El plan de ajuste de Arcelor por el incendio del horno preservará la producción de bobinas

El principal producto de la siderurgia asturiana se librará de recortes | La empresa no descarta traer acero semielaborado de otras plantas

Pablo Castaño

Pablo Castaño

El incendio del horno alto A de Gijón obliga a ArcelorMittal a abordar un plan de ajuste tanto de producción como de plantilla en sus plantas de Asturias. El viernes la dirección de la compañía ya planteó un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor que afecta a todas las plantas que dependen del arrabio que producen los hornos de Gijón (en las que trabajan 7.000 empleados) y en paralelo prepara un plan de ajuste de producción que, de mano, solo tiene una línea roja: no afectará a la producción del tren de bandas en caliente (TBC) de Avilés, donde se lamina el acero semielaborado plano (conocido como "slab" o planchón) y se transforma en bobinas que utilizan otros talleres acabadores de la compañía en Asturias, pero también en País Vasco, Navarra y Comunidad Valenciana.

Tras el incendio del pasado miércoles, el horno alto A permanecerá parado al menos hasta mayo. Eso en el escenario más favorable y si finalmente se decide su reparación. De momento los técnicos aún no han podido acceder al interior del horno alto para evaluar los daños y hacer una estimación del coste de reparar una instalación a la que le quedan dos años de vida útil. Se prevé que hoy, o como muy tarde mañana, se pueda hacer la operación denominada "salamandra" para sacar el arrabio y la escoria que aún permanece en interior del horno a una temperatura adecuada para que no se solidifique y provoque mayores daños. Una vez sacado el arrabio podrá accederse al interior del horno y hacer la evaluación de daños.

Con el horno A inutilizado, solo queda el horno B en funcionamiento. En los días previos al incendio de su gemelo, esta instalación estaba trabajando al 70% de su capacidad, lo que equivale a 4.400 toneladas de arrabio al día. Si se pone al máximo de capacidad puede llegar a las 6.300 toneladas, pero no son suficientes para mantener el suministro que estaban demandando las acerías de Gijón y Avilés y ello a pesar de que el mercado del acero aún no se ha recuperado de los efectos de la guerra de Ucrania. Por lo tanto, si no hay arrabio suficiente, tendrá que disminuir la actividad de las acerías y eso tiene efectos aguas abajo en el proceso de transformación del acero.

De momento, el viernes dejó de funcionar por falta de arrabio una de las dos líneas de la acería de Avilés (paró uno de los dos convertidores y una de las dos máquinas de colada continua) y eso supone una merma en la producción de planchones que tendrá efectos en los talleres que los transforman en el momento que se agote el stock. Ante este situación, ArcelorMittal prepara un plan para adaptar la producción.

Fuentes de la compañía apuntaron que se evaluará la demanda de cada producto de cara a adoptar un posible ajuste de producción en los talleres y que tampoco se descarta la posibilidad de traer acero semielaborado de otras plantas de ArcelorMittal. En ocasiones anteriores, y debido a la parada de instalaciones, ya se trajeron planchones de fábricas de Brasil.

Lo que está descartado es que los posibles recortes afecten al tren de bandas en caliente (TBC o tren semicontinuo) de Avilés, donde se laminan los planchones y se transforman en bobinas. Es el principal producto de la siderurgia asturiana y lo utilizan talleres transformadores y acabadores de Avilés (para producir galvanizado y hojalata) pero también de plantas de la compañía situadas en la localidad vizcaína de Etxebarri (hojalata y chapa cromada), en la navarra de Lesaka (chapa galvanizada y pintada) y de la valenciana de Sagunto (bobina electrogalvanizada y galvanizada).

Fuera del radio de influencia de TBC de Avilés quedan en Asturias el taller de chapa gruesa de Gijón, que también se alimenta de los planchones producidos en la acería de Avilés, y los trenes de carril y alambrón, productos largos que para su fabricación se utilizan los semielaborados de acero (blooms y palanquilla) fabricados en la acería de Gijón.

Los recortes de producción están por concretar y sus efectos laborales estarían cubiertos por el ERTE por fuerza mayor que ha planteado la compañía.

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