Plataformas digitales
Glovo estudia contratar a sus repartidores siguiendo un modelo entre Just Eat y Amazon
La compañía afirma que invertirá 100 millones de euros en su reorganización y que se inspirará en sus operaciones en Polonia y Rumanía

Dos repartidores de Glovo por las calles de Zaragoza. / MIGUEL ANGEL GRACIA
Gabriel Ubieto
Glovo está trabajando a contrarreloj para definir cuál será su nuevo modelo laboral, una vez anunció este pasado lunes que abandonará el sistema de autónomos y contratará a sus ‘riders’. La compañía de las mochilas amarillas ya ha iniciado reuniones con pequeños grupos entre sus 15.000 'riders' que operan en España para avanzarles algunos detalles de esa reestructuración, avanzada un día antes de que su consejero delegado declarará ante el juez investigado por un presunto delito contra los derechos de sus trabajadores.
El modelo que perfila Glovo y que está compartiendo con sus repartidores se inspira en sus operativas ya existentes en Polonia y Rumanía, según ha podido saber EL PERIÓDICO y confirman desde la compañía. Los detalles del mismo están todavía por definir, ya que algunas de dichas prácticas aquí serían presuntamente incompatibles con la 'ley Rider' y su presunción de laboralidad.
Allí organizan a sus repartidores mediante sistemas que tienen características propias de las flotas que en España han repartido para Amazon o que reparten hoy en día para Just Eat o Uber Eats, uno de sus principales competidores. Y es que, en el nuevo modelo, las empresas subcontratadas tendrán un peso determinante.
Subcontratas
La ‘ley Rider’, que entró en vigor en agosto del 2021, establece que los trabajadores de las plataformas digitales que entreguen comida a domicilio deben tener, por defecto, una relación laboral. Eso implica que han de contar con un contrato como asalariados, pero no necesariamente que sea con la plataforma digital para la que reparten. El modelo de flotas de subcontratas fue el que cogió más recorrido tras la aplicación de la ‘ley Rider’ y ‘apps’ como Just Eat y Uber Eats, inicialmente, se pasaron a este. Implica una laboralidad y asegura algunos derechos como las bajas por incapacidad, las vacaciones remuneradas o la sindicación, que el modelo de autónomos no contempla, pero tampoco garantizan un empleo de calidad. "Si se permite la subcontratación vamos a acabar con el SMI o por debajo", avisaban desde RidersXDerechos al poco de aprobarse la 'ley Rider'.
El modelo es el siguiente: El usuario abre la aplicación y pide comida de uno de los restaurantes que allí se ofertan. La aplicación le manda el pedido al restaurante y luego manda otro pedido a la empresa que gestiona a la flota de repartidores. "Necesito un ‘rider’ que recoja una hamburguesa en este local y la entregue en este domicilio". El restaurante paga un porcentaje de su venta a la aplicación, luego la aplicación le paga a la flota por su servicio y el repartidor cobra a final de mes en función de las horas que tenga estipuladas por contrato.
La tipología de subcontratas que ofrecen ese flujo de mensajeros varía, desde grandes empresas que pueden gestionar a centenares de repartidores -como ETTs como Randstad o Adecco-, hasta pequeñas sociedades mercantiles que "no tienen ni un local donde ir a firmar los papeles", según explica el portavoz de CGT Riders, Javier Pérez, y que son básicamente un autónomo con un teléfono móvil que hace contratos por días a través de gestorías.
Los contratos son, en la inmensa mayoría de casos, a tiempo parcial, entre 10 o 20 horas semanales y a precio de salario mínimo. Por ejemplo, Closer Logístics, una subcontrata que opera para Uber Eats, ofrece en Barcelona 15 horas a la semana de contrato para dar cenas, cinco días a la semana y por entre 450 y 900 euros brutos, dependiendo de si es el repartidor el que pone o no el vehículo. Otra subcontrata que reparte para la multinacional es Gliders Force.
En algunas, "la experiencia es horrible", explican desde la CGT. "Las horas complementarias te las pagan por debajo del salario mínimo, luego también hay empresas que se quedan un porcentaje de las propinas", explica. Un modelo, el de la subcontratación, perseguido inicialmente por la Inspección de Trabajo, pero luego avalado por la justicia. El TSJC consideró este pasado enero que Just Eat no incurría en una cesión ilegal de trabajadores y le levantó una multa de la policía laboral.
Modelo rumano
Bajo el modelo de autónomos mediante el que opera hasta ahora Glovo, esa flota intermediaria no existe y su algoritmo es el que pone en contacto a los restaurantes con los repartidores, asegurándoles a estos mayores ingresos durante las horas que trabajan, pero 0 ingresos cuando no hay demanda, así como tampoco las coberturas legales propias de un contrato, entre otros.
En Rumanía, por ejemplo, operan mediante pequeñas flotas de este tipo, además de directamente a través de ‘riders’ autónomos. Fórmula, esta última, que promocionan a través de su página web y que se han comprometido a eliminar en España. Ese formato mixto es el que actualmente utiliza Uber Eats, si bien desde Glovo descartan que vayan a combinar las flotas con ‘riders’ autónomos y añaden que están estudiando si combinarán dichas flotas con mensajeros directamente en nómina.
tima combinación es la que utiliza en España Just Eat, que combina plantilla directa con una flota de subcontratas. La desventaja de las flotas en términos de operativa es que encarece tener muchos repartidores disponibles durante las horas punta y eso es un problema de cara a ofrecer un servicio al usuario. De hecho, Just Eat ha denunciado a Glovo por competencia desleal y dice que esta se ha ahorrado 645 millones de euros "en los últimos años" -no concreta en cuantos- al repartir más y más rápido gracias al modelo de autónomos.
Modelo polaco
En Polonia el modelo bajo el que opera Glovo es similar al que utilizaba Amazon hace unos años para distribuir en última milla desde sus centro logísticos, como el que tiene en El Prat. El modelo que bautizaron como ‘Flex’ y que consistía en que Amazon contrataba la distribución con unas flotas de autónomos –que desde la propia Amazon incentivaban a crear- y que luego estos a su vez contrataban a otros autónomos para repartir a domicilios. Este formato fue impugnado por la autoridad laboral.
El modelo flotas de autónomos es un ‘modus operandi’ similar del que utiliza Glovo en Polonia, donde mediante plataformas como Avalon Logistics, Natviol o Flow Apps, garantiza sus repartos. La ventaja para los ‘riders’, que siguen costeándose su equipo y cotizaciones, es que se despreocupan de los trámites y estas plataformas les remiten luego directamente el pago por los servicios.
Actualmente un formato así ya lo aplica Glovo en España, donde los autónomos pueden subcontratar con otros autónomos y ello habilita que ciertos individuos operen de manera más o menos formal (y con más o menos presencia de repartidores sin permiso de trabajo) flotas de reparto. Los modelos de subcontratación diluyen la responsabilidad legal de Glovo o la empresa principal que sea en cuanto a las responsabilidades ante hipotéticos incumplimientos laborales y dificultan la organización sindical.
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