En la recta final de la campaña más breve, los números casi no dejan ver ya las urnas. Los partidos amplifican expectativas ante un domingo incierto y muestran estimaciones que cuadran más con lo que les gustaría celebrar en la noche electoral que con lo que anticipan las encuestas. Pese a que los sondeos alejan a los populares de la barrera psicológica de los cien diputados con que el PP esperaba resarcirse de la hecatombre de abril, la dirección que encabeza Pablo Casado mostraba ayer su confianza en alcanzar los 110 escaños, una cifra que sumada al ascenso de Vox permitiría, pese al hundimiento de Ciudadanos, abrir la puerta a que el centroderecha desaloje a Sánchez de La Moncloa.

El presidente, en cambio, resiste, como marca su divisa, y el domingo quiere quitarse el "en funciones" que ahora lo mantiene sumido en la interinidad. Para ello, pierde todo complejo y no encuentra "problema", pese a las advertencias de Iglesias, en pedir la abstención de PP y Ciudadanos, para encabezar "el único gobierno posible", en solitario por supuesto. "Tenemos que ser honestos en el análisis y las sumas", pidió Sánchez a Iglesias en la misma entrevista radiofónica en que encendió al Ministerio Público. El socio frustrado de julio debería asumir que PSOE y Unidas Podemos no cuentan con la mayoría necesaria para desbloquear la legislatura. Y esta vez no cabe contar con el independentismo porque, asume ahora, está "contra el sistema político español". Lo único que no puede ocurrir, según el candidato socialista, son unas terceras elecciones. El fraccionamiento del voto que se anticipa el domingo dibuja, sin embargo, esa posibilidad y una repetición del escenario idéntico al del que en 2016 Sánchez se atrincheró en el "no es no".

Otro desbloqueo es posible, sostiene el PP, el que lograrían sus 110 hipotéticos diputados. A tenor de los números de la dirección de Casado, esa subida se reforzaría con Vox moviéndose entre los 38 y los 40 escaños. Pese a que Ciudadanos encogería de los 57 parlamentarios de ahora a sólo una veintena, el centroderecha quedaría así en disposición de que Sánchez no revalidara el título. Aunque resulte paradójico, los populares fían esa estimación al trasvase de votos que están recibiendo desde el partido de Rivera y minimizan la amenaza, real, de que el crecimiento de los de Abascal se produzca gracias a diputados de circunscripciones pequeñas en las que entraría en disputa directa con el PP.

Los populares insisten en que están en un "empate técnico" con el PSOE. Niegan, fuentes de las dirección citadas por Efe, que el silencio de Casado ante las afirmaciones del líder de la ultraderecha en el debate del lunes respondan a precauciones ante un posible socio y atribuyen el silencio de su candidato a que las afirmaciones de Abascal "caen por su propio peso".

Rivera intentaba transmitir ayer en Sevilla que "el vuelco electoral es posible". "Me atrevo a decir que si nos movilizamos, podemos dar la sorpresa y lograr una mayoría alternativa", proclamaba ayer en Sevilla. El líder de Ciudadanos desafía incluso a los sondeos internos que maneja su partido, los mismos que lo llevaron a descentrarse en abril, y que ahora lo colocan en el 11 por ciento de los votos, por detrás de Podemos y Vox.

Rivera recurrió de nuevo al talismán andaluz para atraer la papelete, nostálgico de la combinación inesperada que permitió a PP y a Cs con el apoyo de Vox acabar con casi cuatro décadas de gobiernos socialistas en la mayor de las ocho nacionalidades históricas. "En mis cuatro años de política nacional, de lo que más orgulloso me siento es de la noche histórica del 2 de diciembre", confesaba ayer subido a un barco en el Guadalquivir.

El líder de Cs también hace números y calcula que con dos puntos más tendría entre18 o 20 escaños extras que, según Rivera, los convertiría en la clave del fin del Ejecutivo socialista.

Frente a todos los números, Sánchez confía todavía en lo que La Moncloa llama "mayoría cautelosa", el leit motiv de toda su redonda estrategia, aunque esa mayoría puede ser tan cauta que ni siquiera comparezca el domingo, o al menos con el volumen que anticipa Tezanos.