El personal de ArcelorMittal iniciará hoy las labores de vaciado del horno alto A para que en los próximos días los técnicos puedan acceder al interior de la instalación a evaluar los daños que produjo el espectacular incendio del pasado miércoles. De la gravedad de los daños y del coste de la reparación dependerá la vida o la muerte de un horno alto al que le quedan dos años de vida útil y que es uno de los puntales que sostienen la economía asturiana, puesto que de su actividad dependen otras instalaciones de la cadena siderúrgica así como empresas auxiliares y de servicios con miles de puestos de trabajo.
Una vez controlado el incendio por los servicios de bomberos de ArcelorMittal, el pasado jueves se iniciaron las labores de limpieza y las de apuntalamiento de las estructuras dañadas en el siniestro para poder pasar a la siguiente fase: la de evaluación de daños en el interior del horno. Para ello es necesario sacar el arrabio (hierro fundido) y la escoria que todavía se encuentran en su interior. Durante los últimos días, al tiempo que se enfriaba el exterior de la instalación para evitar nuevos incendios, el interior se mantenía a una temperatura adecuada para que el arrabio que sigue depositado en el crisol –la parte inferior del horno– no se solidifique, puesto que si eso ocurriera el daño en la instalación sería irreparable.
Según fuentes de ArcelorMittal, hoy comenzarán los trabajos de una operación que en el argot siderúrgico se denomina "salamandra". Se trata de una operación similar a la de la colada del arrabio –en el argot "sangrado"– pero que se realiza en condiciones excepcionales y con el objetivo de que el crisol quede limpio tanto de arrabio como de escoria. El desalojo del horno se fuerza por las piqueras, que son las conducciones de colada del arrabio.
La operación "salamandra" durará más de un día y una vez concluida podrá enfriarse el interior del horno. Ya estará en condiciones para que los técnicos puedan entrar para evaluar los daños de la explosión, que se produjo en el crisol por el contacto de arrabio con agua, que se pudo filtrar desde los sistemas de refrigeración.
Los trabajadores del horno de Gijón ven viable la restauración, destacan los sindicatos
Que el horno alto A de Gijón vuelva a funcionar o no dependerá del alcance de los daños y del coste de los trabajos de reparación. En una primera inspección desde el exterior ya se constató que la pared del crisol está perforada por debajo de una de las piqueras. Habrá que taponar el agujero y reponer el refractario y los sistemas de refrigeración de la zona. Sería la reparación mínima y permitiría al horno poder volver a operar en mayo. Sin embargo, si todo el refractario del horno estuviera dañado por la explosión ya se estaría hablando de "varios meses" más y de un coste de reparación mucho más alto. Y hay que tener en cuenta que al horno alto le quedan apenas dos años de vida útil y que ArcelorMittal tiene un plan para sustituirlo en 2025 por una planta de reducción directa de mineral de hierro con hidrógeno verde y un horno híbrido de arco eléctrico.
ArcelorMittal espera tener en un plazo de menos de dos semanas un estudio detallado de los daños y las opciones de reparación para enviarlo a la dirección de la multinacional en Luxemburgo, que es quien tiene que dar luz verde a ese gasto excepcional.
Desde la compañía se destaca que hasta que no acceda al interior del horno y se tenga el estudio de daños y costes de reparación no se puede garantizar su continuidad. Sin embargo desde los sindicatos se apunta que "los trabajadores de la instalación ven viable una reparación". El vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, también apuntó el sábado que "parece que se podrá reparar en un periodo de tiempo razonable".