La Fundación Unicaja se hace fuerte en el banco ante Menéndez tras tumbar a dos consejeros

El mayor accionista, con el apoyo de inversores malagueños y sindicatos, logra el respaldo de la junta del banco y cambia a sus representantes

Protesta de sindicatos de Unicaja ante la junta general de accionistas, ayer, en Málaga. A la derecha, Marco Antuña, del sindicato asturiano CSI. |Efe

Protesta de sindicatos de Unicaja ante la junta general de accionistas, ayer, en Málaga. A la derecha, Marco Antuña, del sindicato asturiano CSI. |Efe / Javier Cuartas

La Fundación Bancaria Unicaja, mayor accionista de Unicaja Banco (posee el 30,24% de su capital) y que está enfrentada al consejero delegado del grupo (el asturiano Manuel Menéndez) y a la mayoría del consejo de administración, tumbó ayer la ratificación de los dos consejeros independientes propuestos por el consejo (Isidoro Unda, ex presidente de Crédito y Caución, y Maite Costa, ex presidenta de la Comisión Nacional de Energía), que ya estaban ejerciendo desde hace meses tras haber recibido el plácet del Banco Central Europeo.

El veto a ambos independientes por su supuesta afinidad a Manuel Menéndez salió adelante por mayoría y con el respaldo explícito de las acciones en manos de los sindicatos CC OO, Cesica, Suma-T y el asturiano CSI. Ambos vocales tuvieron más del 53% de los votos en contra. Se estima que la posición beligerante de la Fundación pudo haber sido secundada por accionistas malagueños y en particular por los inversores Mayoral (5% del banco) y Tomás Olivo, que tiene una participación oficial del 5,18%.

Al cese de ambos vocales independientes se sumó el nombramiento (con un respaldo superior al 89%) de los cuatro nuevos consejeros que postuló la Fundación (Juan Antonio Izaguirre Ventosa, José Ramón Sánchez Serrano, Natalia Sánchez Romero y Miguel González Moreno) para reemplazar a los cuatro que hasta ahora representaban a esta institución, y a los que el nuevo patronato de la Fundación también tilda de afines al sector asturiano: se trata de Petra Mateos-Aparicio, Manuel Muela Martín-Buitrago, Teresa Sáez Ponte y Juan Fraile Cantón. Los cuatro habían sido reelegidos por la junta general de accionistas para un nuevo mandato hace solo un año a propuesta del anterior patronato de la Fundación.

Manuel Menéndez, a la izquierda, y Manuel Azuaga, ayer.

Manuel Menéndez, a la izquierda, y Manuel Azuaga, ayer. / Javier Cuartas

Todos ellos, salvo el último, hicieron efectiva su baja sin esperar a que sus sustitutos puedan incorporarse aún al consejo, lo que solo podrá ocurrir una vez que reciban el beneplácito preceptivo de los organismos reguladores.

A su vez, la consejera independiente María Garaña (asturiana y procedente de Liberbank, el banco fusionado en julio de 2021 con Unicaja) también hizo efectiva al término de la junta la dimisión que había anunciado el 19 de enero.

Con ello, el consejo de administración del sexto banco español ha quedado temporalmente reducido a 9 de sus 15 miembros y con una fractura aún más evidente entre el mayor accionista y la mayoría del actual consejo. Tras la votación de ayer, la Fundación Bancaria Unicaja ha reforzado su posición en la pugna por el control del banco y ha debilitado la del sector asturiano. Ayer la Fundación dijo que cuando haya que decidir el modelo de gobernanza este verano (la ratificación o no de Menéndez), la entidad "coadyuvará" a las decisiones "orientadas a la mejora del modelo de negocio y de la gobernanza".

Aunque la Fundación se abstuvo sobre la gestión del banco y los sindicatos votaron en contra en este punto y otros, la junta la aprobó con el 62,44% de apoyos. También fueron aprobadas con hasta el 99,9% el resto de propuestas del consejo. Los sindicatos, que se concentraron en el exterior, fueron muy críticos en sus intervenciones ante los accionistas contra la gestión del banco y hablaron de política de personal "tóxica", "autoritaria" y "unilateral" por la imposición, dijeron, del "modelo Liberbank", aunque la política de personal está en manos del sector malagueño. El presidente del banco, el malagueño Manuel Azuaga, justificó que "las fusiones, y más cuando hay reestructuración de oficinas, producen desajustes", y que confía en el diálogo, "para lo que ya se ha creado", dijo, "una mesa negociadora".

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