Si las elecciones autonómicas y municipales de hace seis meses confirmaron la decadencia del bipartidismo en España, las generales del 20D están llamadas a salvar o a enterrar un sistema político que ha imperado en España durante más de tres décadas.

El desgaste del PP y el PSOE, pilares del llamado bipartidismo imperfecto -porque se han apoyado en ocasiones en los nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (CiU)-, ha cristalizado en la presencia de dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, que pescan en su mismo caladero.

Al no contar estas dos nuevas formaciones con la suficiente trayectoria, medir la tendencia de voto se hace difícil, según los expertos, pero todas las encuestas coinciden en que populares y socialistas perderán la hegemonía de la que han gozado desde 1978 y, por primera vez, no llegarán juntos al 50 por ciento de los votos.

La alternancia del bipartidismo

Desde 1982 a 2011, el PSOE y el PP se han alternado en el poder, casi siempre con mayoría absoluta, sin que otros partidos reflejasen posibilidades reales de sustituirlos.

Con Felipe González, el PSOE ganó las elecciones en cuatro convocatorias sucesivas (1982, 1886, 1989 y 1993), las tres primeras con mayoría absoluta, y desde 1993 a 1996, con el apoyo de los nacionalistas catalanes de CiU.

La alternancia vino con José María Aznar, que gobernó su primera legislatura con el apoyo de nacionalistas catalanes (CiU), vascos (PNV) y canarios (CC), antes de conquistar la mayoría absoluta en el año 2000.

El PSOE volvió al poder en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero, que gobernó durante dos legislaturas con mayoría simple, la primera mediante apoyos puntuales principalmente de IU y ERC, aunque también de CiU, PNV y BNG.

Nuevamente el PP le dio el relevo en 2011, con la victoria por mayoría absoluta de Mariano Rajoy.

La irrupción de Podemos

Aunque ya en esos comicios el gran crecimiento de UPyD (que había logrado representación en el Congreso cuatro años antes) trasluce un incipiente cuestionamiento del bipartidismo, es la irrupción de Podemos en las europeas de mayo del 2014 lo que enciende las alarmas.

PP y PSOE, que tradicionalmente habían sumado más del 70% de los votos, no llegaron al 50% (49,10) y cedieron 14 de sus 44 escaños a partidos minoritarios, entre ellos el que Pablo Iglesias había fundado apenas cuatro meses antes.

Podemos -que seis meses después sería señalado por el CIS como primer partido en intención directa de voto- se hizo con el 8 % de los votos y cinco eurodiputados (de 54), lo que le convirtió en la cuarta fuerza política más votada y tercera en comunidades como Madrid.

También Ciudadanos, que se presentaba por primera vez en solitario obtuvo dos eurodiputados, con el 3,16 % de los votos.