en el patronato han sido firmes en el empeño por derogar la era anterior y hacer valer los nuevos criterios.

Ahora queda por saber si forzará en la junta general del banco el relevo –como parece probable que ocurra– de los tres representantes de la Fundación procedentes de la época Medel que no han dimitido y si sus sustitutos –ya seleccionados–y el que reemplazará al que sí ha renunciado mantendrán –nada más llegar al banco y sin apenas haber tomado aún conocimiento de la gestión interna– una posición beligerante contra la continuidad de Menéndez, como se reclamó a lo largo del último semestre en Málaga desde entornos del propio banco, de la sociedad y de la política en demanda de que el primer ejecutivo de la entidad proceda del mayor de los dos bancos fusionados.

Y queda por aclarar el criterio que mantendrán los consejeros independientes (6 sobre un total de 15) y dos inversores: el malagueño Mayoral y el fondo Oceanwood, que ya era accionista y consejero de Liberbank. De ambos cabe pensar que, con independencia del banco o del territorio del que procedan, tomarán sus decisiones en aras de sus intereses económicos y financieros, vinculados a lo que entiendan mejor para la buena marcha del banco, y no en función de las banderías en liza. Y lo mismo cabe suponer de los independientes, a los que les compete tomar sus decisiones en virtud de lo que juzguen idóneo para el interés de todos los accionistas. En la decisión del consejo también participarán el vocal de la Fundación Cajastur (el asturiano Felipe Fernández) y Manuel Azuaga.

Con tantas variables abiertas, es posible que la incertidumbre perdure hasta que se agoten los plazos.

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