Política monetaria

¿Cuál es el tipo de referencia del BCE que va a dar más que hablar a partir de este jueves?

El interés con el que el banco central remunera los depósitos de la banca se afianza como indicador clave para las hipotecas, frente al tipo que cobra por prestar a las entidades

Sede del BCE en Fráncfort.

Sede del BCE en Fráncfort. / BCE

Pablo Allendesalazar

Pablo Allendesalazar

Madrid

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) reducirá probablemente los tipos de interés oficiales de la zona euro en su reunión de este jueves, según viene insinuando la institución y esperan los mercados. ¿Pero de cuánto será la bajada? Por primera vez desde 2019, no hay una sola respuesta a esa pregunta. Si se toma el tipo que servía de referencia entre 1999 y 2015 (el de las operaciones principales de financiación, que por tradición todavía encabeza muchos titulares), la rebaja podría parecer de unos inéditos 0,6 puntos porcentuales, hasta el 3,65%. Pero sería una conclusión totalmente engañosa. Desde hace nueve años, el tipo de referencia del BCE a ojos del mercado es otro más bajo (el de la facilidad de depósito), que muy probablemente también se va a recortar pero en 0,25 puntos, hasta el 3,5%.

El BCE, así, fija no uno sino tres tipos de interés a corto plazo oficiales en las reuniones sobre política monetaria que celebra cada seis semanas. Por orden de más alto a más bajo, son los de la facilidad marginal de crédito (el tipo que cobra a los bancos por prestarles financiación a un día, actualmente en el 4,5%); las operaciones principales de financiación (lo mismo que el anterior pero a una semana, en el 4,25%); y la facilidad de depósito (el tipo que paga a los bancos por guardarles el dinero a un día, en el 3,75%). Este último es al que hay que prestarle más atención, pues es el que está más correlacionado con el euríbor y, por tanto, el que incide más directamente en el coste de los créditos y las hipotecas.

En los últimos cinco años, la diferencia entre el tipo de referencia previo a 2015 y el posterior ha sido de 0,5 puntos porcentuales, pero eso va a cambiar este jueves. El BCE revisó su marco operativo hace unos meses y decidió que se reduzca a 0,15 puntos. Con ello, busca avanzar en que su balance se siga reduciendo para combatir la inflación, pero facilitando que el volumen de liquidez del mercado interbancario sea lo suficientemente elevado para mantener el euríbor anclado a la facilidad de depósito. De ahí que esta se afiance como su tipo de referencia y que la probable bajada relevante de este jueves sea la de 0,25 puntos, por más que pueda parecer de 0,6 puntos.  

Del déficit a la inundación

Para explicarlo, es necesario comprender cómo se transmite la política monetaria, es decir, cómo las decisiones que los 26 integrantes del consejo del BCE toman en Frankfurt llegan a los bolsillos de los más de 350 millones de habitantes de la zona euro. Así, sus tipos oficiales, junto a la mayor o menor cantidad de liquidez disponible en el sistema bancario, determinan el interés que los bancos se cobran entre sí por prestarse dinero, ya sea a un día (en cuyo caso el indicador de referencia es el euro short-term rate o €STR) o a entre una semana y un año (euríbor al plazo determinado). Las entidades trasladan dichos tipos interbancarios, a su vez, al coste de los créditos para sus clientes. En España, por ejemplo, el euríbor a un año es la referencia de la mayoría de hipotecas, mientras que el euríbor a tres meses lo es para los préstamos a empresas.

Desde el nacimiento del BCE en 1999 hasta el estallido de la gran crisis financiera global de 2008, los movimientos del eonia (antecedente del €STR) y del euríbor estaban estrechamente ligados al tipo de las operaciones principales de financiación (el intermedio de los tres tipos oficiales del banco central). Ello se debía a que el sistema bancario tenía un déficit estructural de liquidez y a que, por tanto, las entidades tenían que recurrir sistemáticamente al BCE para financiarse. De ahí que la referencia para el mercado interbancario, y por ende para créditos e hipotecas, fuera el precio que cobraba el BCE a los bancos por prestarles dinero a una semana de plazo.

Ese paradigma saltó por los aires entre 2008 y 2015 debido a la gran crisis financiera inaugurada con la debacle de Lehman Brothers. El mercado de préstamos entre bancos se vino abajo a causa de la desconfianza reinante entre las entidades sobre su situación real y, en consecuencia, sobre el riesgo de impago que asumían. Para evitar un colapso del sistema bancario y la ruptura del euro, el BCE pasó de decidir cuánta liquidez ofertaba cada semana a conceder toda la liquidez que demandaban las entidades. Ello hizo que los tipos interbancarios como el euríbor se volvieran más volátiles respecto a cuál de los tipos oficiales del banco central seguían como referencia.

Cambio de referencia

En 2015 se produjo un nuevo cambio. Con la economía del euro en riesgo de deflación (caída sostenida de los precios) y el tipo de referencia ya en el 0%, el BCE comenzó a comprar deuda (sobre todo pública) y a realizar inyecciones masivas ultrabaratas de dinero a los bancos para inundar de liquidez el mercado con más fondos de los que las entidades necesitaban. El objetivo era empujarles a dar créditos a sus clientes para reanimar la actividad económica y devolver así la inflación a su objetivo de estabilidad de precios (2% sostenido a medio plazo). 

Desde aquel año, el tipo oficial que tiene más incidencia para los bancos y las hipotecas dejó ser el que cobra el BCE a las entidades por prestarles dinero, pues estas tienen de sobra. Por lo contrario, pasó a ser -y sigue siéndolo hoy en día- el tipo que el banco central paga a los bancos por guardarles el dinero que no utilizan. Es decir, la facilidad de depósito, que llegó a estar en negativo entre 2014 y 2022 como incentivo para que los bancos diesen financiación a empresas y familias (si dejaban el dinero en el BCE, les devolvía menos del que depositaban). En los últimos años, es el tipo oficial al que han estado más estrechamente ligados el €STR y el euríbor. 

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