Este pasado jueves 15 de abril el Congreso de los Diputados aprobó por una amplia mayoría la Ley de Protección a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, que tiene que seguir ahora su trámite en el Senado. Las organizaciones defensoras de los derechos de la infancia, que llevan años reclamando leyes de este calado, celebran esta norma como un avance importantísimo, aunque proponen mejoras. Cabe subrayar que, según estimaciones de Save The Children, uno de cada cuatro menores han sufrido violencia en su hogar. Como muy bien nos decía la consultora de infancia Pepa Horno en una entrevista, "la medida en que los niños, niñas y adolescentes de nuestro país logren el pleno cumplimiento de sus derechos es la medida de nuestro valor ético, social y político como sociedad". Y esta norma supone un paso adelante importante. Os contamos por qué. 

Proteger a la infancia será una misión de toda la sociedad

Esta ley nace de una recomendación, hace más de una década, de Naciones Unidas, que requería a España que creara un marco legal similar al que combate la violencia de género. Carmen Cabestany, profesora y secretaria de la asociación NACE No al Acoso Escolar ya decía en una entrevista hace años: "Entiendo que nuestras autoridades deberían promover campañas de concienciación a gran escala como se hizo en su día con la violencia de género".

A partir de ahora, se dará más valor al testimonio de niños, niñas y adolescentes en los procedimientos que les afecten, blinda su derecho a ser escuchados y establece el deber de cualquier ciudadano de denunciar si conoce una situación de maltrato hacia la infancia. Como decía Pepa Horno en una entrevista con Unicef de la que hablamos aquí, "escuchemos a los niños no como ciudadanos del futuro, sino como ciudadanos que están viviendo aquí y ahora y que tienen sus derechos, también el de opinar sobre cómo quieren vivir”. El que se defienda claramente el derecho del menor a ser escuchado choca de manera frontal con la práctica actual, pues denunciaba Carmen Cabestany, "son raras las ocasiones en las que un fiscal de menores, si no lo ve claro, quiere hablar con el niño".

En definitiva, cuando esta ley entre en vigor se entenderá que la violencia hacia la infancia no es un asunto privado sino un problema social, tal como ya ocurre con la violencia machista. Y eso, sin duda, es un gran avance. Como nos decía Carmen Cabestany sobre el acoso escolar, extensible a todas las formas de violencia que sufre la infancia, "“actuad, porque todos podemos acabar con esta lacra y debemos hacerlo”. 

Para proteger a la infancia se promueve la parentalidad positiva

Además, la ley obliga a las administraciones a promover campañas de sensibilización contra la violencia hacia la infancia y a fomentar la parentalidad positiva, que, como se señala en estos recursos de Save the Childen, se basa en tres condiciones: conocer y entender a nuestros hijos, proteger y ofrecer seguridad a nuestros hijos e hijas y dialogar para resolver conflictos, sin recurrir a castigos.

El psicólogo Antonio Ortuño, por su parte, señala que la parentalidad positiva debe cumplir "dos grandes funciones: por un lado el apoyo (cuidado, afecto, protección, amor, disponibilidad) y por otro el control (autoridad empática, establecimiento de límites, fomento de la autonomía)". "En general, pretendo que los padres y madres aprendan a ser muy amables con las emociones de sus hijos e hijas, pero coherentes y estables con lo que dicen que van a hacer", aclara.

Los centros educativos tendrán que disponer de protocolos para proteger a la infancia frente a la violencia

A partir de ahora, los centros educativos tendrán que disponer de protocolos contra el abuso, maltrato, acoso o violencia. Hace ya tiempo que Cabestany denuncia que los centros y el profesorado no están preparados para hacer frente a este problema. Comentaba Cabestany en una entrevista que "no hay herramientas que tengan que ver con lo emocional u otras cosas distintas de lo curricular para los profesores. Nos encontramos con situaciones que no sabemos detectar o cómo intervenir. Es el caso de la violencia en todas sus formas: bullying, abuso sexual, bandas violentas…" y denunciaba además que la administración no presta demasiada atención a este tema. Critica Cabestany que "incluso en ocasiones se dice: “Oye, mira, esto no te corresponde a ti, tú ocúpate de lo académico y lo demás no es cosa tuya”, como si eso no formase parte de la educación y de la formación de un niño". Cuando esta ley entre en vigor, esto debería cambiar, de modo que sin duda esta medida supone un avance para atajarlo.