Al MEDE

España paga este miércoles 4.575 millones del rescate europeo de 2012 y deberá aún 11.860 millones hasta 2027

El Tesoro habrá abonado ya 29.472,27 millones de los 41.333 millones que recibió y que el Gobierno de Rajoy afirmó que no costarían "un euro al contribuyente"

Rodrigo Rato en el acto de salida a bolsa de Bankia.

Rodrigo Rato en el acto de salida a bolsa de Bankia. / David Castro

Pablo Allendesalazar

Pablo Allendesalazar

Madrid

El Estado afronta este miércoles una nueva factura del rescate europeo a la banca española de 2012. El Tesoro abonará 4.575,24 millones de euros al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con lo que ya habrá devuelto al organismo comunitario 29.472,27 millones, el equivalente al 71,3% de los 41.333 millones que recibió el 11 de diciembre de 2012 (39.468 millones) y el 5 de febrero en 2013 (1.865 millones) para reestructurar el sector financiero y salvar a las cajas de ahorro quebradas y sus depositantes. Todavía le quedarán pendientes de reintegrar otros 11.860,73 millones en tres pagos en los meses de diciembre de los próximos tres años, hasta completar la devolución del préstamo a finales de 2027.

España estuvo al borde del abismo en aquel 2012. Entre rumores de una posible ruptura del euro y crecientes dudas internacionales sobre la situación real de la banca española tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el Tesoro no llegó a perder su capacidad para financiar en los mercados un déficit público desbocado, pero los inversores le exigían cada vez unos intereses más altos por prestarle dinero. Incluso aunque hubiera podido seguir emitiendo deuda, este encarecimiento habría llevado a las finanzas públicas a ser insostenibles, con la consiguiente suspensión de pagos por parte del Estado, por lo que el Gobierno de Mariano Rajoy se vio obligado a pedir ayuda al resto de países de la zona euro en junio de 2012.

Tras unas duras negociaciones y a cambio de una exigente lista de reformas supervisadas por los hombres de negro de la 'troika', los socios comunitarios aprobaron una línea de financiación de hasta 100.000 millones de euros en condiciones más favorables de las que España podía obtener en el mercado. Finalmente solo se utilizaron los 41.333 millones, que se destinaron a rescatar a BFA-Bankia, Catalunya Caixa, Nova Caixa Galicia, Banco de Valencia, BMN, Ceiss, Caja 3 y Liberbank (hoy ya todos desaparecidos tras integrarse en otras entidades). También a financiar la creación de la Sareb, el banco malo que recibió los activos inmobiliarios tóxicos de dichas cajas, cuyos números rojos el actual Gobierno se vio obligado por Europa a sumar a la deuda y el déficit públicos en 2021.

"No cueste un euro"

El Ejecutivo de entonces prometió que el rescate europeo no tendría coste para el Estado: así lo aseguraron el presidente Rajoy ("Es un crédito a la banca que va a pagar la banca"); su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría ("Se hace con un objetivo: que no cueste un euro al contribuyente"); y el ministro de Economía, Luis de Guindos ("Esto no cuesta a los contribuyentes españoles"). Lo cierto, sin embargo, es que el Estado ha sido el que ha tenido que abonar los 29.472 millones ya pagados, además de unos 3.276 millones en intereses y comisiones entre 2012 y 2023, y tendrá que hacer frente a los 11.859 millones restantes, junto a los intereses y comisiones correspondientes (218 millones entre enero y noviembre de este año).

La inmensa mayoría del dinero inyectado se ha perdido para siempre o es de difícil recuperación en su totalidad. Así, de los 24.096 millones de euros aportados a Bankia, se consideraban recuperables 6.748,6 millones al cierre de 2023, si bien la revalorización en bolsa CaixaBank -que el actual Gobierno aceptó fusionar con el banco nacionalizado- está elevando esa cantidad (9.202 millones al cierre de agosto). Los 2.192 millones inyectados a la Sareb, en cambio, se han dado ya contablemente por perdidos, mientras que de los 32.610 millones con que se rescató al resto de entidades se perdieron 28.133 millones, el 86,2%. De no haberse volatilizado, todo ese dinero hubiera hecho mucho más cómoda la factura con el MEDE y habría facilitado el saneamiento de las finanzas públicas.

En el otro lado de la balanza, el rescate europeo ha sido financieramente favorable para España. Según el MEDE, el país se ahorró en torno a 1,2 puntos de PIB en intereses hasta 2019 (unos 12.000 millones de euros, con cifras de aquel año) respecto a lo que le hubiera costado conseguir el dinero en el mercado en diciembre de 2012. Incluso con la subida de los tipos de referencia impulsada por el Banco Central Europeo (BCE) entre 2022 y 2023 para combatir la alta inflación, el tipo medio que cobra el MEDE al Tesoro ha subido del 0,8% en 2022 al 1,1% en 2023 y a rondar el 1,3% en 2024, frente a un precio del dinero de referencia del 3,25%.

País más adelantado

Las devoluciones del rescate de este año y los dos anteriores, así, se han encarecido a causa del endurecimiento de la política monetaria: el coste medio del conjunto de la deuda en circulación del Estado ha subido del 1,731% del cierre de 2022 al 2,21% del pasado octubre. Pero el tipo medio del préstamo del MEDE (ese en torno al 1,3%) sigue siendo muy inferior al interés medio de las nuevas emisiones del Tesoro (3,198% entre enero y octubre). Además, las cantidades a reintegrar son pequeñas y manejables: los 4.575,24 millones de este miércoles, por ejemplo, suponen apenas el 1,77% de los 257.572 millones de euros que el Estado preveía emitir en 2024.

El MEDE, asimismo, ha argumentado que la reestructuración bancaria que permitió el rescate es una de las causas fundamentales de la recuperación económica del país a partir de 2014. España, de hecho, recibió la autorización del MEDE para repagar 17.612 millones de euros, el 42,6% de lo percibido, de forma voluntaria y anticipada en nueve abonos entre julio de 2014 y octubre de 2018. Se trataba de dar una imagen de fortaleza y pronta recuperación: fue el primer país de los cinco rescatados (también lo fueron Irlanda, Portugal, Grecia y Chipre) en comenzar a devolver su deuda y es, de lejos, el que ha abonado un porcentaje más alto hasta la fecha. 

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