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Debate con José María Figaredo (Vox) ante una partida de cartas

"No hay dinero para pensiones y sí para un moro con cuatro mujeres: una vergüenza"

El candidato de Vox caldea el ambiente con solo preguntar a los jubilados por la cuantía de sus pagas, y luego remata: "Primero, los españoles, y después, si sobra, se ayuda a los de fuera"

El candidato de Vox sigue una de las partidas. FERNANDO RODRÍGUEZ

-¿Y vosotros cuánto cobráis de pensión?

José María Figaredo, candidato de Vox por Asturias al Congreso de los Diputados, lanza una pregunta ganadora a algunos de los mayores congregados en el centro social de Vallobín (Oviedo).

Ganadora porque pocos jubilados de este país se muestran satisfechos con la cuantía de su paga.

-No llega a 800 euros -dice uno de ellos.

-Una porquería para los 41 años que estuve cotizando -responde otro, sin precisar cifras.

-Yo, 1.100 -señala un tercer interlocutor.

Una parca "Barbour" de color verde, jersey verde -color corporativo-, polo blanco, vaqueros claros. José María Figaredo Álvarez-Sala (Gijón, 1988) se interna en el centro social ataviado con una pulsera con los colores de la bandera de España y otra con el azul y el amarillo de Asturias. El pasado mes de abril salió elegido diputado, y los sondeos publicados estos días dan por hecho que el partido verde -de extrema derecha, según sus enemigos, de "extrema necesidad", según su presidente, Santiago Abascal- repetirá este resultado en el Principado, con posibilidades de mejorar el porcentaje de apoyos.

En el equipamiento social de Vallobín, cinco de la tarde de ayer lunes, hay una mayoría masculina con dos tipos de usuarios: los que echan la partida y los que leen el periódico.

-Aquí no se habla de política. Hay que votar a Vox y punto -proclama uno de los que rulan en torno a la partida de subastao.

Preguntado si realmente piensa votar al partido de Figaredo, recula: "No, dígolo por hacer un poco de comedia".

El candidato de Vox sabe que, con sólo preguntar por las pensiones, ya consigue inflamar los ánimos. Y acto seguido remata la argumentación: "Lo que es una vergüenza es que gente como vosotros, que se pasó toda la vida trabajando, cobre una pensión bajísima y que el Gobierno esté dando subvenciones a los que vienen de fuera".

Para afianzar su posición, José María Figaredo pasa a un caso práctico:

-El otro día me contó una farmacéutica de por aquí que vino un moro que está casado con cuatro mujeres. Le dieron una casa para él y una de las mujeres, y una casa para cada una de las otras tres, como si estuvieran solteras. Y ahora viven todos juntos en el mismo piso, alquilaron los otros pisos, y el moro anda por ahí en un "Mercedes".

Los interlocutores del candidato van aumentando su nivel de enfado. Nicanor Fernández evoca lo grande que llegó a ser la Fábrica de Armas de Trubia y lamenta lo pequeña que es ahora. Manuel Suárez Fernández le habla de sus años en tejeras, minas y el sector de la construcción. Dionisio López señala que, en su época, "empezábamos a trabajar con doce o trece años".

José María Figaredo trata de centrar la cuestión:

-Yo vuelvo al tema de las pensiones, y de la vergüenza que da lo que está pasando con nuestros padres y abuelos, y que mientras tanto sí haya dinero para los de fuera. Nosotros, los de Vox, decimos que lo primero son los españoles, y después, si sobra, se ayuda a los de fuera.

Uno de los contertulios de Vallobín saca la cuestión de los hijos que no pueden aceptar las herencias de sus padres porque no disponen de dinero para tramitarlas:

-Nosotros queremos suprimir el impuesto de sucesiones -proclama Figaredo, licenciado en Derecho y en ADE.

Otro de los mayores aporta un dato autobiográfico: "Vivo con la hija y el yerno, gracias a ellos. Con lo que tengo de paga, ¿a dónde voy a ir?".

Un tercero anota un dato: "¿A dónde vamos con subidas del 0,25 por ciento?"

En estas conversaciones caldeadas siempre hay quien esgrime el clásico "aquí sólo hay dinero pa los políticos y pa los ricos". Pero ese argumento no decanta el sentido del voto: todos los que se presentan a las elecciones son, por definición, políticos.

Aparece en escena Javier Fernández, un clásico del PP y antiguo alcalde de barrio de Vallobín en la época de Gabino de Lorenzo. Ha terminado su partida de cartas y se incorpora a la tertulia con José María Figaredo. Le llaman por el teléfono móvil y no lo lleva silenciado. La sintonía es bien conocida:

-Mira, el himno de España -advierte el candidato de Vox con un cierto tono triunfalista.

-¿Tú qué te crees? -replica Fernández con una sonrisa irónica.

Vuelve a la palestra un supuesto inmigrante que tiene un Mercedes y que "va a recoger alimentos a la parroquia, a Cáritas y al Banco de Alimentos".

-Pues eso es lo que desde Vox decimos que no puede ser -apostilla José María Figaredo.

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