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Bisturí electoral

Los ausentes

Los debates televisados, punto de inflexión de la campaña

Los ausentes

La volatilidad, la indecisión y la incertidumbre son terreno electoral abonado para la emisión de un voto sofisticado. Esta campaña es especialmente propicia para la habitual apelación al voto útil. Pero este tipo de voto requiere para ser ejercido una información actualizada sobre los movimientos de última hora de los votantes. Los españoles, sin embargo, enfilan el tramo final de este proceso electoral, al que se otorga gran trascendencia, privados de la ayuda de las encuestas, expuestos a todo tipo de rumores, especulaciones y globos sonda lanzados con intereses ocultos. Algunos ya circulan. Los partidos ni siquiera han intentado en todos estos años quitar el corsé de la ley electoral que oprime y en ocasiones pone al ciudadano ante un dilema de imposible solución a la hora de votar. De ahí también las dudas.

Todos los sondeos que conocimos este fin de semana, antes de iniciarse el plazo en que se prohíbe su publicación, coinciden en lo esencial con el realizado por DYM para Prensa Ibérica, formando una especie de embudo con los pronósticos que parece abocar a una victoria indiscutible, pero parcial, del PSOE. Parece menos probable que el PP pueda formar gobierno, pero no es descartable en absoluto, y si se diera el caso, sería con el concurso obligado de VOX. La experiencia de un Gobierno influido por la ultraderecha es una incógnita llena de riesgos en la España democrática.

En todos los demás supuestos de un Gobierno liderado por Pedro Sánchez, teniendo en cuenta exclusivamente la aritmética parlamentaria, los socialistas podrían coaligarse con Ciudadanos o con Podemos y los independentistas, pues las dos organizaciones de izquierdas solas no sumarían la mayoría suficiente. De mantener Ciudadanos el veto que con tanto énfasis proclama, al PSOE no le quedaría más opción que colaborar de nuevo con los socios de los que se está renegando durante la campaña. Es la situación deseada por los nacionalistas, que tendrían al Gobierno de España otra vez a su merced. La estabilidad del Ejecutivo dependería de ellos.

Pues bien, los debates televisados marcan el punto de inflexión de esta campaña y en ellos no están ni VOX ni los independentistas catalanes. Pueden ser decisivos en la formación de gobierno, y lo son en la tensión generada alrededor de nuestro primer problema político, pero no encajan en la definición de "grupo político significativo" establecida por la Junta Electoral. Podremos ver a VOX en acción en alguno de sus mítines, pero este partido cargado de expectativas habrá hecho su campaña sin haber estado presente en ningún debate, que es lo que los ciudadanos reclaman a los candidatos. Para conocer la posición de los líderes del independentismo, basta con conectarse a sus ruedas de prensa desde la cárcel, ahí donde está una de las claves de la próxima legislatura.

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