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"Los niveles de precariedad y pobreza son inaceptables, no podemos seguir así"

Ángel López. M. C.

El médico ovetense Ángel López es el cabeza de lista de Actúa al Congreso de los Diputados por Asturias. Tiene 59 años y lleva 36 trabajando para el sistema sanitario público en tres comunidades autónomas. Tiene dos plazas en propiedad, una en Sevilla y otra en Asturias y trabaja en el HUCA. Fue director general de Salud Pública del Principado entre 2003 y 2007. Militó en el PCE desde 1982 y después en IU, formación que abandonó hace un año y medio por su inactividad y silencio respecto del problema catalán y por su disolución en Podemos.

-¿Cuáles son las tres principales propuestas de Actúa para Asturias?

-La primera es igual para Asturias y España: garantizar un gobierno progresista y de izquierdas. La segunda, contribuir a la construcción de consensos básicos que superen la división derecha-izquierda y que ayuden a Asturias a recuperar peso en la política nacional, porque está en una situación de emergencia histórica, con un declive prolongado y cada vez más acusado y una sociedad que ha perdido el pulso, ya no político, sino social, cultural, institucional... Y la tercera, resolver de forma urgente graves problemas, como los ligados a la viabilidad de la industria electrointensiva.

-¿Por qué se debe votar a Actúa? ¿En qué se diferencia del PSOE y Unidas Podemos?

-Al PSOE, en muchas ocasiones, le falta tensión política y cede a las presiones de poder. Si ahora tiene 84 diputados es porque ha ido decepcionando demasiadas veces a demasiada gente. Podemos ha despertado enormes expectativas pero no sabemos muy bien con qué Pablo Iglesias quedarnos, si con el del segundo debate o con el habitual. Hay un electorado que está entre unos y otros, que decide no votar o tiene dudas, y queremos darle la opción de votar por una izquierda más rigurosa, comprometida, estable y fiable. No venimos a dividir, sino a sumar: el que quiera votar al PSOE o a Podemos, que lo haga; pero que nadie se quede en casa, ni en ese espacio vacío, cada vez más grande, que existe entre esas dos formaciones. Actúa no va a bloquear ningún gobierno, ninguna institución, buscará siempre una solución política, la que se pueda, a los problemas de los ciudadanos. No competimos con IU donde se presenta sola, no nos presentamos ni a las municipales ni a las autonómicas, pero su disolución en Podemos es un error táctico y estratégico de la izquierda.

-Hablan ustedes de que en España hay una "emergencia social y democrática. ¿A qué se refieren?

-Tenemos unos niveles de pobreza muy elevados y de riesgo de pobreza y una precariedad inaceptables moral y políticamente. Tener trabajo, hoy, no garantiza tener unos niveles de acceso al consumo básicos. Y esto va a ir a mayores. Hay que resetear el sistema, con prudencia y con perspectiva a medio y largo plazo, pero no podemos seguir así.

-Actúa rechaza la política económica del PP, que en buena parte continúa el PSOE. ¿Cuál sería la suya?

-Los problemas económicos son de una inmensa complejidad y no hay soluciones fáciles. Es lo primero que hay que decir a los ciudadanos, y no caer en la "política-espectáculo" y en ver quién dice la mayor barbaridad o quién promete la rebaja de impuestos más grande. Hay una cosa clara: aquí se pagan menos impuestos que en Europa y quienes más ganan no son quienes más contribuyen. Esto hay que corregirlo. La política fiscal es una pieza básica, que no se puede abordar de golpe, sino progresivamente y con el mayor nivel de consenso posible. La política económica es la consecuencia de un conjunto de valores que deberían calar en la sociedad. Hace falta un estado moral distinto de la sociedad, hoy muy sintonizada con su propia precarización, en una especie de síndrome de Estocolmo social. Igual que hay que regenerar la política, hay que repensar la moralidad de la política económica, no es solo una cuestión técnica de subir o bajar un impuesto.

-¿Cómo afrontaría Actúa el conflicto catalán?

-Cuando el Estado se relaja, se diluye y se adormece surgen las tensiones periféricas. El problema del independentismo tiene dos planos de trabajo. Uno es directo: hay que enfriar la situación y abrir espacios de diálogo porque el mismo gesto de apertura facilita que dentro del independentismo surjan posiciones más razonables y prudentes. Hay que establecer algunos límites, como que no existe el derecho de autodeterminación y que la independencia solo sería posible si hubiera una reforma constitucional que nosotros no defenderíamos. El segundo plano, esencial, tiene que ver con la movilización de los no independentistas en Cataluña y con la desafección en otras comunidades de muchos ciudadanos con respecto al Estado: la reconstrucción del concepto de nación y de Estado desde la izquierda. Ahí tenemos un problema histórico: la izquierda ha ido abandonando el concepto de nación española y se ha apuntado al de naciones periféricas con una alegría teórica y práctica poco responsable. Hay que hacer atractivo el concepto de nación española en el sentido de que tiene que ver con la existencia de derechos, de convivencia, de creatividad, de riqueza, de desarrollo, de cooperación internacional... Es una de las estrategias más importantes para solucionar indirectamente el problema catalán.

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