Contra todo pronóstico, las elecciones del 26J han supuesto un frenazo en seco de Unidos Podemos. Pese a que el partido de Pablo Iglesias ha asumido el grueso de votantes de Izquierda Unida (casi un millón de papeletas, según las elecciones del pasado mes de diciembre), los datos revelan un evidente retroceso en su corto pero intenso camino por el alambre de la política española. La formación lila y sus marcas afines gana 2 escaños respecto al 20 de diciembre (pasan de 69 a 71), pero pierde 1,5 millones de votos considerando su alianza con el otro partido situado a la izquierda del PSOE. Un fracaso, se mire por donde se mire.

Las previsiones que apuntaban a un sorpasso, reforzadas provisionalmente al cierre de los colegios electorales con las encuestas a pie de urna, quedaron diluidas una vez comenzó el recuento de votos. Las ilusiones en el teatro Goya de Madrid, cuartel general de los podemitas, se fueron al traste rápidamente. Unidos Podemos ha firmado unos resultados muy desacordes con los vaticinados por las encuestas y se queda en el tercer escalón, a la estela del PSOE (85) y muy lejos del PP (123).

El propio Pablo Iglesias ha reconocido los "malos resultados" y ha lamentado el descenso de participación, un hecho que ha perjudicado ligeramente al grupo morado. Pablo Iglesias ha aputado su preocupación por el aumento del voto al PP y al bloque conservador, y ha defendido la alianza electoral con IU, con quien ha deseado caminar en el futuro.

Pablo Iglesias: "Nos preocupa que el PP haya aumentado sus apoyos"

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La pasividad del electorado ha estado especialmente marcada en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Zaragoza principalmente), los grandes bastiones del partido de Pablo Iglesias en las elecciones anteriores. La capital vizcaína es la más lila de todo el territorio nacional (27,7% por ciento), por delante de Valencia (27%), Barcelona (25,3) y Madrid (21,2).

Con mucho menos respaldo que el previsto, Unidos Podemos pierde fuerza para negociar en un pacto para formar el Ejecutivo. Un hipotético acuerdo con el PSOE, pese a las discrepancias con Pedro Sánchez, necesitaría el apoyo de Ciudadanos para sobrepasar los 176 escaños necesarios para gobernar. "Eso es algo que tenemos que valorar. No descarto ningún escenario", ha declarado Iglesias, con el semblante serio.

La derrota ha quedado amortiguada por la confirmación del protagonismo de Unidos Podemos en las comunidades con identidad nacional, especialmente en Euskadi, donde pasa a ser la fuerza más votada por delante del PNV. En Cataluña, la confluencia En Comú Podem continúa en lo alto del cajón, mientras que en la Comunitat Valenciana la alianza Compromis-Podemos-Esquerra Unida sólo es superada por el PP. Un hecho muy relevante frente a las tesis independentista de que Podemos comparte la visión "centralista" del PP y el PSOE.

Pese al duro revés electoral para Unidos Podemos, su candidato a la presidencia del gobierno ve el futuro con optimismo. "Nosotros nos habíamos planteado salir a ganar, es cierto. Pero creo que sería imprudente decir que hemos tocado techo", ha asegurado en su comparecencia pública. "Hay Unidos Podemos para rato", ha añadido, sin profundizar si el miedo del electorado a un giro radical de la política española ha provocado la pérdida de fuelle de su partido. El "Sí se puede" con el que los fieles de la formación morada recibieron a su candidato se ha convertido en un silencio que dice mucho.

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