Los asturianos pudimos comprobar ayer a través de LA NUEVA ESPAÑA cómo los datos de tráfico aéreo de 2018 son un jarro de agua fría para la maltrecha moral de nuestra región. Cuando casi todos los aeropuertos de España aumentan en número de pasajeros, y en muchas ocasiones con incrementos de dos dígitos, en el caso del aeropuerto asturiano se retrocede y se pierde un 0,5% en 2018 y un 5,3% en los primeros tres meses de 2019. Todo un drama.
Hace años que los asturianos asumimos la falta de conexiones aéreas internacionales con una mezcla de resignación y estupor. Es cierto que el gobierno regional intenta algo, es cierto que se implican los agentes económicos, es cierto que algunas cosas salieron medio bien (aunque duraron poco), pero pasan los años y nada consolida, volvemos repetidamente a la casilla de salida.
La falta de capacidad de los sucesivos gobiernos del PSOE se ve reflejada en los bandazos que pegaron en este tema. Hace 15 años el Principado apostaba por una solución autárquica, con una compañía aérea de capital asturiano para solucionar el problema de las conexiones -y lo decían en serio-, posteriormente pasaron a abroncarnos sobre el perjuicio de las conexiones internacionales, si los asturianos volábamos al exterior sería en detrimento del turismo rural asturiano -también lo decían en serio-, posteriormente se lanzaron a copiar el modelo cántabro, regando de subvenciones a compañías low-cost -se equivocaron-, y últimamente el consejero buscaba "huecos por cubrir" para ver donde se podían establecer nuevas conexiones aéreas. Cómo hemos podido comprobar el resultado de esta política de parches, sin ideas ni modelo, ha terminado en un "apagón aéreo" demoledor para Asturias y los asturianos.
El Partido Popular plantea estabilizar el vuelo con Madrid como primera solución, por su clara demanda social y por depender de nuestros propios medios, y estabilizar el vuelo mediante su declaración como "Obligación de Servicio Público", con precios máximos razonables y frecuencias de mercado. Nuestro compromiso es destinar los fondos necesarios desde el presupuesto regional para comprometer al Ministerio de Fomento en esta declaración. Hacerlo y hacerlo rápido, pues nuestra región, paradigma de la incomunicación, cumple los requisitos europeos que salvan la normativa de liberalización del espacio aéreo.
Pero además planteamos trabajar pensando en el medio y largo plazo, poniendo en marcha una nueva estrategia de captación de destinos internacionales, involucrando a la patronal y a los Ayuntamientos en la estrategia regional, cierto, pero también haciéndolo con AENA y con el propio aeropuerto asturiano. En continua comunicación, aportando cada uno sus propios recursos y conocimientos para ir de la mano en las acciones de negociar destinos sólidos a medio y largo plazo.
Una nueva estrategia que cambie la subvención a compañías de bajo coste, por pactos duraderos con compañías regulares y líneas estables, utilizando los recursos para promocionar "Asturias" en los destinos que resulten de esos pactos. Que sean los viajeros, y no las ayudas, quienes hagan rentables las conexiones, porque cuando todo se basa en subvencionar asientos vacíos, distorsionamos el mercado, no fidelizamos a nadie y las compañías low-cost, convertidas en mercenarios caza-ayudas, se van sin avisar, al calor del mejor postor.
Sabemos que no será fácil conseguir resultados rápidos, nos pondremos a trabajar el mismo 27 de mayo pero los resultados vendrán más adelante. Cuando logremos que Asturias como destino sea rentable para una primera compañía regular (Vueling es un gran avance), vendrá la segunda, y posteriormente se sumarán la tercera y las de bajo coste. Es un modelo con resultados exponenciales, contrastado. Quienes lo aplican están teniendo mejoras anuales del 20% y han duplicado pasajeros en pocos años.
Los datos que conocimos ayer han sido dramáticos, sí, pero para este drama el Partido Popular tiene solución.
