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La parada del horno alto aborta la esperada recuperación de la industria asturiana

Gobierno regional y expertos resaltan la relevancia de la instalación, cuyo apagado durante 5 meses dejó en negativo el índice de producción fabril

Gijón/ Arcelor Veriña. Accidente en el horno A de Arcelor. MARCOS LEON

A la siderurgia integral asturiana le vuelve a faltar una de sus patas con la parada forzosa de uno de sus dos hornos altos por el colosal incendio del miércoles. Sin esa pata, la industria asturiana cojea.

"El horno A es una instalación fundamental para la industria asturiana", apuntó ayer el consejero de Industria del Principado, Enrique Fernández, que destacó que durante los cinco meses que estuvo parado el horno alto "A" de Gijón por la contracción del mercado del acero a causa de la guerra en Ucrania –entre finales de septiembre de 2022 y el pasado febrero– "se resintieron los indicadores de actividad industrial y económica asturiana".

Tras meses de crecimiento, el índice de producción fabril asturiano entró en cifras negativas en octubre con la parada del horno y toda la actividad que tiene asociada dentro y fuera de las instalaciones de ArcelorMittal. La parada "incidió de forma significativa en los resultados del sector industrial durante el último trimestre de 2022 y en el primer mes del ejercicio 2023", destacaron en su último informe los expertos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), en el que añadían que la puesta en marcha del horno alto en la primera semana de febrero auguraba "una mejoría en los niveles de producción de la metalurgia de cara a los próximos meses, en la medida en que las condiciones de demanda permitan alcanzar la máxima capacidad productiva del alto horno".

El incendio del pasado miércoles ha fundido esas previsiones. El horno alto "A" vuelve a estar parado y, lo que es más grave, no hay seguridad de que vuelva a funcionar. ArcelorMittal tiene intención de repararlo, pero todo depende de los costes económicos de las obras en una instalación que tiene dos años de vida útil y que será sustituida por nuevas plantas verdes si se ratifica la inversión de más de 1.000 millones para descarbonizar la siderurgia asturiana.

ArcelorMittal baraja elevar al máximo posible la producción del otro horno alto de Gijón, el "B", pero no será suficiente para mantener los actuales niveles de producción de las acerías de Gijón y Avilés y mucho menos las previsiones de crecimiento. De hecho, desde la multinacional ya se da casi por seguro que uno de los dos convertidores de la acería de Avilés dejará de producir como ocurrió durante la parada del horno entre septiembre y el pasado febrero y eso tendrá efectos aguas abajo en los talleres acabadores, que tendrán menos materias primas.

Los dos hornos altos de Gijón tienen una capacidad de producción conjunta de unas 13.000 toneladas diarias de arrabio y aunque hasta el miércoles se estaba produciendo bastante por debajo de ese nivel, sí se superaba la capacidad máxima de un único horno.

Los hornos gemelos

Las dos instalaciones, de 90 metros de altura, son gemelas, aunque el horno "A" lleva más tiempo sin una renovación a fondo y por tanto su vida útil es más corta.

El incendio del pasado miércoles, que tardó una hora y diez minutos en ser controlado, se originó en el crisol del horno "A". Es la parte más baja de la instalación y donde se deposita el arrabio y la escoria tras la fusión del mineral de hierro. El crisol de los hornos altos de Gijón es una gran recipiente de 11,5 metros de diámetro protegido con material refractario y sistemas de refrigeración. Dentro dell crisol se registran temperaturas de 1.600 grados.

El contacto de agua –cuyo origen está por determinar– con el arrabio provocó una reacción que hizo salir arrabio por la pared del crisol y por una de las toberas por las que se inyecta aire caliente al horno. La salida de arrabio generó un colosal incendio que ahora aborta la esperada recuperación de la industria asturiana.

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