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Empresas familiares

El secreto de la tercera generación: Boluda, Sampol, Molins y Matutes

Casi el 90% de las empresas españolas son familiares y generan casi 6,6 millones de puestos de trabajo y el 57% del valor añadido bruto

Los responsables de Boluda, Sampol, Molins, y el Grupo Matutes.

Casi el 90% de las empresas españolas son familiares, generan casi 6,6 millones de puestos de trabajo y el 57% del valor añadido bruto, según datos del instituto de la empresa familiar. El 50% de ellas se encuentra en la segunda generación; el 24% en la tercera y el 11% ya incorpora biznietos.

El secreto para lograr pasar de la tercera generación tiene que ver con la tradición que se respira desde la infancia, pero también, con la convicción de que a veces hay que imponer austeridad para preservar el negocio.

Cuatro empresas del Arco Mediterráneo protagonizan esta primera entrega: el grupo valenciano Boluda; Sampol, con sede en Palma de Mallorca; la compañía catalana Molins, y el Grupo Matutes (Ibiza). Tres empresas bodegueras centran la segunda entrega: la asturiana El Gaitero, la extremeña Torres Ruiz y la zamorana Fariña. En la tercera entrega figuran las sagas familiares de El Pozo, Grupo Montesano, Pikolin y Casa Grande de Xanceda.

1. Boluda: El remolcador del buque del Canal de Suez

Uno de los secretos del éxito de Boluda Corporación Marítima, cuyos orígenes de remontan al lejano año 1837 con la creación de la naviera Fos, aunque el negocio de los remolcadores de la actual saga familiar es posterior, cuando Vicente Boluda Marí compró su primer barco en 1920, es que "siempre ha sabido crecer en tiempos difíciles". Así lo reconoce el actual timonel de la compañía líder en Europa, Vicente Boluda Fos, de 66 años de edad y con la sucesión ya protocolizada entre sus tres hijos: Vicente (división de remolcadores), Ignacio (naviera) y Verónica (área jurídica y servicios).  

 Boluda logra alcanzar la cuarta en la prestación de servicio de remolque y la sexta generación en la actividad de transporte marítimo y logística por su "vocación de continuidad, orientación constante a impactar de forma positiva en nuestro entorno y por la obsesión de transmitir valores y una cultura empresarial y de emprendimiento de generación en generación", explica el presidente de Boluda Coporación Marítima, un conglomerado empresarial formado por un centenar de sociedades que facturan 612 millones de euros y que emplean a 9.000 trabajadores en medio mundo.

Maneja una flota de 300 embarcaciones en Europa, África, Latinoamérica y Oceanía. Su prestigio en el ámbito marítimo del remolque es tan grande que ha participado en las tareas de reflotamiento del Ever Given, el megabuque de Evergreen que quedó encallado recientemente en el Canal de Suez y ha puesto en vilo el comercio marítimo mundial.

 En opinión de Vicente Boluda Fos, las empresas familiares que perduran "lo hacen porque los empresarios que están al frente de las mismas son conscientes y asumen el rol de impactar en su entorno en términos de generación de empleo y riqueza y, con ello, y como parte activa de la sociedad, contribuyen a fortalecerla". Y explica algunas claves. "La primera -apunta- es que cada generación, además de una absoluta obsesión por respetar el legado recibido en términos de reputación (seriedad, honradez y cumplir con la palabra dada), ha sido capaz de generar un valor añadido adicional".

Y añade: "El segundo de los motivos que pueden justificar nuestra longevidad como empresa familiar es que al conjunto de colaboradores y trabajadores de nuestra corporación los sentimos como parte de una gran familia y que todos, sin excepción, sabemos la responsabilidad que tenemos por cumplir con nuestra misión y estamos cien por cien alineados con su consecución".

Vicente Boluda Fos, presidente de Boluda Corporación Marítima. Fernando Bustamante

2. Grupo Sampol: De taller de radio a multinacional de ingeniería

El Grupo Sampol, dedicado a la generación y distribución de energía, las infraestructuras de transporte, las instalaciones industriales y hoteleras y las telecomunicaciones, opera en 19 países y cuatro continentes. Su presidente, Gabriel Sampol, señala tres elementos clave para explicar que un proyecto que nació como un taller de reparación de radios se haya transformado en una multinacional.

El primero es la formación de un equipo humano de primer orden, cuyo origen heredó de su padre. Pero los otros dos se sustentan en el ámbito familiar, y se centran en la unidad y fidelidad que él y su mujer han sido capaces de mantener, creando un núcleo sólido, y en el hecho de haber sabido transmitir a sus hijos la pasión por el proyecto empresarial, hasta el punto de que en pocos años se espera la incorporación de una cuarta generación.

El Grupo Sampol Ingeniería y Obras tiene su origen en 1934 de la mano de José Sampol Arbona, que crea Casa Sampol como un taller de reparación de radios. Su hijo, Gabriel Sampol, tomó las riendas tras fallecer el fundador y son ahora sus hijos los que llevan el día a día de la empresa, con Carmen como consejera delegada, junto a Jose Luis, Juan Carlos y Fernando.

Gabriel Sampol recuerda a su padre como "un hombre preparadísimo y un maestro" que fue capaz de crear "un equipo humano irrepetible", y como un pionero en el mundo de la electricidad. La expansión de la empresa va de la mano del desarrollo turístico de los años 60, pero la primera gran obra que le permitió obtener la clasificación para dar el salto a la península y trabajar en proyectos estatales fue la iluminación de la catedral de Palma. La firma fue reforzando ese impulso durante las décadas posteriores.

Entre las actuaciones que marcaron el desarrollo del grupo se señala la colaboración con el sector hotelero en su expansión internacional y la adjudicación de la central de cogeneración en el aeropuerto de Madrid-Barajas ya en el nuevo siglo.

Gabriel Sampol, presidente del Grupo Sampol.

3. Molins: Sólidos como el cemento

Los Molins, una saga con más de 200 miembros, sobrepasaron hace años la invisible barrera de la tercera generación que inquieta tanto a las empresas familiares. Cementos Molins, fundada en 1928 por Joaquim Molins Figueres, cuenta hoy con tres grandes ramas: los Molins Amat, entre los que está el presidente, Joan; con un 31,57% del capital a través de Noumea S.A.l; los Molins Gil, con el 24,32%, a través de Cartera de Inversiones CM; y los Molins López-Rodó, con el 24,32%, a través de la sociedad Otinix. 

En su camino hacia el primer centenario en 2028, la compañía, caracterizada por una sólida visión compartida de sus parientes-accionistas, tropezó en 2017 con una piedra: el cambio de sede social a Madrid tras el referéndum en Catalunya. Una parte de los Molins Amat, próxima al independentismo, llevó la decisión a los tribunales.

Es una discrepancia ideológica entre hermanos que puede trastocar las mayorías en el consejo, pero difícilmente la estabilidad de una empresa que capeó la crisis inmobiliaria de 2008, según quienes conocen el grupo. Además de en España tienen centros de producción y actividad en Argentina, Uruguay, México, Bolivia, Colombia, Túnez y Bangladesh y participan en los negocios del hormigón, áridos, prefabricados de hormigón, morteros especiales, cementos cola y ecomateriales.

Cementos Molins, con una facturación que antes de estallar la crisis de 2008 superaba los 800 millones, podría haber recuperado o acercarse a esos niveles en 2020 esos niveles (los resultados se darán a conocer la semana que viene), ha llegado hasta la cuarta generación gracias al entendimiento entre primos y demás parientes.

Y un elemento esencial ha sido un pacto por el que los accionistas se comprometen a vender sus títulos preferentemente al resto de miembros de la familia. En su última revisión, el acuerdo contó con el aval del 74% del accionariado. Para contribuir a esa paz ha sido esencial que la empresa cotice desde 1942 en el mercado de corros de la Bolsa de Barcelona. Eso ha permitido obtener liquidez a los accionistas que lo quisieran. Aunque uno de los objetivos es aumentar la proporción de capital en la bolsa, no se le ha puesto fecha. 

Este acuerdo ha permitido también que la gobernanza haya sido siempre consensuada, con altos cargos ocupados por miembros de la familia (como cuando el fallecido Casimiro Molins Ribot era presidente como cuando el hoy presidente Joan Molins era vicepresidente ejecutivo), y hoy, cuando por primera vez el consejero delegado es una figura no familiar, Julio Rodríguez. Este alto ejecutivo, que ostentó una vicepresidencia global en Schneider Electric, desembarcó en la cementera en 2015. “Me siento orgulloso de ser un Rodríguez entre Molins”, bromeó entonces.

Joan Molins y Julio Rodríguez. Jordi Cotrina

4. Matutes: "Nuestras empresas son un activo de Ibiza"

Abel Matutes Juan recuerda que el Grupo de Empresas Matutes que él preside fue fundado por su abuelo, Abel Matutes Torres, en 1886. En aquella época se dedicaba a la banca, a la industria naviera y a la importación y exportación: "Fueron empresas -explica- que contribuyeron decisivamente a la prosperidad de la isla de Ibiza y a su apertura al mundo exterior, con la consiguiente mejora del nivel de vida de los ibicencos".

En 1910 Abel Matutes Torres creó en la isla la primera central eléctrica de Balears y en sus astilleros se construyeron "los mejores motoveleros mercantes que surcaban el Mediterráneo, entre ellos el ‘Abel’, de 1.000 toneladas de registro bruto", apunta Matutes. A finales de los años 60, la familia fundó Fiesta Hotels & Resorts: "Comenzó con dos hoteles en Ibiza. En la actualidad cuenta con una cincuentena de alojamientos en varios países".

La compañía pasó a denominarse Palladium Hotel Group en el año 2012, que desde el año pasado preside su hijo, Abel Matutes Prats. La compañía hotelera Palladium Hotel Group tiene 48 hoteles en seis países (España, México, República Dominicana, Jamaica, Italia y Brasil) y opera 10 marcas: TRS Hotels, Grand Palladium Hotels & Resorts, Palladium Hotels, Palladium Boutique Hotels, Fiesta Hotels & Resorts, Ushuaïa Unexpected Hotels, Ayre Hoteles, Only YOU Hotels, BLESS Collection Hotels y la marca Hard Rock Hotels bajo licencia con dos hoteles, uno en Ibiza y otro en Tenerife.

"En nuestra familia siempre hemos considerado nuestras empresas como un activo de Ibiza y los ibicencos y, por ello, a pesar de estar presentes en otras capitales españolas y en varios países, nunca hemos cambiado nuestro domicilio social", comenta el empresario y exministro de Asuntos Exteriores. "Estas ideas y estos principios - añade- siempre han estado presentes en todas nuestras actividades, junto con el espíritu emprendedor, el sacrificio y el esfuerzo en el trabajo".

Matutes considera que ese espíritu explica que su grupo empresarial haya logrado "sobrevivir y superar las dificultades de los agitados tiempos que ha tocado vivir en esta larga singladura", de 134 años, nada menos.

Abel Matutes

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